Universidad del Pacífico publica libro «El porvenir de la vejez: demografía, empleo y ahorro»

El Fondo Editorial de la Universidad del Pacífico presentará el próximo martes 24 de julio a las 6:30 p.m. el libro «El porvenir de la vejez: demografía, empleo y ahorro» de los autores María Amparo Cruz Saco, Bruno Seminario, Favio Leiva, Carla Moreno y María Alejandra Zegarra. El evento se realizará en el Aula Magna H 404 de la Universidad, ubicada en Jirón Sánchez Cerro 2121, Jesús María. Los comentarios estarán a cargo de Waldo Mendoza, Elio Sánchez y Carolina Trivelli.

Este texto evidencia que en el Perú existen localidades donde el envejecimiento es sumamente alto. Y ello empeorará cuando culmine el bono demográfico, alrededor del año 2030. Es decir, en el siglo XXI, la población peruana experimentará un acelerado envejecimiento. Un fenómeno para el cual no existen políticas públicas que aborden el problema en su total magnitud. Ni las AFP ni la ONP, con todas las reformas necesarias, podrán asegurar una vejez digna para los peruanos. Debido a que ambos sistemas previsionales se basan en las contribuciones salariales, su cobertura actual y futura es insuficiente.

El Perú dejó de ser una economía agraria y extractiva y se ha convertido en una economía basada en una de servicios sin pasar por un período de consolidación industrial y manufacturera que expanda el empleo asalariado. Esto ha generado una alta informalidad laboral, un limitado ahorro personal –a un nivel que torna difícil una contribución previsional– y una gran dispersión geográfica del desarrollo y la vejez.

«El porvenir de la vejez: demografía, empleo y ahorro» demuestra que las restricciones geográficas son importantes para pensar en cómo asegurar el bienestar de las personas mayores. Para ello, los autores han utilizado el método de georreferenciación para explicar al detalle las características poblaciones y territoriales de las localidades del país. Esto ha permitido comprobar la existencia y coexistencia de zonas tradicionales y modernas, zonas de alta y baja tecnología, zonas de acelerado y lento envejecimiento, zonas con niveles de presencia y ausencia del Estado, y zonas de trabajadores dependientes e independientes.

En ese sentido, es necesaria una política de protección social que permita alcanzar la universalidad en la cobertura de servicios sociales, desde educación y salud hasta la provisión de pensiones. Ello solo podrá ser alcanzado con la combinación de pilares que sean consistentes con la heterogeneidad y fragmentación, tanto socioeconómica como geográfica, de la sociedad peruana.

Datos:

