Luego de leer “Conversaciones con ojos del siglo XX” pensé en diversas maneras de hablar con Santiago Pedraglio, su autor, sin dejar de lado a ninguno de los 21 entrevistados que incluye la publicación.
Básicamente por un tema de espacio mi objetivo era inalcanzable. Tras escribir, tachar y volver a escribir varias preguntas, decidí tratar de imitar un poco el hilo conductor que la publicación me mostró: más que entrevistar, quería conversar.
Y así fue que confirmé que Santiago Pedraglio bien podría haber estado incluido como un personaje de su propio libro: nació a mitad del siglo XX, defendió sus ideales en diversos escenarios y vivió hechos de los cuales aún seguimos hablando hoy.
Aquí mi entrevista al autor de la publicación, editada por el Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú.
¿Desde un inicio quiso que el libro tenga esta gran variedad de protagonistas?
Sí, ese fue el propósito inicial. Quería recoger voces y personalidades muy plurales. No me parecía interesante escuchar solo un determinado tipo de vivencias, opiniones o percepciones. Quería que se expresen distintas ideas de peruanos y peruanas. Algo así como ‘Mira, con todas nuestras diferencias, somos peruanos’.
El título del libro (Conversaciones con ojos del siglo XX) encaja con un factor común en los entrevistados: tuvieron su etapa de esplendor en el siglo XX.
Quise tomar gente que había vivido no todo ese siglo pero sí que lo había vivido en gran parte. Gente que nació quizás en el veinte o antes, como el embajador Bákula. Muchos tenían recuerdos claros del treinta. Eso me interesó, los recuerdos, la memoria y no solo la racional sino la vivencial. Expresar esto en las conversaciones.
Todo esto para lectores del siglo XXI…
Exacto, no te falta razón. Creo que no es adrede que fueron 21 los entrevistados. Es un número medio cabalístico. Nuestra memoria histórica cada vez es menor, más corta. Creo que es importante, para quienes lean el libro, saber que hay gente que hizo una serie de cosas antes de nosotros. Muchas veces creemos que hay cosas originales pero quizás otros ya las hicieron, o al menos las intentaron. Me pareció importante registrar eso.
Otro detalle que encierra el libro es un mensaje de perseverancia. Desde un joven Alberto Benavides que se encuentra con la minería casi de casualidad hasta Hugo Blanco. Ellos creyeron siempre en sus ideas.
Me parece que esa es una de las características que atraviesa a todos los entrevistados. Quizás haya otras, claro, pero esta fue una de las que más me sorprendió. Siendo personas muy distintas, si una cosa las caracterizó es su perseverancia, su convicción y compromiso con su vocación. Pelearla siempre. Una persona como Celso Garrido Lecca, que es un músico excelente. Esa voluntad suya de hacerse músico. O Jaime Guardia, que perseveró de una forma increíble para tocar el charango.
O Teresa Izquierdo, una mujer que pasó una vida muy sufrida en sus inicios.
Claro, tú lo has dicho. Todos los pasos que ella tuvo que seguir, ese itinerario suyo para llegar al final y tener el restaurante que tuvo.
Más que entrevistas, estas son charlas muy cercanas.
Conversaciones. Es como sentarse con un amigo o un conocido y de pronto empiezas a hablar y la conversación fluye. Nunca tuve un plan rígido de entrevistas. Quería enterarme de ellos, investigar sobre su vida y estar muy abierto a lo que digan. No pretendía llevarlos por donde yo quería. De alguna manera iba acompañando sus palabras. Aunque, claro, repreguntaba.
¿Qué detalle le parecía fundamental de indagar en personajes con ese promedio de edad?
Como era gente del siglo XX, casi todos nacidos antes de 1940, me interesaba conocer cuánto les había impactado la guerra con Chile. Quizás sus padres estaban vivos en ese entonces. Quería saber lo que escucharon en sus casas, cuánto les quedaba de la guerra. Pero luego me di cuenta que ese no era un problema principal para ellos.
Así es, no hay un rencor o una herida en los testimonios…
No la hay. Por eso pasaba el tema nomás. El caso más extremo que recuerdo es de Armando Villanueva. Le pregunté algo directamente y me dijo que se había educado en el indoamericanismo. Me dijo que no guardaba ese rencor.
A pesar de que el anti-chilenismo es algo muy nuestro…
Creo que cada vez superamos más ese trauma, porque vaya que lo fue. Max Hernández trata muy bien eso en su último libro. La mayoría de gente que entrevisté había procesado dicho ‘trauma’.
¿Cuál de los 21 entrevistados fue el que más admiración le generó en la previa al diálogo?
Para mí el embajador Juan Miguel Bákula fue una persona clave. ¿Por qué? Porque era mayor que yo, lo conocí en el año 88, nos reuníamos una vez al mes en promedio y eran largas conversaciones. Nos hicimos amigos y era una conversación abierta. Recuerdo que me preguntaba por los artículos que leía. Le daba mi opinión y arrancábamos la charla. Terminábamos conversando de la historia del Perú, de la independencia.
El embajador Bákula es un personaje clave en el diferendo marítimo con Chile. Él hizo el famoso memorándum.
Él me contó todo con detalles. Fue y conversó con el canciller chileno. ‘No sé cómo se me ocurrió hacer un memorándum, poner por escrito y entonces pedí una máquina (de escribir). Hice el resumen de lo conversado y se lo mandé al Canciller’. Así lo recordó al decírmelo. Ese importante documento terminó siendo parte de la controversia con Chile. Entonces, cuando ocurrió lo del fallo, recordaba que yo había escuchado esa historia mucho tiempo atrás. Bákula disparó en mí el libro. Me hizo sentir que había muchas cosas que jamás registré.
¿Usted sigue siendo manteniendo su convicción de persona de izquierda?
Sí.
¿Y cuánto ha variado esta en los últimos 20 años?
Ha variado mucho. Yo he sido militante de izquierda desde que tenía más o menos 25 años. Milité un buen tiempo. Dejé de militar entre el 90 y el 92, es decir, hace casi 22 y 24 años. He ido modificando sustancialmente mi visión de lo que es ser de izquierda, evidentemente. Inicialmente era un militante de izquierda marxista y después cambié esa identidad. Ahora me considero una persona de centro izquierda, que cree que es clave no solo la democracia sino también las instituciones. Es clave el fortalecimiento republicano del Perú, sino vamos a tener muchos problemas en el futuro. Creo que el (mejor) camino es la persuasión, el debate, el intercambio. Esto es algo fundamental. Y esto no es no solo una característica propia del centro izquierdismo, sino de otros espectros políticos. Pero bueno, como decía Norberto Bobbio, si algo caracteriza al centro izquierdismo es que sin negar la libertad, se debe poner énfasis en la equidad.
*Esta obra incluye a 21 personajes entre los que destacan Juan Miguel Bákula, Armando Villanueva, Alberto Benavides, Francisco Morales Bermúdez, Fernando de Szyslo, Oswaldo Reynoso, Julio Cotler, Edmundo Cruz, Hugo Blanco, Carlos Germán Belli, Gustavo Gutiérrez, Jaime Guardia, Teresa Izquierdo, entre otros.
*Publicada el 27 de noviembre de 2014.