A los 81 años de edad la escritora Isabel Allende ha completado un pendiente más en su ya exitosa carrera literaria. La autora del bestseller “La casa de los espíritus” debuta en el género infantil con una trilogía de álbumes ilustrados que tienen como inspiración a su propia mascota, una perrita recogida que por sus proporciones “parece una rata de alcantarilla”, pero que, por su personalidad, se asemeja más bien “a una princesa”.
La primera de estas entregas lleva como título “Perla, la súper perrita” (Penguin Kids), y cuenta la historia de una aguerrida mascota que le enseña a su dueño, un niño de nombre Nico Rico, sus dos súper poderes: hacerse querer por todos y defenderse correctamente.
En una conferencia de prensa con medios internacionales, a la que tuvo acceso Libros a mí, la autora chilena contó que desde muy niña tuvo cercanía con los animales gracias a su mamá.
“Mi madre tenía la idea de que si uno se cría con animales tendría un muy buen sistema inmunológico, no te vas a enfermar nunca del estómago, ni te van a salir cosas en la piel o algo parecido. Así que compró una Bulldog francesa, y me la metió en la cama. Me crie con Pelvina y nunca he tenido problemas estomacales. Yo puedo tomar agua del Ganges y no me enfermo. Y tampoco tengo alergia a nada”, señaló.
Aunque en la actualidad no tiene familiares pequeños que la motiven a escribir y leer cuentos infantiles, fue gracias a Camila, la nieta de una de sus vecinas, que surgió en Allende el interés por estas historias.
“Mis nietos tienen más de 30 años y no quieren tener niños. Entonces no seré bisabuela tan pronto, salvo haya un accidente por ahí. Entonces no había inspiración. Pero tengo una vecina que viene los martes y jueves con su nieta. La niña entra a casa gritando ‘Book’, y lo primero que hacemos es sentarnos a leer historias. Luego, claro, terminamos comiendo helados”, relata.
PONER TEMAS DE IMPORTANCIA SOBRE LA MESA
En “Perla, la súper perrita”, el niño de la casa es víctima de bullying de parte de un compañero de escuela. Para Allende, resulta clave que padres, maestros y alumnos dialoguen sobre temas así. Lo contrario, es decir, ‘achicarse’, solo podría alimentar el ímpetu de quien comete los abusos.
“Cuando el niño se siente víctima, se achica, no habla del tema, porque le da vergüenza y tiene miedo. Entonces si no están los padres y maestros mirándolo, él pasa a ser una víctima y no lo va a hablar. Así que una de las pocas cosas que puedo decir en defensa de este librito es que pone el tema en la mesa”, refiere.
A manera de anécdota, Allende recuerda con notable claridad cómo una vez su perrita –rescatada por su exesposo Willy– se vio acorralada por un can ostensiblemente más grande. Lejos de dejarse sobrepasar, Perla respondió al ataque, ganándose el respeto de los vecinos del parque.
“En el parque se soltó un perro grande, la atacó. Y antes de que yo alcanzara a abrirme de brazos delante del Mastín aquel, ella se dio vuelta y lo enfrentó con todos los pelos parados, gruñendo como un león. Le salía espuma por la boca de rabia. Y el perro grande echó a correr. Ella iba detrás, no le alcanzaba, ni a los talones, pero iba detrás ladrándole. Ese incidente me dio la idea de que los abusadores son cobardes. Cuando uno los enfrenta, escapan. Siempre abusan del más débil, del más pequeño. Y si pueden tienen una pandilla, porque solos no se atreven. El mensaje de esto es que el abusador es cobarde y hay que enfrentarlo”, prosigue la escritora.
SUMERGIDA ENTRE TABLETS Y AUDIOLIBROS
Tal vez por la generación de autores a la que pertenece, Isabel Allende es relacionada básicamente con los libros impresos, no obstante, desde hace un buen tiempo, ella misma se ha convertido en una especie de lectora asidua de los diversos formatos que las editoriales ofrecen para el público.
Así pues, en otra parte de la conferencia de prensa, la narradora chilena recordó que su cercanía a los libros electrónicos llegó a su grado más alto durante su última gira por Estados Unidos y Europa, desarrollada poco antes de que se desate la pandemia del coronavirus.
“(en la gira) hice primero Europa, luego 23 ciudades en 30 días en Estados Unidos. Y después me fui a Inglaterra. Entonces, me la pasaba día y noche, esperando en aeropuertos, o en una pieza de hotel. ¡No puedes acarrear tanto libro para eso! Así que andaba como con 20 mil títulos en una tableta. Ese fue mi primer vicio con la tecnología. Fue fantástico”, confiesa.
