“A la vuelta del mundo” se presenta como una novela infantil, sin embargo, puede leerse tranquilamente por cualquier público. En la historia, Mariano navega en búsqueda de Roma, un lugar del cual desconoce todo. Esa ignorancia, sin embargo, más que un obstáculo o impedimento es una motivación para que este pequeño y su mejor amigo, un cangrejo, afronten diversas aventuras de las cuales salen adelante dejando su huella de inocencia y alegría.
Conversamos con Javier Mariscal, administrador de empresas, escritor y ganador del premio de literatura infantil Barco de Vapor 2016 organizado por SM Perú sobre “A la vuelta del mundo”, novela que ya está a la venta en las principales librerías de Lima.
-¿Qué hizo que inserte en su historia a un cangrejo como co-protagonista?
Es un cangrejo porque es un animal relacionado con el mar. Podía ser un perro pero es quizás demasiado clásico ese personaje. Además, este cangrejo ofrecía ciertas posibilidades cómicas que están dentro de la historia. Es algo que no vi antes y me pareció interesante intentarlo.
-Y es un cangrejo que no habla. ¿Es algo usual que los animales en sus textos no hablen?
No, eso es muy variable. Lo que pasa es que, parte del histrionismo del personaje es que no habla y trata de hacerse entender con gestos. Y esa dificultad de hacerse entender genera situaciones absurdas, cómicas, que favorecen el espíritu lúdico que busca mi libro.
-¿Cuál fue la idea inicial que desató “A la vuelta del mundo”?
Siempre digo que esto es bastante espontáneo. Normalmente no es una sola idea. Cuando intento escribir un libro de este u otro tipo va fluyendo el texto solo, y la idea que me gusta y puedo continuar es la que queda. Así voy probando frases y párrafos hasta que alguno me gusta bastante y siento que merece continuarse.
-Para aquellos que aún no han podido leer la novela, ¿qué lugares recorre Mariano en la historia?
Esta es una historia de viajes. Mariano es un niño que recorre los siete mares en busca de algo que no sabe muy bien qué es, pero que en su imaginación romántica, siente que está destinado para él. Es un niño que se atreve a viajar, que deja su tierra para iniciar un recorrido hacia lo desconocido. Y en su travesía conoce islas exóticas, personajes variados y climas distintos. En cada lugar encuentra una especie de pequeño conflicto que inocentemente ayuda a resolver. Todo esto acompañado del cangrejo. Así Mariano va madurando. Es también una historia de aprendizaje.
-¿Cuánto cree que aporta el humor en esta historia?
El humor es muy importante en una historia para niños. Creo que una forma de mantener cautivo el interés de un niño en un libro es vía el suspenso y también brindándole una dosis de humor a la historia, que la conviertan en divertida, para que así pueda leerla, releerla y contársela a alguien y disfrutar mientras lo hace.
-Si bien Mariano cruza los siete mares…hay muchos elementos peruanos en la historia. Cuénteme sobre algunos de ellos.
Sí. El ceviche es algo que Mariano lleva por el mundo y más de una persona le pregunta por eso. También habla de playas y, además, menciona un par de cosas que pueden hacer referencia a su origen, pero no se habla exactamente de una nacionalidad. Mariano podría ser un niño de cualquier isla de mundo.
-¿No le costó desprenderse rápidamente de personajes como el abuelo y la amiga de Mariano? Ellos están en el inicio de la novela pero luego desaparecen…
Son parte de su entorno inicial, él viaja y se aleja de ellos, pero luego regresa. Me parece que el hecho de que desaparezcan de la historia y uno no sabe si volverán o no es parte del suspenso que tiene el libro.
-¿Escribir para menores de edad le da mayores posibilidades para liberar la imaginación?
Sí, pero no pasa necesariamente con la literatura infantil. Esta vertiente permite ciertos juegos que, para una narrativa adulta estarían de más o serían muy difíciles de manejar –como por ejemplo darle voces a los animales—pero no necesariamente está separada de la literatura en general. Usa las mismas técnicas, pero el mensaje es un poco más inocente siempre. Y, además, una historia para niños no puede ser densa, aburrida y tampoco totalmente triste.
-¿Suele tomar personajes de sus libros anteriores para ponerlos en sus nuevas historias?
No, pero lo que sí suelo tomar son referencias literarias ocultas y secretas dentro de la historia. Por ejemplo, en la novela Mariano encuentra una isla de flores en la que hay una montaña que se llama Yoknapatawpha, que es el mundo escondido de William Faulkner. El niño quizás no capte eso, pero más adelante tendrá contacto con otra literatura y va a relacionar.
-¿Cuál cree que es el mensaje de este libro?
No pensé en un mensaje al escribirlo, pero si tendría que identificar uno, es viajar, aventurarse, atreverse. Porque eso es lo que se atreve a hacer Mariano cuando siente ese impulso de irse pese a que esto parece algo utópico.
-Usted es administrador de empresas. ¿Por qué escribe? ¿Qué le da la literatura?
Leer y escribir es una pasión que voy a disfrutar toda la vida. Si no me dediqué a esto en una carrera, es porque también disfruto de la administración, que es de lo que vivo. Porque tú sabes que no se puede vivir de la literatura, menos en el Perú. Sin embargo, es una herencia que no pienso dejar de lado.
-¿Cuánto ayudan los premios y reconocimientos económicos a un escritor?
A veces te pueden salvar la vida. A todos los que nos gusta escribir nos pasa que a veces pensamos “¿estaré escribiendo bien?”, “¿Vale la pena o no?”. Y aunque suene un poco contradictorio, uno no depende de los reconocimientos, pero esos premios que están ahí son como un estímulo, una gran forma de ver en qué estás. Creo que los concursos promueven directamente la literatura. Por ejemplo, el Barco de Vapor da un buen premio, y estoy seguro que muchos al enterarse de su existencia se animarán a postular. Por cada concurso que hay en Perú existen 50 en España. Allá la creación literaria es tremendamente difundida. Eso falta acá.
-¿Su primera lectora es su hija?
Sí. Incluso participa un poco en el desarrollo de mis historias. En este caso se la leí mientras escribía y ella me decía si le gustaba o no. Eso me daba una idea de cómo seguir. Espero poder escribir otros libros para niños con la colaboración de mi hija, que es una especie de mini editora.
-¿Es muy crítica?
No. En realidad simplemente o se aburre o le gusta. Y si le aburre, entonces hay algo que estoy haciendo mal.
-Finalmente, ¿qué nuevo proyecto tiene entre manos?
Tengo un proyecto relacionado con libros personalizados de literatura para niños. Es algo que debería estar listo en algunos meses y espero poder comentarte al respecto cuando se concrete. Se trata de algo que hasta hoy no existe en el Perú y espero guste mucho.
*Publicada el 7 de marzo de 2017.