Durante tres años el periodista Luis Cáceres Álvarez se sumergió en La Catedral del Criollismo, un humilde espacio ubicado en el distrito de Breña que –todos los viernes entre las cinco de la tarde y las ocho de la noche—rescata canciones y, a ritmo de guitarra, cajón y castañuelas, les da nuevos aires.
Dicho espacio, sin embargo, no se maneja solo. Hay un anfitrión que debe abrir y cerrar sus puertas. Se trata de Wendor Salgado Bedoya, un músico tan experimentado como sencillo que fue reconocido en 2011 como Personalidad Meritoria de la Cultura por el Estado Peruano.
Cáceres siguió los acordes del ‘guardián del criollismo’ y compartió con sus visitantes durante tres años. El resultado de dicha aventura se refleja en un libro publicado por Editorial UPC. “La Catedral del Criollismo: Guardia Vieja de Siglo XXI” será presentado este martes 31 de octubre a las 7 p.m. en el Auditorio Luis Bustamante del Campus San Isidro (Av. Salaverry 2255).
Esta publicación, que incluye fotografías y enlaces a videos, cuenta con tres capítulos. En el primero se cuenta la historia de la década de existencia de La Catedral. Luego se profundiza en torno a la figura de Wendor Salgado y, finalmente, se intenta vincular a los viejos visitantes del lugar ubicado en Breña con los más jóvenes.
Aquí nuestra entrevista con Luis Cáceres Álvarez sobre su libro, el cual puedes comprar AQUÍ.
-¿Cuál era tu vínculo con la música criolla antes de empezar el curso de Periodismo Literario en la UPC?
La escuchaba en casa, ya sea en almuerzos familiares o en reuniones de domingos. Sin embargo, siempre tuve la libertad de escuchar de todo un poco porque en mi familia somos melómanos. Mi papá es de Cajamarca y siempre escucha sus coplas cajamarquinas. Mi mamá es de Lima y escucha salsa pero también cumbia. Y yo escucho reggaetón, música electrónica, metal y rock. Creo que hay una mezcla tremenda de géneros musicales en mi hogar. Pero la música criolla siempre me llamó la atención porque tiene ese sabor y saber que entregan sus cantantes, compositores e intérpretes. Tiene una mística especial.
-¿Cómo explicarías que las emisoras radiales repitan casi siempre las mismas canciones del repertorio criollo en sus programas?
Creo que se han quedado en una etapa de la historia del género musical. Por ejemplo, con los valses patrióticos quieren propagar un sentimiento nacional, pero yo te diría que el criollismo le canta no solo a la patria sino a la vida misma. La cuestión es chequear algo más de historia para poder genera cosas nuevas.
-Más allá del nombre, nada une el lugar que estudiaste con La Catedral, el bar de la célebre novela (“Conversación…”) de Mario Vargas Llosa.
Así es. Me pareció genial encontrar este último reducto del criollismo antiguo porque La Catedral es el espacio donde estará la historia del criollismo en sí, y no solo de finales del siglo XIX y principios del XX, sino en general. Y el guardián u obispo, que es el señor Wendor Salgado, es para mí la esencia real del criollismo.
-Él básicamente toca la guitarra. Canta en muy raras ocasiones. ¿Cómo definirías su personalidad?
Es una persona humilde, estoica, un señor de la ‘vieja guardia’, como el papá grande que te dirá ‘esto es así, mira, tienes la libertad de hacerlo, pero revisa estos parámetros’. Viene de la escuela de su tío Augusto Áscuez, de quien aprendió mucho.
-¿A qué atribuyes el déficit que hay entre el estudio y/o seguimiento académico de la música andina versus la música criolla?
Eso lo dice Fred Rohner, quien para mí es el principal intelectual de nuestro criollismo. Él refiere que todo esto se ligó mucho a las élites en la mitad del siglo XX. Y por eso estudiar la música criolla como música popular iba a ser un contrasentido. Eso está en el primer capítulo del libro porque ahí trato acerca del décimo aniversario de La Catedral del Criollismo. Si bien se han realizado algunas notas (periodísticas) sobre este lugar, ¿por qué no se ha indagado más?
