Empiezo dejando en claro que no leí aún “La madera del alma”, el primer libro de Gian Marco, por lo tanto es imposible para mí comentar aquí si existe algún tipo de progresión o retroceso en torno a dicha obra y “El violín de Rocío”, publicada recientemente por Editorial Planeta.
Sobre el libro que sí leí quisiera mencionar detalles que creo lo hacen recomendable. El argumento va así: Darío es un chico de clase media alta que descubre de forma violenta –ya en la parte final de su adolescencia—que quien lo crió no es su padre biológico. Estrellarse con esa realidad lo aleja de su casa, madre y hermanos, pero principalmente de la paz que cualquiera de nosotros anhela para su vida.
La historia incluye también otro personaje principal, Rocío, una joven invidente, huérfana de madre y abandonada por su papá, que fue criada por su abuelo, un humilde anciano que perdió de forma violenta a su esposa pero que ni por eso es capaz de albergar rencores y odios en su corazón. Este adulto mayor forma en su nieta el don de tocar delicadamente el violín.
“El violín de Rocío” tiene como base esas dos historias que inicialmente se manejan de forma separadas. Él con una vida sin mayores problemas financieros, ella tocando el violín a cambio de limosna en la esquina de una avenida limeña. Sin embargo, Darío –ya con el corazón roto por la noticia de que quien pensó es su padre realmente no lo es—queda cautivado por las melodías que Rocío es capaz de interpretar. Ella, desde la humildad y ternura propias de un ser único, lo acoge sin ningún interés oculto. A partir de la existencia de esos dos seres humanos golpeados por el destino (pero con formas opuestas de enfrentarlo) Gian Marco hilvana una conexión particular.
Desde el lado crítico podría decirse que estamos ante una historia que apunta solo hacia el público infantil o adolescente. No lo creo. Tengo 29 años y estoy casado. Me considero apto para discernir entre un cuento de hadas y algo que no lo es.
Creo que aquí Gian Marco –como en algunas de sus más exitosas canciones—es capaz de tocar algunas de nuestras fibras más sensibles, presentando a una sociedad moderna pero incapaz de ahondar en sus grietas, miedos y defectos. ¿Quién no tiene una deuda pendiente con un hermano, padre o madre que se ha negado a superar pese a que todos nos aconsejan sentarnos un rato y hacerlo?
“El violín de Rocío” tiene el ADN de Gian Marco porque incluye, además, elementos que lo han acompañado a lo largo de su vida pública, como la música (capaz de conmover hasta las lágrimas a Darío en la esquina del semáforo) y curiosamente el fútbol (deporte que provoca una situación familiar límite en el último tercio de la novela).
Pienso que esta novela es efectiva porque logra mantener la curiosidad a través de sus páginas. ¿Es cierto que uno espera una reconciliación entre padre e hijo? Claro que sí. Pero ahí no acaba el comentario. El tema es cómo (logramos) sanar nuestras heridas, transmitidas muchas veces de abuelos a padres y de estos a sus hijos. Pero además hay que detenerse en conceptos como el perdón, el amor filial y los recuerdos, esos que tocan profundamente la memoria de Darío mientras oye el violín de Rocío bajo la luz de un semáforo.
Culminaré mi comentario con dos frases que resumen perfectamente al “tiempo” como esencia natural de esta novela de Gian Marco Zignago: “Habían vivido tantos años juntos que valía realmente la pena perdonar” (Página 119) y “El tiempo le enseñó que perdonar era una virtud y que amar no era un sentimiento sino, más bien, una elección” (Página 135).
SOBRE EL LIBRO
Título: “El violín de Rocío”
Sello: Planeta
Autor: Gian Marco
Precio: S/35