Catalina Romero: “Los grupos que se cierran corren riesgo de desaparecer”

Son diversos los motivos que ocasionan que una persona decida convertirse a otra religión. Y el Perú no es ajeno a este proceso. En las últimas décadas se ha producido un cambio lento pero progresivo, en detrimento del número de fieles que dicen ser católicos.

Sin embargo, hablar de un tema tan interesante requiere datos pero principalmente a especialistas. Es por ello que la publicación de “Diversidad religiosa en el Perú: Miradas contemporáneas” (Fondo Editorial PUCP) es importante para conocer la situación de las distintas confesiones que cohabitan en nuestro país.

Catalina Romero, Ph.D en Sociología por he New School for Social Resarch de Nueva York, profesora principal del Departamento de Ciencias Sociales de la PUCP , coordinadora del Seminario Interdisciplinario de Estudios de Religión (SIER) conversó con este blog sobre la referida publicación, de la cual es editora.

-¿Por qué no es lo mismo hablar de diversidad religiosa que de pluralismo religioso?

Creo que el pluralismo implica una actitud de diálogo, tolerancia, y un respaldo social a ese término que está muy relacionado a la democracia, por ejemplo. Nosotros hemos preferido comenzar por hablar de diversidad para identificar las diferencias que hay tanto al interior de las religiones como entre ellas, porque este es un fenómeno nuevo en el Perú.

-¿Por qué era importante reunir a disciplinas distintas para hablar sobre las religiones en Perú?

Esta iniciativa viene desde el año 1997, cuando se forma el Seminario Interdisciplinario de Estudios de la Religión. Lo formaron Manuel Marsal, José Sánchez y yo, profesores de la PUCP. Juntamos a profesores de distintas disciplinas para mirar el fenómeno religioso y estudiarlo desde distintas perspectivas en diálogo, en algo que hoy se usa mucho: el trabajo interdisciplinario de investigación.

-¿Qué hechos desencadenaron que en la segunda mitad del siglo XX se genere este abanico de opciones religiosas?

Creo que fue la influencia de la Iglesia Católica. Entre 1962 y 1965 se da el concilio Vaticano II, que se presenta como ecuménico, que busca el reencuentro de las religiones y una mayor presencia en el mundo. Este proceso de evangelización ocurre y en el Perú tiene mucho impacto. Así que creo que es más un esfuerzo del catolicismo y de las otras iglesias, religiones y grandes confesiones, de responder a la situación del mundo, que en ese momento era una de búsqueda de paz y de integración.

-Tomando en cuenta las encuestas revisadas para escribir este libro, ¿el tipo de religión que profesan los peruanos influye directamente en su posición sobre temas importantes como la prostitución, el aborto, el divorcio y otros?

Yo creo que la religión sí influye en la manera de pensar de la gente, ya sea a favor o en contra de algo. Pero es algo que está muy vinculado a la vida misma. Nosotros como científicos sociales la estudiamos así. Ya los teólogos y los especialistas se encargan de otros campos. Me parece que la religión es parte de la cultura; forma y dialoga con valores y normas de la gente a nivel personal, privado y también público. Lo que reflejan las encuestas es parte de la cultura general de la gente y ahí está incluido lo religioso.

-¿Cuál es el cambio fundamental de la relación entre la Iglesia Católica y la Amazonía en las últimas dos o tres décadas?

(La iglesia católica) tiene una presencia muy importante desde el siglo pasado pero, como sabemos, la presencia religiosa en la Amazonía ha sido muy fuerte pero no solo de la parte católica, sino también de otras creencias. En cierta manera, esta fue una de las primeras formas de presencia del Estado. A comienzos de siglo pasado teníamos un estado confesional y una iglesia vinculada al Estado. Entonces, la entrada religiosa, tanto de la iglesia (católica), a la que se le entregan territorios de misión, como a otras iglesias protestantes con las que también se logran convenios para que vayan a evangelizar, es muy fuerte en la Amazonía. Y hoy día lo es mucho más porque está más vinculada a la gente, a su cultura. También esto por la influencia del (concilio) Vaticano II, que buscaba una mayor cercanía a las personas en su cultura y costumbres.

-¿Cuál es el desafío de la sociedad peruana teniendo en cuenta la  gran diversidad de religiones existentes?

El proceso que está ocurriendo aquí no es el que pasó en Europa, que fue más bien de secularización y de laicización, es decir, el ‘modelo francés’ que separa las relaciones entre religiones y Estado, y resulta de un proceso histórico. Nosotros lo tenemos aquí y habría que ver cómo lo trabajamos como alternativa. Asimismo, está el modelo americano, que plantea que las religiones están en la sociedad civil y no entran al Estado, porque finalmente este último es universal, tiene normas para todos, y las religiones no pueden dirigir la vida de la gente ‘desde arriba’. Es una adhesión libre a la fe. Ahora, ¿cómo respondemos hoy a la relación entre iglesias, religiones y Estado? Existe (en Perú) un modelo abierto, en el que todas las religiones son reconocidas, hay gran tolerancia. Caminamos hacia un sistema pluralista pero debemos estar atentos a él, conocerlo, estudiarlo para ver cómo diseñamos nuestra forma de relacionar las religiones con lo público y lo privado.

-Destaca en su libro la diversidad de los ensayos. Por ejemplo Alejandro Diez Hurtado hace una completa explicación sobre las fiestas patronales en los Andes.