-¿Qué papel juegan elementos como el ron (alcohol) y los cigarros en las reuniones que hay cada tarde de viernes en La Catedral del Criollismo?
Son una especie de aliciente o conector motivador, pero lo principal ahí es la tertulia y la música. El pisco es un bálsamo divino para ellos y los cigarros solo un plus. El alcohol no propicia la creatividad. Y esa es una especie de consejo que recibe Wendor Salgado de su tío querido.
-Felipe Pinglo es mencionado varias veces en tu libro. ¿Dirías que él es como el espíritu o el alma que permanece latente en La Catedral del Criollismo?
Sí, pero creo que las almas de varios criollos dan vuelta por el ambiente de La Catedral. Por ejemplo, está una hermana de Las Limeñitas. En cada cuadro presente de dicho espacio hay criollos antiguos que han aportado en algo a la historia de la música popular de la costa. Y es gracias al señor Wendor, que abre sus puertas todos los viernes del año a partir de las cinco de la tarde y durante tres horas, que podemos conocerlos.
-¿Cuál es el vínculo de la música que se produce en La Catedral del Criollismo con las nuevas tecnologías?
Desde 2015 Henry Medina León es el guardián del canal de La Catedral del Criollismo en YouTube. Inicialmente colgaba (audios grabados) entre 2004 y 2008. Luego del 2009 a 2015.Y posteriormente ya hubo otras personas que grababan (videos) y él los anexaba al canal principal de YouTube de La Catedral. Es una especie de ‘curaduría cibernética’ de lo que se produce en dicho lugar.
-¿Existe algún tipo de apoyo económico de la Municipalidad de Breña con La Catedral del Criollismo? ¿Cómo valoran sus vecinos al señor Wendor?
Si hablamos de apoyo de parte de la municipalidad, la verdad es que no lo hay. Recientemente han arreglado las veredas de Pariacoto y de varias calles de Breña, pero eso es parte del servicio público. Los vecinos se paran en la ventana y ven lo que ocurre en La Catedral. Esa calle sería una especie de ‘caja sonora’.
-¿Tienes esperanzas sobre el futuro de La Catedral del Criollismo cuando el señor Wendor Salgado no esté?
El señor Wendor colocó una piedra para apoyar y dar a conocer la misión de propagar más criollismo. Hay una frase antigua que dice ‘que mueran los viejos para que no se sepa la verdad’. Yo pienso todo lo contrario: que jamás mueran para aprender, contar y retratar la historia. Y es que sin ellos, que son nuestras primeras fuentes, ¿cómo vamos a saber lo que pasó? El criollismo no va a desaparecer mientras uno lo celebre, lo recuerde y esté atento a lo que sucede con otros espacios.
-¿Crees que después de este libro tu vínculo con el criollismo va a perdurar por siempre?
Creo que sí. Fueron tres años que conforman una experiencia muy bonita en mi vida.
-¿A qué público crees que está dirigido tu libro?
Mi libro está escrito en un lenguaje claro, simple y directo para que todos puedan conocer más sobre esta parte de nuestra identidad peruana.
-Finalmente, si tuvieras que elegir una canción preferida de las varias que incluyes en tu libro, ¿cuál sería y por qué?
Mencionaré dos. Primero, “Aguardiente y vino puro”. Esa no la coloco exactamente sino más bien una de sus frases (“agua para la caballada”). Y me gusta porque comparte las vivencias en pleno ron de la jarana, ya sea con pisco, risas o abrazos de desconocidos. Es una marinera limeña antigua. Y finalmente, me gustaría rescatar “María Manuela”, otra marinera que me recuerda mucho a mi abuela.
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11 abril, 2019 at 6:39 pmPingback:
12 abril, 2019 at 10:06 am