Aroa Moreno: «Me gusta que a través de la literatura podamos volver atrás e iluminar lo que algunos quisieron tapar»

El mecanismo es simple. Te avisan que una escritora española estará en un festival en Arequipa. Abres Google en tu celular. Digitas el nombre: Aroa Moreno Durán. Surgen múltiples resultados. La mayoría, elogios.

Ni siquiera ha llegado a los cuarenta años y ya tiene cinco libros publicados. Dos poemarios, dos biografías y una novela premiada. “Letras Libres” la calificó a fines de 2017 como “la revelación de la literatura española”.

Aunque solemos creer que la Internet y el desarrollo acortan distancias y nos acercan fácilmente a Buenos Aires, Sao Paulo o Madrid, esto no es tan cierto. Es casi imposible hallar las obras de esta autora en las varias librerías limeñas.

Felizmente el “Hay Festival y una precisa distribución de Penguin Random House Perú en dicho evento me permitió acceder a “La hija del comunista” (Caballo de Troya, 2017), primera novela de Moreno Durán que le valió el Premio Ojo Crítico de Narrativa en su país.

En 174 páginas el lector tiene al frente la historia de Katia, una niña alemana criada bajo las costumbres españolas de sus padres, exiliados en la Berlín Oriental entre las décadas del cincuenta y setenta. La historia luce simple a primera vista, pero en el camino se va deshojando entre carencias personales y momentos felices.

El contexto en el que se mueve Katia es complejo y a las barreras de concreto que dividen el territorio que habita (hablo del muro de Berlín, claro está), se le suman otros bloques más bien personales, íntimos. La protagonista dejará a su familia por irse con su novio. Ahí empieza otra historia, unida a la primera con hilos muy finos, sin caer en sensiblería barata o fácil.

La destreza de Aroa es, sin duda, un detalle llamativo si tenemos en cuenta que “La hija del comunista” fue su primera incursión en la novela. Para escribirla se valió también de su calidad de periodista, la cual le permitió investigar no solo sobre los exiliados españoles, sino también sobre la vieja Alemania.

En la siguiente entrevista, realizada en noviembre del año pasado, Aroa Moreno Durán nos habla sobre el proceso de construcción de su novela. También acerca de sus inicios en la literatura y de su forma de afrontar la escritura.

-¿Qué libros habías publicado antes de “La hija del comunista”?

Dos libros de poemas. El primero en 2009 y luego uno en 2016. También había publicado dos libritos por encargo, una biografía de Frida Kahlo (“Viva la vida”) y otra de Federico García Lorca (“La valiente alegría”). No son obras muy extensas, pero sí permiten que mucha gente tenga un primer acercamiento con estos personajes.

-¿Cómo surge en tu mente la idea que detona “La hija del comunista”?

Por un lado están tanto el desarraigo como el exilio, temas que siempre me han rondado pese a que no tengo ningún antecedente familiar en ese sentido. También está la migración, que es un drama humanitario que no deja de conmoverme. Pasé una temporada en México y vi de cerca el desplazamiento de muchos centroamericanos hacia Estados Unidos a través de la ciudad en la que yo vivía. Además de todo esto, trabajé con un poeta que pasó 23 años en prisión durante el franquismo. Yo le ayudaba a hilar un libro que intentaba escribir y entonces me contó que cuando salió de la cárcel, el Partido Comunista lo saca clandestinamente de España y lo lleva por todos los países soviéticos. Así conoció La Habana, al Che Guevara, a Fidel, y también conoce la Alemania del Este. Fue ahí donde se encontró con un grupo de exiliados españoles.

-¿Hubo exiliados españoles en esa zona de Europa?

Claro. Era un grupo pequeño, pero existió. Entonces empecé a investigar y conocí vidas súper interesantes, de gente que vivió la Guerra Civil española (36-39), se exilió, llegó a la Europa de la Segunda Guerra Mundial, vivió la posguerra y la Guerra Fría. ¡Con todo eso el libro se levantó solo!

-Entonces te hubiera sido sumamente complicado imaginar su novela sin conocer a esos exiliados españoles…

Empecé a escribir el libro sin ninguna referencia viva, pero cuando llevaba la mitad me puse en contacto con un periodista español que vivió en Alemania y conocía a hijos de exiliados. Entonces me puso en contacto con dos mujeres (Mercedes Álvarez y Nuria Quevedo). Las entrevisté y tuve que volver al principio del libro para quitar algunas cosas y agregarle otras. Ellas le dieron un perfil humano y verdadero sobre todo al personaje de Katia.

-¿Cómo es la personalidad de Katia en las circunstancias que le tocó vivir?

Quise crear a un personaje que no esté muy comprometido políticamente y que, viviendo bajo esas circunstancias extremas (Berlín bajo la construcción del muro que separaba la ciudad), simplemente sobrevivía. Sé que hay gente a la que le molesta un poco porque Katia quizás se deja mucho llevar por todo, tanto que incluso acaba marchándose de su familia para irse a otro lado.