Alejandro es un antropólogo de la PUCP. En su ensayo hace una revisión de la literatura (sobre el tema) desde los últimos diez años. Hay mucha innovación y aportes (recogidos) de distintos autores. La fiesta patronal siempre está en cambio, es una relación entre tradición y modernidad, lo contemporáneo y la creatividad, etc. Resulta muy interesante trabajar sobre este tema.

-Más allá de la aparición de otras religiones, ¿qué factores influyen en la disminución del ejercicio de los sacramentos en Lima?

Ese tema lo trabaja Véronique Lecaros haciendo un estudio muy detallado de qué viene ocurriendo con los sacramentos en las diócesis de Lima y en la de Chosica, donde hay mucha población migrante. Ella nota un desfase entre cómo se trabaja desde la parroquia la incorporación a la iglesia a través del bautizo –que es (el sacramento) en el que ella se concentra—y cómo la gente lo entiende, es decir, como una parte de su vida mucha más integrada. Ahí ve una disociación que ella denomina exculturación. Se separa el formalismo de la parroquia frente a lo que eso significa en la vida, costumbres o religiosidad popular de la gente.

-En el libro se menciona cómo el porcentaje de católicos en Perú va disminuyendo. ¿Existe la posibilidad de que en algún momento del futuro el porcentaje de católicos llegue a ser el mismo que el de evangélicos (sumados) o que el de gente que no profesa ninguna religión?

En muchos países de América Latina viene ocurriendo esto. Por ejemplo, en Centroamérica hay países donde los evangélicos superan a los católicos, mientras que en Brasil y en Chile –que eran países muy católicos—está bajando a un porcentaje cercano al 60%. Vamos hacia una diversidad religiosa pero aquí el número de creyentes es muy alto. Por ende hay que trabajar en qué significa dicha creencia, si esta valora lo humano como lo central de la fe. O sea, cómo (las personas) entienden a Dios, si lo ven como uno todopoderoso, castigador, rígido; o si lo entienden como un Dios amigo de la vida que acompaña a la gente en sus cambios. Entonces, depende de las religiones y de los grupos religiosos dentro de estos si la fe va a seguir teniendo significado para la gente en su vida cotidiana, si va a dejar de tenerlo, o si se convierte en un lugar de búsqueda que pasa de una religión a otra.

-Tomando como base esta disminución de porcentaje de católicos en el Perú. ¿Hacia dónde debe dirigirse esta religión? ¿Hacia el proteccionismo o hacia la apertura?

Creo que en América Latina y en el Perú la fe tiene algo que decirle a la gente. La gente encuentra algo importante (en ella) y es por ahí que hay que ir, pero no cerrándose. Hablamos de una ‘modernidad encantada’ en América Latina, en el sentido de que la solidaridad y el milagro –y muchas veces este último nace de la primera—siguen siendo factores importantes y no el individualismo y el aislamiento de las personas. Entonces, creo que hay que ver cómo se va desarrollando este proceso y por eso me parece importante estudiar qué pasa con las religiones. Creo que los grupos que se encierran son los que corren más riesgos de desaparecer.

-Hay un capítulo muy interesante relacionado a las iglesias neo pentecostales en Lima. ¿Cuál es el  patrón de movilización entre las cuatro creencias que incluye este ensayo de Uta Ihrke-Buchroth?

Ella hace esta investigación y se da cuenta que hay una migración, sobre todo de los jóvenes, que vienen de las iglesias evangélicas más tradicionales y que se van yendo hacia las iglesias neo pentecostales que están ubicadas en otras zonas de Lima. Uta descubre que puede haber ahí, además del interés por una teología distinta, uno de interactuar con otra gente, de vincularse con pastores que vienen de afuera y que hablan de otras experiencias. Entonces sí, es una tendencia que se ve en los cuatro grupos, que sea gente del mismo mundo evangélico que pasa ahí, más que una ‘conversión directa’ de afuera. Estas iglesias, además, convocan a sectores de clase media y media alta, cuando uno a veces puede pensar que estos grupos están más en sectores medio-bajos. Esta investigación demuestra que hay una movilización social pero también religiosa.

-Se observa un cambio de algunas personas que desde el evangelismo pasan a otra iglesia cercana, no obstante, ¿se dan también situaciones de católicos que se convirtieron al evangelismo y luego retornaron a su iglesia original?

Eso es parte de una investigación nueva que estamos haciendo. Actualmente existe mucha movilidad intra-religiosa. Incluso dentro de una misma familia hay personas de diversas religiones. Estamos trabajando junto al Boston College una investigación sobre ‘religión vivida’ que nos permite ver en Lima que existe muchísima movilidad. La gente está en búsqueda y visita otras religiones. Y muchos asisten bastante (a ceremonias no católicas) y luego se regresan al catolicismo, porque encuentran que es una religión que también tiene sus normas. O sea, revaloran su propia fe y su propia comunidad religiosa. Existe mucha interacción entre religiones y eso implica una gran apertura y tolerancia. Por ello es importante que todas las religiones trabajen su propia fe y den más información a su gente, porque si esta viene en búsqueda (de algo), entonces  lo que necesitan son respuestas.

LOS AUTORES DEL LIBRO
Participan también en este libro los siguientes autores
Óscar Espinoza
Alejandro Diez Hurtado
Pablo Espinoza
Véronique Lecaros
Rolando Pérez
Juan Miguel Espinoza Portocarrero
Rolando Iberico Ruiz
Jorge Aragón
José Sánchez Paredes
Uta Ihrke-Buchroth
Romina Yalonetzky

Publicada el 16 de marzo de 2017.

Compártelo