En el día de su cumpleaños número 37, publicamos una entrevista con Víctor Liza, periodista que presentó hace unos meses “Pisa, pie derecho. Cuentos a bordo de combis en las calles de Lima”, su primer libro de relatos bajo el sello Caja Negra.
Las historias de este texto transcurren –como adelanta su título—entre incómodos pasadizos de combis que compiten por arrebatarse los pasajeros del próximo paradero. Si bien sus personajes son estudiantes que se quedan dormidos, cobradores atrevidos y choferes pendencieros, esta no es una colección de momentos amargos, sino todo lo contrario. Y es que leer «Pisa, pie derecho» es un asegurar un viaje por los recuerdos de una ciudad entrañable que se transforma sin respetar los límites de velocidad.
Víctor Liza, un experto en el arte de bajar con el pie derecho, conversó con “Libros a mí” sobre su obra, la cual está a la venta en las librerías Communitas, Sur y El Virrey.
-Quizás la identidad más clara en tu libro es la de Matías, un personaje que aparece en muchos de los relatos…
En un principio, cuando escribí los cuentos, cada uno tenía su historia y personajes propios, aunque coincidían dos (El Amigo del Volante y El Enemigo Público). Luego pensé ¿y por qué no la persona que viaja [en las combis] es la misma? Entonces, al poner estos tres personajes ya aparece un ‘denominador común’ en los cuentos. Si bien algunas situaciones involucran otros protagonistas, sí es cierto que a Matías podría haberle pasado casi todo.
-¿Cuánto de ese Matías hay en Víctor Liza?
Bastante. Principalmente porque algunas de las historias tienen cosas que me pasaron viajando en combis o en un ómnibus. ¿Quién no se ha dormido alguna vez en un viaje? Tampoco es que a mí un bebé me haya derramado su yogurt dentro de un micro, pero sí me ha pasado que una madre y su hijo –al ser muy niño—no se da cuenta de que se mueve, y termina pateándome o tocándome. Son cosas que pasan.
-¿Te imaginabas así tu primer libro? Por ratos más que uno de cuentos parece una novela fragmentada…
Uno piensa en su primer libro y cree que puede escribir una novela, pero cuando me di cuenta que tenía estos relatos ya hechos dije ¡esto puede ser un libro de cuentos! Y salió así.
-¿Luego de terminar “Pisa, pie derecho” aún te quedan situaciones para narrar sobre el transporte público o se acabaron ya tus ‘insights’ sobre el tema?
Creo que quedan más cosas para contar porque hay un montón de situaciones que ocurren usando el transporte público. De hecho, muchos lectores no se van a identificar con todo lo escrito porque quizás no todo eso les ha pasado.
-Sin ser muy ‘spoiler’, hay dos personajes descritos de forma bastante fiel en tus cuentos: El Enemigo Público y El Amigo del Volante…
He tratado de describir a estos personajes (cobrador y chofer, respectivamente) lo más cercano a cómo son, porque quizás de tanto viajar uno tiene cierto estereotipo o imagen respecto a estas personas y a cómo se comportan en su trabajo diario.
-La primera novela que leíste fue “Dos señoras conversan”. Entre ese libro y hoy, ¿cómo han ido cambiando tus lecturas a lo largo del tiempo?
Al principio, de repente porque uno está en el colegio y se lo piden, leía más literatura peruana: Bryce, Vargas Llosa, Ribeyro, Scorza; pero después uno siente la curiosidad de explorar más. No sé, literatura latinoamericana: Borges, Neruda, Cortázar, Gabriela Mistral y, obviamente, García Márquez. Luego, ya estando en la universidad, descubrí a José Saramago. Leer “Ensayo sobre la ceguera” y “Ensayo sobre la lucidez” me cautivó y generó en mí curiosidad de leer otros autores europeos y algunos norteamericanos. Hoy tengo un bagaje mucho más importante, como toda persona que tiene un gusto por la lectura.
-He visto tu CV y es bastante variado. A Matías le costó iniciarse en lo que había estudiado (periodismo). ¿Hay un símil contigo ahí?
Puede haber un símil en el sentido de que a mí me costó empezar a trabajar en medios inmediatamente. Al principio porque es difícil conseguir trabajo en Perú y en cuanto al periodismo no son muchas las oportunidades que aparecen.
-Evidentemente, uno no elige ser periodista para convertirse en millonario. ¿Te sientes satisfecho de tu elección?