  • En el siglo XXI, la población peruana registrará un proceso acelerado de envejecimiento. La población alcanzará su valor máximo en el año 2050, en el que sumará 37,3 millones. De allí en adelante, la población proyectada descenderá, y en el año 2100 habrá 26 millones.
  • En el Perú la participación de los niños y jóvenes (de 0 a 14 años) descenderá de su nivel actual del 28% sobre la población total a solo un 9% al finalizar el siglo. Es más, la proporción de este grupo etario en el Perú ya inició su descenso.
  • La población en edad de trabajar (15 a 64 años) representa actualmente el 65,3% del total de la población peruana y continuará elevándose levemente hasta alcanzar su pico en el año 2035, con un 69,4%. De allí en adelante, este grupo etario descenderá su participación y representará el 48,7% de la población en el año 2100.
  • La senectud en el Perú seguirá el patrón internacional de rápido envejecimiento. El índice de dependencia del adulto mayor (poblaciones «pasivas» sobre la población en edad de trabajar) se elevará progresivamente del 10,5% en el año 2015 al 30% en el año 2050, al 59% en el año 2075 y al 88% en el año 2100.
  • En el año 2015, la población de 65+ representó el 6,8% del total. En 2050, esta población será la quinta parte y continuará elevándose. Es más, la población de 80+ crece a un ritmo mayor, tal que ambos grupos etarios, 65+ y 80+, son los únicos grupos que registran tasas positivas de crecimiento.
  • El «bono demográfico» concluirá alrededor del año 2030. En los siguientes 15 años, la sociedad peruana tiene la opción de forjar una visión concertada sobre el cuidado y bienestar de las personas mayores para implementar estrategias adecuadas.
  • En las zonas no urbanas, el trabajo independiente, obrero y familiar no remunerado es el más importante. Las ocupaciones principales son la agricultura, la pesquería, el trabajo no calificado, y la venta ambulante y afín. Estos trabajadores no contribuyen a un sistema de pensiones y, en consecuencia, no están cubiertos.
  • En el Perú, más de la mitad de la población carecía de un seguro de salud en el año 2007. Esta es una regularidad que se presentaba en todas las zonas. La población de 65+ requiere particularmente de servicios de salud. Debido a la falta de cobertura de más de la mitad de la población, no es de extrañar que la población de 65+ adolezca de esta exclusión cuando más lo necesitan.
  • Los sistemas contributivos de pensiones, AFP y ONP, funcionan principalmente en la zona urbana debido a la existencia extendida de relaciones de trabajo dependiente.
  • Los trabajadores independientes y sus familiares residen en aproximadamente en el 25% del territorio nacional y el 83,6% del territorio ocupado del Perú. Ello muestra la gran dispersión de su residencia. En cambio, los trabajadores dependientes residen en el 17% del territorio ocupado, y, en consecuencia, están relativamente más concentrados.
  • Los trabajadores dependientes, que representan la mitad de la fuerza laboral, tienen la importante característica de que alrededor del 50% no se encuentra registrado en la Planilla Electrónica.
  • El 61,4% de los trabajadores privados contribuía al sistema privado de pensiones y el 34,7% a la ONP. Cerca del 3,9% no tenía régimen pensionario, sin régimen pensionario o no determinado.
  • En el año 2016, el empleo total fue 16,2 millones, de los cuales el 56% fue empleo dependiente y el 44%, empleo independiente. En el año 2035, el empleo total se proyecta en 20,9 millones, de los cuales el 57% será dependiente y el 43% será independiente. Es decir, esta proporción pasó del 47% al 44%, una reducción de 3 puntos porcentuales en 76 años.
  • La cobertura previsional de la PEA en el año 2015 fue del 27% y se elevará al 33% en 20 años. Por su parte, la cobertura de los trabajadores dependientes aumentará del 48% al 59% en el mismo período. Estos pequeños incrementos son alentadores, pero insuficientes.
  • En las siguientes dos décadas el mercado potencial de la ONP se elevará de 1,6 millones en el año 2015 a 2,9 millones en el año 2035. Ello implicará una expansión del 81% de la demanda en un período de 20 años. Para las AFP, el mercado se elevará de 2,7 millones de cotizantes a 4 millones. Ello implicará un incremento del 49% en 20 años. En otras palabras, la expansión de la cobertura previsional contributiva será pequeña. Esto es un gran reto de política pública para el futuro de los sistemas de pensiones en el país.
  • Los hogares con jefes más jóvenes (14-24 y 25-44 años) tienden a gastar más en alimentos y en vestido y menos en salud y transportes. Ello se explica en parte porque su nivel de ingreso es menor y porque realizan menores pagos «de bolsillo» por el cuidado de la salud y servicios de transporte.
