Cinco claves sobre “Sira”, la continuación de “El tiempo entre costuras”, en palabras de María Dueñas

En una conferencia de prensa con medios internacionales, la escritora española María Dueñas brindó detalles sobre la segunda entrega de la historia de Sira Quiroga, publicada 12 años después del lanzamiento de una propuesta cautivante que supo traspasar fronteras con particular facilidad.

Más de dos millones de ejemplares vendidos solo en español de “El tiempo entre costuras” –y cinco en total si contamos las traducciones– motivaron su adaptación a la TV. Allí tuvo notables índices de sintonía, arropada por la cadena Antena 3. Pese a todos estos factores, Dueñas prefirió tomarse las cosas con calma y esperar antes de darle un nuevo aire de su personaje más popular.

¿Habrá una tercera entrega? ¿Cómo se documenta la autora para cada uno de sus libros? ¿Cuánto ha cambiado María Dueñas? Esto y más respondido con sus propias palabras:

– ¿Cómo cambió la Sira de “El tiempo entre costuras” con respecto a la de esta segunda entrega?

Cuando la conocimos al comienzo de “El tiempo entre costuras” (Sira) era una joven costurera un poco inocente, un tanto incauta, siempre bajo el ala de su madre, que se deja casi engañar por un canalla (Ramiro Arribas) que la lleva a Marruecos y trastoca su vida. Y a partir de ahí todo es un camino de reconstrucción de Sira en el que va a evolucionar mucho, pero siempre lo va a hacer porque alguien la empuja, o por las coyunturas del momento. Aun así, mantiene sus temores, sus inseguridades y todavía depende tal vez demasiado de los demás.

En esta segunda parte, arrancamos en el mismo momento en el que la dejamos en “El tiempo entre costuras”. Estamos justo al final de la II Guerra Mundial. Ella sigue en una relación sentimental con Marcus Logan. Han dado un paso más, son un matrimonio oficialmente, y algo sucederá en la primera parte de este libro que va a alterar totalmente a Sira. Y a partir de ahí el libro será como un proceso de reconstrucción en el que ella irá tomando más las riendas de su vida. Ahora ya no se deja arrastrar con tanta facilidad. Es una Sira más madura, escéptica y crítica con todo lo que se le ofrece. Además, tendrá un hijo, lo cual hace que su carga de responsabilidad aumente. Es una mujer mucho más hecha que tiene otras prioridades y va pisando hacia el futuro. No solo mira por sí misma sino por la pequeña familia que ha formado.

– ¿Y cuánto cambió la escritora María Dueñas entre “El tiempo entre costuras” y “Sira”?

Mi forma de escribir creo que ha cambiado poco porque sigo manteniendo el mismo punto de partida que cuando arranqué con “El tiempo entre costuras”. Obviamente, antes no era lo mismo. Yo era solo una profesora de universidad sin contactos con el mundo editorial, una buena lectora de muchos años acumulados y decidí escribir una novela volcando a mi texto lo que a mí me gustaba leer. Busqué un relato en el que intenté cuidar el estilo, contar cosas amenas, buscar escenarios envolventes y personajes que pudieran cautivar a los lectores.

Y así es como he afrontado todas las novelas que han venido después. Con las mismas ganas de seducir a los lectores, con la misma ilusión. Me preguntan siempre si el peso del éxito, de las traducciones y las ventas me condiciona, pero yo siempre digo que no, que es más bien al contrario, o sea, que todo esto me estimula a seguir trabajando con ganas, intentando hacerlo bien, y sin traicionar esa confianza que lectores, libreros y equipos editoriales han depositado en mí. Así que no he cambiado tanto en la manera de abordar la escritura en absoluto. Conozco mejor cómo mejora el mecanismo de la edición y todo lo que lleva detrás. Pero en cada nueva novela me aíslo y me dejo llevar, escribiendo días, semanas y meses hasta llegar al punto final.

– ¿Cómo se documenta para cada uno de sus libros?

Me documento mucho, pero es porque lo disfruto enormemente. Para mí es tal vez la mejor parte del proyecto de una novela. Escribir no es solo poner ‘capítulo 1’ y arrancar una primera frase. Una novela es un proyecto mucho más grande que me lleva a documentar, a leer, a viajar, a oír un determinado tipo de música, a conocer gente y lugares concreto. Lo de juntar una palabra con otra es solo una parte de la composición de una novela, pero no toda.

Utilizo información de todo tipo. Por mi bagaje académico uso fuentes más canónicas, más ortodoxas, acudo a ensayos, libros de historia, otros escritos por grandes especialistas, pero también leo novelas escritas en la época, busco imágenes, etc. Y ahora he tenido la suerte de que como ya estamos en el año 1947 hay mucho material gráfico. Cuando escribí “La templanza”, por ejemplo, me fue mucho más complicado. En esta ocasión había mucho de todo y, además, busco cosas anecdóticas tal vez, pero que para mí son muy importantes: menús de la época, billetes de barco, prensa de la época, publicidad de los hoteles. Y entonces una vez que tengo toda la información que yo creo necesito, como he sido profesora y soy madre de jóvenes, intento ser lo que no quieren los jóvenes: pedazos grandes de teorías, de datos y de cuestiones austeras.

La gente tiene claro lo que quiere en una novela y no es lo mismo que en un libro de historia o de investigación. Así que intento comprimir o casi pulverizar esa información y después la voy expandiendo por el texto intentando se note lo menos posible todo el trabajo que hay detrás.

– ¿Puede una historia como esta hacer del mundo un mejor lugar para vivir?

Creo que, por lo menos durante algunos momentos de nuestra vida, las historias ajenas en literatura, cine, series o podcast, tienen una capacidad imponente para sacarnos de nuestra realidad y trasladarnos a otras dimensiones. A veces nos proporcionan diversión, y otras, evasión, pero a veces también nos conmueven. Creo que las buenas historias son aquellas que no nos dejan indiferentes y nos trastornan de alguna manera. Tal vez una de las pequeñas alegrías que hemos tenido en estos momentos tan dramáticos para la humanidad es saber que ahí han estado los libros para acompañarnos.

La gente ha seguido leyendo y tal vez mucho más que antes, para que las historias nos trasladen a otros lugares y vuelvan nuestra vida más llevadera. A mí me cambió la vida empezar a escribir porque me supuso un giro radical. Cada novela que escribo me aporta algo, me hace crecer de alguna manera, y eso me gustaría que llegue a mis lectores, que les aporte esa capacidad para – viendo mundos distintos—poder enriquecerse.

– ¿Habrá una tercera parte de la historia de Sira Quiroga?

Con la mano en el corazón diría que no lo sé. Vamos a ver qué tal va esta continuación, a ver cómo la reciben los lectores, cómo es acogida, y según vaya yendo la cosa ya pensaremos si es momento de seguir avanzando o si la última línea de esta novela es un punto final.

**Fotografía: Carlos Ruiz

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