Nataly Villena: “Escribir es lo que más amo en la vida, todo el resto es accesorio”

Exactamente un año después de publicar una interesante antología de cuentos escritos por mujeres, Nataly Villena Vega (Cusco, 1975) volvió a Lima para presentar su primer libro de cuentos titulado “Nosotros que vamos ligeros” (Animal de Invierno).

El texto, que ya tiene reseñas positivas en «Perú 21» y «El Comercio«, agrupa ocho relatos en los que la experiencia del viaje, ya sea en lo territorial o en lo íntimo, es central para sus protagonistas, afectando casi siempre su forma de enfrentar las vicisitudes de la vida.

La misma Nataly es una viajera. Nació en Cusco, vive en París y encuentra en Lima un espacio para dar a conocer su trabajo como editora y escritora, esta última su verdadera pasión.

Queda claro en los cuentos de Villena Vega lo que me remarca en esta entrevista: la nítida preocupación por propiciar un viaje placentero para sus lectores. No hay grandes experimentos en cuanto al lenguaje, sino más bien sentimientos y sensaciones muy especiales.

En mi opinión destacan por encima del resto tres de los cuentos que conforman este libro: “Un viaje al Great Glen” (sobre un amor infructuoso), “Primera vez” (sobre la dura experiencia del migrante perdido en tierra ajena) y “La etapa del nido”, un relato fascinante sobre el esfuerzo de una editora que intenta trazarse un camino mientras  sobrelleva su embarazo en París.

-El año pasado presentaste una antología de relatos escritos por mujeres (“Como si no bastase ya ser”) y ahora publicas “Nosotros que vamos ligeros”. ¿Estos cuentos los tenías listos de tiempo atrás o son relatos escritos tras dicha antología?

El año pasado tenía el libro muy avanzado. Me faltaban quizás un par de cuentos, pero ya se lo había propuesto al editor de Animal de Invierno, quien le había dado una mirada al proyecto y solo quedaba pendiente finalizarlo.

-El último de los cuentos (“La etapa del nido”) me hizo pensar en tu experiencia como editora que vive en Francia. ¿Estamos ante el relato más personal del conjunto?  

Efectivamente, el cuento tiene mucho de mi experiencia personal, de lo que hice en algún momento. Tenía ganas de contar cómo se hace un libro, desde su origen hasta el final. De algún modo, el nacer de este libro es el nacer de esta vida en ese lugar (París), o sea, cómo el personaje se inserta en dicho espacio.

-Y al mostrar el proceso de producción de un libro revelas también la historia de la protagonista, que tiene pareja, quiere una vida nueva y, además, afronta un embarazo. ¿A veces olvidamos que detrás de escritores y editores hay una vida familiar?

Por supuesto, y a veces es una vida muy compleja, porque dedicarse a este tipo de cosas conlleva una serie de dificultades. El mundo artístico/cultural es uno de los más frágiles por la economía misma que lo sostiene. Yo tenía ganas de transmitir el camino de cómo nace un hijo, un libro, y cómo nace uno en un espacio ajeno.

-“Un viaje al Great Glen” y “Bis” son relatos, fundamentalmente, sobre amores infructuosos, uno planteado desde la visión de la mujer y otro desde la del varón…

Sí, también está la visión del amor buscado por la vía incorrecta. Es un amor condicionado por las circunstancias, o el amor como un camino para lograr otras cosas. Es decir, intento desvirtuar la idea misma del amor. “Bis” es la historia de un colombiano en París, y “Un viaje…” es la de una muchacha que viaja por Europa y es en el Great Glen donde debe definirse su futuro. No sabemos en qué circunstancias cuenta su historia ni qué le habrá pasado después, pero eso es algo que me gusta: que el lector imagine cómo el protagonista resuelve su dilema.

-¿Te fue más fácil imaginar el papel de un personaje mujer que el de un hombre?

Es más sencillo imaginar a un personaje que se parece más a uno pero, por ejemplo, en el cuento “Bis” me pareció un ejercicio súper interesante imaginar la voz de un varón colombiano. Pensaba en todos los que había conocido en París. Así que tuve que imaginarme en qué situación podría estar un hombre colombiano en esos años, qué circunstancias atravesaba entonces, para luego tratar de crear un relato verosímil, que funcione.

-Y que incluya “verraquera” y otros términos muy propios de dicho país…

Claro, son palabras que oí pero luego tuve que verificar preguntándoles a colombianos en París. Espero el resultado final haya sido el deseado.

-Uno ve las fotos de sus contactos en París y todo parece belleza y felicidad, pero el cuento “Primera vez” te muestra más bien lo contrario, a la gente que no es feliz cuando se va allá y más bien se pierde. ¿Qué es lo que querías decir en este cuento?