-Un personaje muy normal en un contexto bastante complejo…

Así es. Yo creo que al final los rebeldes no son tantos, sino que los demás aprendemos a sobrevivir en la circunstancias más extremas, raras, políticamente más fuertes, no lo sé. En las dictaduras la gente sobrevive.

Una inteligente y encantadora Aroa Moreno nos cuenta de qué va su novela.

-¿Hay muchas cosas que acerquen a Katia y Aroa Moreno?

Sí, claro (risas). No sabría decirte exactamente cuáles, pero en la parte de Katia niña/adolescente hay muchas cosas que han sido tomadas de mi propia vida, o porque lo recuerdo o porque me lo han contado. Sin embargo, también hay cosas mías en los demás personajes.

-Pienso en Sara Cordón, otra autora española tan joven como tú, y recuerdo su novela debut, “Para español pulse 2”. Comparados los argumentos, sus historias son como el sol y la luna. ¿Coincides?

Hay algo que cuenta ella y muy bien, y es esta metaliteratura, el cómo se forma un escritor. Vamos, había cosas en su novela que me generaban carcajadas, porque todos hemos pasado por los miedos, las dudas, por la construcción de tu propio personaje. Aunque como bien dices, ambas novelas tienen nada en común. Cuando escribía “La hija del comunista” pensaba ‘¡van a decir que soy una antigua!’ Esta historia no tiene nada de autoficción, pero todo vale, es cierto.

-¿Cómo fue tu primer acercamiento a la literatura? ¿Cuánto dijiste ‘quiero publicar’?

Escribo desde muy corta edad y recuerdo que escribía poemas porque mi abuelo lo hacía también, y me los leía. Y me gustaba mucho eso. Aprendí de él que la poesía es una forma de expresión. Ya en mi adolescencia y juventud recuerdo que mis amigos leían lo que escribía y me decían “esos poemas que no entiende nadie” (risas). Y, bueno, poco a poco vas encontrándote con gente con la que compartes intereses, lecturas. En Madrid hay muchos talleres literarios. De pronto tus poemas y cuentos salen del cajón y alguien te dice que quizás no están tan malos. Llevo escribiendo desde hace mucho tiempo, pero recién en 2017 me atreví a construir una novela.

-¿Cambió en algo tu vida luego de ganar el Premio ‘Ojo Crítico’ con “La hija del comunista”?

Fue importante. Gracias a él, por ejemplo, pude conocer ciudades tan bellas como Arequipa.

-De la cual seguramente sabías algo porque es la ciudad donde nació Mario Vargas Llosa…

¡Claro que sí, un embajador muy grande! El libro salió en febrero de 2017 y el premio me lo dieron en diciembre. Aunque había tenido buena acogida, sin duda haber ganado le dio aún mayor exposición a mi novela. Y es que finalmente los premios sirven para divulgar obras.

-¿Es la migración el tema que podría acercar al lector peruano con tu novela?

Puede ser. Todos tenemos una historia de migración en nuestras familias. Otra vía por la que un lector peruano se puede acercar a mi novela es para ver cómo se está revisando la memoria en otros lugares. Por ejemplo, el exilio en España es un tema muy olvidado. Y tenemos una deuda con la gente que perdió la Guerra Civil. Tengo entendido que el Perú vivió su propio conflicto. A mí me gustaría pensar que a través de la literatura podemos volver algo hacia atrás y darle un poco de luz a todo aquello que algunos quisieron tapar.

La portada de la primera novela de Aroa Moreno.

-¿El Franquismo sigue siendo aún un tema delicado para hablar en España?

Sorprendentemente, sí. Se desató una tensión en el país por la exhumación de los restos de Franco, que están en una especie de monumento de homenaje, cuando en ningún país hay cosas así. Y hay una buena parte del país que se opone a la exhumación, y tampoco hay acuerdo sobre dónde poner los restos. Sigue siendo esto un ‘tema’ porque no se ha construido bien una historia reciente, no hubo memoria histórica, justicia ni reparación, entonces las heridas siguen abiertas.

-La tuya es una novela amparada en algunos momentos históricos. ¿Esto exigió mucha investigación o al ser una ficción pudiste tomarte mayores licencias?

Para “La hija del comunista” investigué mucho. Me documenté, leí mucho, y en ese entonces hablaba alemán, lo cual me ayudó para acceder a ciertos archivos y documentos, porque no se había escrito absolutamente nada sobre el exilio (español) en ese país (Alemania). Sin embargo, es cierto, a veces hay ciertas lagunas en la historia y es ahí donde la ficción entra. Entonces puedes construir mucho, darte licencias, pero sin alterar sucesos históricos.

-¿Eres de plantearte objetivos? ¿Qué quisieras de Aroa Moreno como escritora en el futuro?

Siento que de pronto estoy en un lugar bonito que no debería desaprovechar. Así que seguiré escribiendo. Los poemas tienen su propio aire, salen cuando salen. Siempre intento escribirlos y no sé cuándo arme algo que considere realmente publicable. Y también me puse a escribir una novela que parte del pasado, aunque algo más adelante que “La hija del comunista”. He disfrutado mucho investigar para ella, será porque sigo siendo periodista (risas).

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