Estoy contento con la carrera elegida. No siento haberme equivocado. Como dicen algunos, “en el periodismo se sufre pero se goza”. Me ha tocado pasarla mal en algún medio que de repente no pagaba a tiempo o pagaba poco, sin embargo, ejercer esta carrera es una satisfacción porque tienes acceso a muchas cosas, no sé, conocer lo que pasa en la política o en la cultura, visitar lugares. Si bien uno tiene que recibir una retribución por su trabajo, tampoco eso debe ser tan importante como seguir tu vocación.
-Este es un libro con mucho fútbol, lo usas para comparar determinadas situaciones que ocurren en tus cuentos. ¿Te gusta tanto el fútbol como la literatura?
Sí, me gusta mucho. Podría decir que soy un futbolista frustrado. No nací con mucha ‘calidad’ para jugar pero sí era un aguerrido defensor. Y luego vino el periodismo porque siempre me gustó leer. En algún momento encontré un vínculo entre el periodismo y el deporte, escuchaba muchos programas de ese corte.
-Y a través de medios como “El Gráfico” descubriste que se puede escribir bonito sobre fútbol…
Así es. En “El Gráfico” uno descubre que hay textos bien escritos sobre un partido de fútbol sin necesidad de la clásica descripción de quiénes metieron los goles. Hay mucho análisis y también algo de literatura.
-¿Te imaginas escribir sin recurrir al humor?
En algunos momentos sí y en otros no. Quizás estos relatos son más graciosos que otras cosas que publicaré próximamente. Pero a veces es bueno ponerle cierto sentido del humor a la literatura.
– ¿En algún momento sentiste que te hubiera gustado escribir como alguien?
Bueno, lo primero que leí fue a Bryce Echenique y quizás de ahí pude heredar un poco su sentido del humor. No quiero decir que lo haga como él, claro, porque me parece inalcanzable y yo recién estoy aprendiendo en esto. Y luego sentí mucha admiración por la forma en que José Saramago transmite las cosas. Posteriormente, cuando uno se va empapando de otras lecturas se enriquece e intenta buscar su propio estilo de escribir y narrar.
-Publicar un libro es una satisfacción, sin embargo, asumo has pasado algunas dificultades para hacer posible “Pisa, pie derecho”…
Después de que planteé el libro y lo tenía editado mi dificultad fue ‘dónde lo publico’. Si bien tenía ciertos contactos por mi carrera de periodista, no era fácil ese dar ese paso. Toqué algunas puertas y gracias a la editorial Caja Negra pude hacer realidad este texto.
-¿En Lima se lee más o menos de lo que nos imaginamos?
Creo que en Lima sí leemos. De repente tenemos un concepto por debajo de lo que realmente es. Aunque tampoco digo que seamos una ciudad lectora como Buenos Aires o Bogotá, pero creo que sí leemos. La evidencia está en que las ferias Ricardo Palma o Internacional sí tienen público porque la gente tiene cierta curiosidad. Es decir, si bien no somos un país con la costumbre de leer en general, sí tenemos un público que de a pocos está creciendo e interesándose por los libros.
-Además de humor, hay mucha “realidad nacional” en tu libro. Desde la aparición de las combis en Lima hasta los paros de transportistas. ¿Te fue fácil recordar detalles de hace tres décadas?
Recordaba algunos. Para no caer en imprecisiones, uno de mis maestros en la universidad –el periodista y escritor Maynor Freyre—me ayudó mucho con algunos detalles, sobre todo de los años noventa, época en la que yo era un niño.
-¿Qué libro y de qué autor te hubiera gustado escribir?
Me llama mucho la atención “1984” de George Orwell por la forma en cómo imagina el futuro. Siempre me ha llamado la atención cómo uno se imagina las cosas de aquí a treinta o cuarenta años. Sin ser pretencioso, quizás en algún momento me animaría a escribir algo así.
-¿Cuál autor peruano crees que está subvalorado?
Me parece que Julio Ramón Ribeyro debería tener un mayor reconocimiento del que ostenta. Creo que no lo ayudó su perfil bajo, el hecho de no salir mucho en los medios para dar entrevistas. Siento que él merece una mayor atención por su producción, la cual es reconocida no solo en Perú sino también en otros países.
-Por último, ¿qué lee hoy Víctor Liza? ¿Cómo eliges los libros que leerás?
Antes iba a las ferias y compraba novedades, pero desde el año pasado hice un plan de lectura. Pasé de leer libros de (ganadores de Premios) Nobel, que ya los leí todos, a puros clásicos. A veces me indisciplino pero siempre trato de seguir este régimen.