“Ahora estoy con los audiolibros. Tengo que ir de la casa a la oficina por lo menos dos veces al día. Ahí voy escuchando las novelas que no puedo leer, porque yo tengo que investigar mucho para mis libros. Y eso no lo considero leer por placer. Es por necesidad, por trabajo. Pero escuchar una buena novela en el carro es fantástico. No me importa el tráfico. A veces paro en una esquina para terminar de escuchar un capítulo antes de llegar a casa. Me encanta que me lo cuenten”, relata.
La autora de “Perla, la súper perrita” está convencida de que cualquiera de los soportes existentes puede ayudar a que los niños ingresen a la lectura, pero destaca la importancia de tener un adulto al lado que los guíe. Sea en el hogar o en la escuela.
“Yo creo que lo que importa es lo que te da la literatura. Y esa necesidad va a existir siempre en la humanidad. Un día nos van a meter un chip en el cerebro y no vamos a necesitar ni siquiera de la pantalla, porque dormidos vamos a tener toda la información y toda la literatura del mundo. Cuando me dicen que los audiolibros o las pantallas están reemplazando a los libros, es posible que estén reemplazando a la página (de papel), pero no al deseo de escuchar historias”, prosigue.
ESCRIBIR PARA NIÑOS VS. ESCRIBIR PARA ADULTOS
En otra parte de la rueda de prensa virtual, la escritora radicada en Estados Unidos respondió la pregunta de “Libros a mí” en torno a si cree que, por su público objetivo, los libros infantiles pueden tener un efecto más rotundo en el lector final que, por ejemplo, una novela para adultos.
“Creo que sí, porque son muy pocas las novelas que realmente pueden cambiarte la manera de pensar, que pueden tener un verdadero efecto en el lector. Uno espera entretener al lector, acompañarlo, tener una conexión, pero cuando uno escribe para adultos no está pensando cambiarle las ideas a nadie. Por lo menos yo no. Intento contar lo que me importa a mí. Si yo hablo de refugiados es porque eso me importa, y cuento una historia que me parece importante, y no porque quiera enseñarle a alguien algo sobre los refugiados”.
“Pero a los niños puedes plantearles ideas que se quedan con ellos de manera importante. Yo me crie con historias. Mi abuelo contaba cosas. Hablaba mucho de historias con espíritus, fantasmas, con coincidencias, con cosas ocultas. Mi abuela andaba en eso también. A mí el misterio de la vida me parece natural porque lo bebí en la leche cuando era chiquita. Entonces, cuando pienso que a veces se utiliza lo que llaman realismo mágico como un truco literario no siempre funciona, porque si no lo crees de partida no funciona. Y yo creo que los niños chicos aprenden en lo que leen, en lo que oyen, en los cuentos que les cuentan, ciertas cosas fundamentales”, reflexiona.
La primera experiencia de Isabel Allende con los libros infantiles también ha sido una experiencia a cuatro manos. Según confesó en otra parte de esta conferencia, aunque recibió diversas propuestas, fue la de la mexicana Sandy Rodríguez la que la cautivó desde el inicio.
“Aprendí una cosa importantísima: yo no tengo que decirlo todo, la ilustradora o el ilustrador pone la mitad. Por ejemplo, yo no tengo que describir la casa donde vive Perla, porque la muestra la ilustración. Tampoco debo decir que la mamá es americana y el papá latino, porque la ilustradora los pone de diferente color. Así que hay esa complementación fantástica con Sandy Rodríguez. A ella le mandé una foto de Perla y a vuelta de correo me mandó una ilustración exacta. Así que ahí se dio una especie de matrimonio, lo cual me facilitó absolutamente todo”.
En el cierre de la conferencia de prensa, la autora superventas fue consultada por alguna novela o género que siente le haya quedado pendiente de incursionar en su dilatada trayectoria literaria.
“Siempre quise escribir una novela erótica, pero mi mamá estaba viva, así que tuve que esperar que muriera, a los 98, muy tarde. Hoy ya no tengo hormonas para escribir una novela erótica, así que eso ya me sobrepasó, desgraciadamente”, concluyó.
SOBRE EL LIBRO
“Perla, la súper perrita” es publicado por Penguin Kids y va dirigido al público de 4 años a más
El libro está a la venta desde hoy en librerías de Perú
A este libro ilustrado le seguirán dos más, conformando una trilogía.
El libro será distribuido simultáneamente en Estados Unidos bajo el título «Perla, ¡the Mighty Dog!»