  • Como era de esperar, los gastos «de bolsillo» en salud de los hogares con jefes de 65+ años son los más elevados. También anticipamos que el gasto en salud de los hogares con jefes de hogares de 45-64 años sean los segundos más altos y, en general, que el gasto en salud se eleve con la edad del jefe del hogar.
  • Observamos una asociación directa entre ahorro y clase económica. Es posible sugerir que un sistema previsional obligatorio como el de la SPP y el ONP, en particular, con los costos operativos excesivos del SPP, solo podría ser sostenible entre los deciles de mayores ingresos.
  • El ahorro de las personas está más ligado al ciclo económico que a la introducción del Sistema Privado de Pensiones (SPP) en el año 1993. Las personas no parecen seguir una tendencia hacia mayor o menor ahorro neto de contribuciones previsionales (o a la seguridad social) a partir de la creación del SPP. Durante la década que siguió a la creación del SPP, el ahorro personal como proporción del PBI fue en promedio negativo. Experimentó solo un pico favorable en 1998-1999.
  • Entre los años 2000 y 2015, la tasa de ahorro personal inició su ascenso de una manera más sostenida. Se sitúa nuevamente alrededor del 5% en promedio del PBI, aún por debajo de la tasa de ahorro promedio de las décadas de 1940 y 1950, la época de oro del ahorro personal.
  • Los trabajadores cotizantes al SPP representan el 16% de la PEA, la cobertura más baja de América Latina conjuntamente con Bolivia. Se observa que la cobertura se ha estancado en años recientes. 
  • En el momento de la reforma, en el año 1992, la cobertura del IPSS era mayor que la cobertura conjunta del Sistema Privado de Pensiones (SPP) y del Sistema Nacional de Pensiones (SNP) 20 años más tarde.
  • A partir del año 2001, y en particular en el año 2007, el número de trabajadores que cotizó al SNP se elevó notablemente. En el año 2013, la afiliación al SNP superó ampliamente a la del SPP. Ello se debió a que la reforma previsional de 2012 intentó obligar, aunque fallidamente, la afiliación de los trabajadores independientes formales al SPP o al SNP.
  • A pesar de que la cotización conjunta del SPP y del SNP se duplicó desde principios de 2000 hasta el año 2015, es aparente que desde el año 2012-2013, la cobertura conjunta (medida con los cotizantes) se ha estancado en un cuarto de la PEA.
  • Los cotizantes con salarios que fluctúan entre el salario mínimo y salarios bajos, que representan entre el 65% y el 78%, se concentran en cuatro zonas (Norte, Centro, Sur, Oriente), excepto Lima-Callao. En esta última, el 58,1% tiene también estos niveles salariales. Lima-Callao, como es de esperar, concentra a los cotizantes con salarios elevados.
  • Los 2,4 millones de cotizantes del Sistema Privado de Pensiones (SPP) comparten como característica común un salario mínimo de 750 soles hasta diciembre de 2015 u 850 soles a partir del 1 de mayo de 2016 (remuneración mínima vital para todo trabajador dependiente). Los cotizantes con un nivel de salario mensual superior a 10.000 soles representan solo el 3% del total de cotizantes. En otras palabras, la mayor parte de los cotizantes gana un salario bajo.
  • Los afiliados a las AFP en el Perú parecen no saber, probablemente porque no se han ocupado de investigarlo, que los fondos invertidos en el exterior cobran gastos de operación que se descuentan de los saldos de sus propias Cuentas Individuales de Capitalización (CIC). En otras palabras, las comisiones de administración de una parte importante de inversiones en el exterior se deducen de las CIC.
  • Observamos que la cobertura se elevará de 26.5% en los años 2016-2017 a 40.5% en el año 2050.
  • Es interesante considerar la creación de un beneficio universal financiado con los impuestos al consumo. Como todos consumen y pagan impuestos, el IGV por ejemplo, todos pueden beneficiarse de una pensión universal.
  • En el Perú, podría incluirse la posibilidad de subcontratar la administración financiera o crear una AFP estatal por las siguientes ventajas: la reducción de las comisiones, la posible elevación de las tasas de reemplazo, la introducción de una pensión mínima y la flexibilización de los usos del ahorro previsional en casos especiales.
  • Una propuesta de reforma previsional podría ser que cada trabajador contribuya obligatoriamente a un reparto para obtener un beneficio definido hasta un tope de remuneración –y el resto, obligatoriamente a un sistema de ahorro personal–. Otra solución sería que solo existiera una contribución obligatoria al reparto hasta un tope de remuneración, y el resto sería voluntario. Una tercera solución sería que no hubiera reparto y solo hubiera ahorro voluntario en las AFP, porque la pensión mínima sería la Renta Básica Universal (RBU). O, una cuarta solución, solo una RBU sin reparto y, además, ahorro personal obligatorio en un SPP reformado con un nuevo arreglo institucional para reducir drásticamente las comisiones.

(Fuente: Nota de prensa)

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