Alcanzó la fama en todo el país gracias a su protagónico en “Asu Mare” 1 y 2, sin embargo, sería una revelación de índole personal e íntima la que la convirtió en un personaje mucho más humano, bastante cercano al público de a pie.
Emilia Drago –actriz, bailarina, esposa pero fundamentalmente mujer—acaba de publicar su primer libro, “Cómo aprendí a quererme”, bajo el sello Grijalbo. El texto, acompañado por múltiples fotografías familiares, es su historia de superación personal luego de haber sufrido un abuso durante la adolescencia.
En 137 páginas los lectores podrán acompañar a Emilia en un repaso por depresiones y angustias, pero también serán testigos de una feliz confirmación: siempre hay una nueva oportunidad para salir adelante.
Aquí nuestra entrevista a Emilia Drago sobre “Cómo aprendí a quererme”, libro que ya está a la venta en las principales librerías de Lima al precio de 49 soles.
-Quisiera centrarme en el día después al mensaje aquel que publicaste en Facebook (revelando que había sufrido abuso siendo menor de edad). ¿En algún momento sentiste temor de que la prensa irrumpa en tu privacidad para saber detalles de lo que te pasó?
No le tengo temor a nada. Creo que la prensa va hasta donde uno le deje. Así que más que miedo a la prensa, fue quizás un temor a exponer mi corazón y mi vida. Y aunque inicialmente quizás no haya tenido en cuenta la magnitud de la revelación, cuando me percaté de todo lo que se venía, debí asumir, ser valiente, afrontar y terminar de contar las cosas.
-¿Qué te motivó a pasar de aquella revelación en Facebook a un libro como este?
Yo tenía muchas notas escritas hasta que un día se lo mencioné a alguien. Y por cosas de la vida, esto llegó a oídos de una persona de Penguin Random House. Me llamaron para conversar. Llevé todas mis notas, les conté lo que tenía en mente y les encantó. Las cosas fueron tomando forma poco a poco, la coherencia debida, y tuve como editora a Mayte Mujica. Ella me ayudó muchísimo.
-A raíz de lo que un psicólogo te dijo y que luego tú mencionas en tu libro, ¿te has detenido a pensar qué debe pasarle a una persona para que termine gustándole sufrir?
Es que primero te acostumbras a sufrir, a ser la víctima. Empiezas a agarrarle cierto ‘gustito’, como pasa en las relaciones violentas, en las que te maltratan y luego te llevan flores y regalos. Definitivamente a alguien que le gusta sufrir no está bien, su autoestima está en problemas. También aquí tiene que ver el hecho de depender de otra persona, de darle toda la responsabilidad de tu felicidad a otro.
-¿Cuánto contar y cuánto guardarse en un primer libro? ¿Quién te ayudó a definir los límites?
Mi editora me hizo algunas sugerencias, como por ejemplo poner cosas con las que el lector se pueda sentir identificado, o que le interesen más. Fui entendiendo poco a poco cómo era que tenía que escribir mi historia. Me parece que este es un texto mucho más femenino –no feminista—pero eso no significa que los hombres no puedan leerlo, porque nadie está libre de sufrir una situación de abuso.
-¿Qué te gustaría que piense tu hijo (niño o niña) al leer tu libro?
Me gustaría que sienta orgullo de mí, de las cosas por las que he luchado, de la valentía que pude tener. Este libro para mí ha sido una oportunidad de catarsis y también una forma de ordenar mi vida. Y si bien hoy soy más fuerte, la vida continúa y seguramente tendré más golpes a futuro. Pero mi bebé me encuentra en un momento mucho más fuerte, con mayor autoestima y amor conmigo misma. Siento que mi hijo (o hija) merece que yo le enseñe un poco de mi experiencia. Así que normal que lo lea, que sepa quién es su mamá, y que encuentre sus propias herramientas para afrontar la vida.
-Uno pensaría que por las fotos finales del libro, ya tienes el final feliz…
Tengo 28 años. Me faltan, no sé, 60 años más de vida. Imagínate cuántos problemas y sufrimientos tendré en el futuro. Se viene ahora una etapa de maternidad que es algo completamente distinto para mí.
-¿Temes que la maternidad te quite oportunidades laborales e inclusive en el exterior?
No, miedo no siento. Ya me ha pasado que me han sacado de algunos trabajos o en otros no me han contratado porque estoy embarazada. Sin embargo, ahorita lo tomo como humor porque ni un millón de dólares podrían reemplazar lo que siento y las ganas con las que espero al bebé.
-Te confieso que antes de la entrevista venía leyendo tu libro en un microbús y me sentí algo raro, porque es externamente muy ‘colorido’. ¿Qué se va a encontrar un hombre en este texto si decide comprarlo en una librería?
Yo creo que un hombre va a encontrar exactamente lo que encontrará una mujer: la historia de alguien que luchó por salir adelante, por encontrar un camino y herramientas para ser mejor persona. Por eso les diría a los hombres que este también es un libro para ellos. Ahora, que tenga rosadito es relativo. Porque el rosadito soy yo, la autora (risas).
-¿Queda rencor u odio en tu corazón, Emilia?
No, ni odio ni rencor. Quizás algo de tristeza o recuerdos que vienen a mi cabeza. Y no solo del abuso en general sino de la persona que me hizo daño. Pero creo que si algo he logrado en todos estos años, y con la escritura del libro también, es a perdonar, a estar en paz.
-¿Cuál es el tipo de feminismo en el que cree Emilia Drago?
Para mí el feminismo es creer que el hombre y la mujer tienen los mismos derechos y que deben acceder a las mismas posibilidades siempre. Yo no pienso que la mujer es mejor que el hombre ni viceversa. Creo que ambos estamos en las mismas condiciones hoy en el año 2017. Sería absurdo creer en la superioridad de un género sobre el otro.
-Tu familia respira fútbol, una disciplina asociada inevitablemente a los hombres. ¿Cómo fue criada Emila Drago y cómo se sintió en medio de una familia copada casi en su mayoría por varones?
Tengo tres hermanos hombres y mis papás están juntos. No sé si he vivido en un ambiente machista. Creo que no. Mi madre hizo un buen trabajo. Nunca sentí machismo de su parte. Jamás me obligaron a tenderle la cama a mi hermano o a prepararle la comida. Eso pasa en muchas familias pero en la mía nunca. Que en casa haya habido la testosterona propia del fútbol, sí la hubo. Yo incluso jugué a la pelota. Pero mi madre nunca hizo sentir diferencias en casa.
-Finalmente, viendo el libro impreso, presentándolo en la FIL Lima 2017, ¿te genera ganas de publicar otro o sientes que podría ser un debut y despedida?
No sé si sea un debut y despedida, pero tampoco me atrevería a decir cuándo voy a escribir otro libro. Exponer esta parte de mi vida ha sido una experiencia bastante fuerte. No sé si haría otro libro con tanta exposición mía, tal vez podría pensar en algún otro género. Pero eso sería en un buen tiempo, primero debo disfrutar lo que siento con este libro. Es lindo verlo impreso, pero la verdad es que el trabajo fue arduo.