Mauricio Málaga: “No soy un editor que sufre porque hago lo que me gusta”

Aquellos que lo conocen saben que desde la escritura, la edición o la organización de eventos culturales ligados a la literatura, Mauricio Málaga intenta siempre dejar su marca personal.

Esta vez en su faceta de escritor, el autor trujillano conversa con “Libros a mí” sobre “Amor extraño amor”, un conjunto de breves relatos eróticos que transcurren en países como Perú, Colombia y Bolivia.

El texto, presentado hace unos días en la librería café del Fondo de Cultura Económica filial Perú, es parte de una colección denominada Pluma Redonda, que también incluirá libros de autores como Luis Fernando Cueto, Dante Castro, Cayo Vásquez  Luis Eduardo García.

-¿Los relatos de este libro son inéditos o reagrupados de libros anteriores?

Son inéditos. Es un trabajo que me tomó prácticamente cuatro años. Me animé porque, si bien no he estudiado literatura y ese es un mundo bastante duro, tuve de maestro a Oswaldo Reynoso. Él me enseñó ciertas formas de entender la literatura y volcarla en el papel. Por eso le dedico mi libro.

-¿Cuál de todos estos cuentos le dedicas con más ahínco a él?

Sin duda, “Vamos”, porque cuando fuimos expulsados de la Feria del Libro de Bogotá nos dedicamos a pasear por la ciudad. Ahí encontramos a la pareja (que inspira el cuento) y ya mi imaginación hizo el resto. Fueron días muy intensos que caminamos juntos hasta el regreso a Perú.

-¿Entre qué años y en qué lugares fueron escritos estos cuentos?

Entre el 2011 y el 2016 más o menos. Pero ya el trabajo de corrección y de pulir los cuentos ha sido posterior. Le agradezco a la personas que han tenido la paciencia de leerlos antes de su publicación.

-¿Por qué titular el libro “Amor extraño amor”? [No es el título de ninguno de los cuentos]

Porque es la parte negativa del amor, como el negativo que tienen las fotografías. Quise plasmar eso. Y es algo extraño porque el amor es inocente hasta cierto punto, no tiene conciencia del bien ni del mal. Somos nosotros los que le damos esa ‘carga’. Por ejemplo, en el 14 de febrero (San Valentín) se regalan cosas pero luego podrían darse (en una pareja) hasta agresiones físicas. Pasa en el cuento “Hipotermia”, donde un tipo termina anulado psicológicamente, convertido en nada por su mujer.

-¿En “Hibakusha” queda clara una atracción tuya por escribir sobre personajes amorfos?

De alguna forma, sí. Tengo la capacidad de soportar ese tipo de personajes que he tenido algunas veces cerca. Casualmente ellos siempre terminan viniendo a mi vida. Y este personaje del cuento está inspirado en un ser extraño que conocí en Sao Paulo. Era de las primeras personas que se hizo una cirugía plástica pero esta se le revirtió de tal forma que terminó convirtiéndose en una especie de ‘monstruo’. Todos se alejaban de él, y cuando se acercó me impresionó su rostro y no quise correr.

-Has sido mochilero y malabarista. ¿Cuál de esas actividades te ha servido más en la literatura?

Todas porque, como decía Oswaldo, una carga muy importante de escribir es vivir. Excepto quizás algunas excepciones como Borges, no lo sé. Y viajar creo que es importante porque te da historias, momentos, locaciones, gente y rostros distintos.

-¿Se sufre más de mochilero o de editor (independiente)?

Ser mochilero es una carga de un voltaje tan grande que solo podría soportarla una persona de entre veinte y treinta años. Si hoy lo intentara estoy seguro de que la carga me fulmina y me mata. Por eso escogí una carga similar, que es la de editor. Pero no creo que el editor sufra. En mi caso porque hago lo que me gusta. Lo que sí siento es una especie de rabia porque este es un mercado pequeño y a veces contribuimos a reducirlo más. Somos sectarios, personas que nos agrupamos y tal vez en estos grupos negamos espacio a otros.

-Has viajado por diversos países. ¿Qué opinas de la forma en cómo los peruanos reciben hoy a los extranjeros?

El peruano tiene un gran corazón, deja abierta la casa. Sin embargo, las condiciones existentes quizás no son tan favorables para el dueño de casa. Recuerdo que cuando regresé del extranjero, tras 7 años de vivir fuera, veía familias enteras que subían a vender a los buses y causaban lástima. Pero hoy veo a otras personas que suben alegres a hacer lo mismo y más bien provoca ayudarlos más. Es como un reflejo de lo que podemos mejorar como ciudadanos.

-¿Qué caracteriza a los cinco libros de la colección “Pluma Redonda” de Editorial Trascender?

La literatura de esta colección es ‘putañera’, de alto calibre, con mucho contenido sexual. Por ejemplo, “Gordas al amanecer” de Dante Castro –que está por salir—u “Hostal amor” de Cayo Vásquez, una novela coral bellísima. Cuando –junto a Oswaldo Reynoso—soñábamos proyectos queríamos editar a gente de provincia que valga la pena. Y me recomendó a varios que leyó y le habían gustado. Así que cuando me hice editor los busqué.

-¿Sigues teniendo proyectos editoriales?

Claro que sí. El último es “Leer para ganar”, que vengo realizando junto a la UGEL 7. Ya que los chicos de la ‘Mass Media’ están en “Combate” y “Esto es guerra” pero en cuestión física, yo los abordo por el lado intelectual. Los libros que ellos lean de la editorial van a ser sintetizados  de forma crítica en una pantalla en vivo. Al estilo ‘Lucha Libro’, pero no de creación sino de crítica literaria. Gana el que explica mejor el libro leído.

-Dime dos nombres de autores que has editado y te parecen muy recomendables.

Luis Fernando Cueto es para mí la mejor pluma del país. Y lo es sin mucha bulla. Aquí no tiene mucha acogida porque tal vez no tiene los matices que requieren los medios.

-¿Con qué idea te gustaría que se quede el lector al leer “Amor extraño amor”?

Que hay amores extraños, difíciles de asumir y todos duelen.

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