Que un viaje no es necesariamente una experiencia feliz. En la experiencia del viaje está lo que uno deja, a veces con placer, porque una travesía siempre representa una esperanza, pero cuando esta se convierte en algo permanente, al cabo de un tiempo comienzas a ver que lo que has dejado es algo que perdiste para siempre. Aunque vuelvas dos o tres años después, nada será igual. Y creo que el viaje es también un ‘perderse a sí mismo’. En este cuento precisamente hay la historia de una mujer venida de un pueblo muy chiquito que se pierde en París y ahí se encuentra con otras dos mujeres que –de algún modo—estaban también perdidas.

-En “La etapa del nido” un personaje dice algo así como “la literatura latinoamericana no importa mucho (en Francia)” comparada con otras como la turca. ¿Cuán visible es en dicho país la literatura hecha en Perú  con respecto a, por ejemplo, la que se produce en Argentina o Chile?

En Europa hablamos más bien de lenguas, no tanto de países. El español de Latinoamérica tuvo una fuerte hegemonía aquí en los años pasados con Vargas Llosa y el post-Vargas Llosa, o sea, el ‘Boom ‘y ‘Post Boom’. Pero con el tiempo el mundo se ha abierto a otras zonas de conflicto, lugares donde la creación también se ha hecho efervescente. Y Francia tiene una historia de colonización que ya ha terminado, y nexos fuertes (en lo literario) con algunos países que no están en América Latina. La hegemonía del idioma español  entonces no es tan grande y Latinoamérica es menos importante aún, sin embargo, en los últimos años hay algunas señales de que esto podría estar cambiando. Agentes literarios  y editores vienen hablando un poco más sobre autores en lengua hispana. Hay ya varios peruanos traducidos, lo cual no se logran tan fácilmente.

-¿La inclusión de José María Arguedas en ese cuento puede verse como un pequeño homenaje  a uno de los creadores que más respetas? 

Puede ser, pero creo que más bien la anécdota [de la traducción al francés de uno de los libros de Arguedas] se prestaba para eso. Este cuento es también una historia sobre la traducción. Cómo se traduce de un idioma a otro y cómo se traduce un pensamiento en palabras. Ahí (en el cuento) hay una mala traducción de Arguedas en los actos, en el encuentro de ella (la protagonista) con la viuda de José María. Entonces, quise mostrar una historia de un plano a otro, a la vez en espacio, lengua, pensamiento y acto.

-Por lo que veo en tus redes sociales pareces llevar una vida tranquila y sin sobresaltos en París junto a tu familia. ¿Por qué entonces hacer literatura?

La escritura es lo que más amo en la vida, es mi vocación natural, y todo el resto es accesorio. Hay gente que puede escribir desde muy joven, yo misma lo hice, pero luego se presentan momentos en los que te es imposible, por diferentes razones. A veces no estás capacitado para decir lo que gustas en determinado momento de tu vida. Por otro lado, cuando trabajas en edición tienes consciencia de que hay demasiadas cosas escritas y publicadas, y muchas de estas sin sentido. Todo esto te coloca en la posición de no querer ‘producir por producir’, sino porque algo ya está realmente maduro.

-¿Y sientes que “Nosotros que vamos ligeros” maduró lo suficiente para publicarse?

Sí. Me tomó mucho tiempo terminar este libro. Yo escribo palabra por palabra, frase por frase, releo y edito mucho. Fue un trabajo bastante lento. Espero que no se note el estilo, que sea una prosa fluida y que toque directamente el corazón del lector. Quise que el viaje mío hacia mis lectores sea fluido y bonito.

-¿Cómo te imaginas el futuro? ¿Seguirás insistiendo en tu explorar tu experiencia como migrante? ¿Quizás intentarás publicar una novela?

Desde hace algunos años vengo escribiendo una, pero la novela siempre es un proyecto más complejo, que requiere de una particular situación psicológica y mental, no lo sé. La dejé momentáneamente por este libro de cuentos, pero es probable que la retome, a menos que otra cosa surja en el camino. Y sobre la temática, el viaje está presente pero de otra manera. Viajar no es solo irse al extranjero, sino también dentro del propio país. La migración es una de las experiencias más totales, y creo que todos en el Perú somos migrantes de algún lugar.

SOBRE EL LIBRO
Título: «Nosotros que vamos ligeros»
Género: Cuentos
Autora: Nataly Villena Vega
Páginas: 121
Precio: 39 soles
A la venta en: Las principales librerías de Lima

 

Compártelo