José Donayre: “Mis muestras literarias no son perfectas, pero sí honestas”

En el marco de las celebraciones por el bicentenario de nuestra Independencia, diversas editoriales vienen preparando libros conmemorativos. En la última Feria Internacional del Libro de Lima, Copé –sello a cargo de la estatal Petroperú– publicó “21. Relatos sobre la independencia del Perú”, un volumen que recoge igual número de cuentos cuya base son situaciones y personajes vinculados a nuestra etapa republicana.

El responsable de la selección de los autores firmantes fue nada menos que José Donayre Hoefken (Lima, 1966), quien en los últimos años se ha convertido en un nombre habitual en cuanto a selecciones, muestras y antologías literarias.

Aunque el motivo de esta entrevista fue “21. Relatos sobre la independencia del Perú”, Donayre aceptó también conversar con nosotros sobre su método como antologador, compilador y editor. Una verdadera clase gratuita que deja en claro sus reglas y preferencias al momento de construir libros.

Cabe indicar que este libro, que incluye cuentos de Nataly Villena, Rosario Cardeña, Gabriela Caballero, Yellina Pulliti, Pedro Novoa, Dante Castro, José Güich Rodríguez, Alejandro Neyra, Fenando Iwasaki,  entre otros, es el primero del sello “21”, que publicará –hasta la fecha exacta de nuestro bicentenario—más colecciones firmadas por destacados escritores y escritoras nacionales.

-Editor, antologador o compilador. Más allá de la denominación, todas estas funciones vinculadas al libro me generan una misma duda: desde su experiencia personal, ¿hasta dónde se puede intervenir en un libro ajeno?

Suelo partir de un principio: las intervenciones nunca deben ser tan drásticas. Pero eso también depende mucho de con quién trabajo. La única antología que he realizado es “Monstruos”. Todas las demás han sido muestras, trabajos a pedido. Es obvio que si trabajo sobre textos ya publicados, mi nivel de intervención será mínimo, quizás corregir alguna falla ortográfica o (realizar) un cambio siguiendo alguna norma actualizada en los últimos años. Por otro lado, si le pido a un autor un cuento sobre determinada temática, dándole un plazo y cierta extensión, pues ahí sí mi intervención será mayor. Por lo general pido relatos a autores con dos o por lo menos una obra publicada. En algunos casos (los menos) convoco a autores sin libros publicados pero que yo sé tienen criterio y conocimiento sobre literatura.

¿Suelen los escritores enviar versiones finales de sus cuentos o posteriormente los revisan más de una vez?

Me llegan versiones bastante cuidadas. Pero para serte sincero, cuando recibo los trabajos ni los miro, porque sé que muchos autores –y algunos en particular—me irán enviando sucesivamente varias versiones. Entonces espero que el relato se vaya decantando desde el ámbito del autor hasta que ya voy poniendo fechas de cierre. Ahí empieza todo.

-¿Revisa los cuentos por separado o ya desde el inicio de su trabajo los ve como un conjunto?

Jamás veo los cuentos de forma aislada porque podría perder de vista el bosque, el gran tema del libro final. Así que los ordeno, generalmente alfabéticamente, y empiezo con la limpieza general. Luego, según sea necesario, me encargo de las notas a pie de página, de ciertas cuestiones generales, y también realizo apuntes para la elaboración del prólogo respectivo.

José Donayre Hoefken, a cargo de «21. Relatos sobre la Independencia del Perú».

-¿Prefiere los prólogos que apelan más a la teoría literaria o los que son una especie de resumen de lo que el lector tiene entre manos?

Pasa mucho que cuando uno habla del cuento termina ‘spoileando’. Uno se ve tentado. Y eso de contar (explicar) el chiste me parece una impertinencia mayúscula. Así que una manera de sortear eso es hablar muy superficialmente del relato, englobarlo junto a los demás en  tendencias y corrientes. Además, cuando uno habla de un cuento en particular puede ir en desmedro de otros. He leído algunos prólogos que anuncian a determinado cuento como “el mejor de la selección” y eso me parece algo de pésimo gusto. Porque supuestamente todos los relatos tienen el mismo nivel, ¿no? Entonces, trato de hacer lo que más disfruto, una suerte de marco teórico y luego una descripción de los textos incluidos en el libro. La idea es siempre que el lector tenga una experiencia más intensa y mejor enfocada.

-¿Qué criterios siguió para armar el libro “21. Relatos sobre la independencia del Perú”? Porque vemos, por ejemplo, a autores muy premiados como Fernando Iwasaki, pero también a otros más jóvenes como Juan José Cavero.

Cavero es uno de los más premiados del libro, aunque sí, es joven. En los últimos cuatro o cinco años ha sido como un ‘fogonazo’ literario. El tema de los premios, tal como lo es la trayectoria o la cantidad de libros publicados, es un criterio que valoro, pero también hay otra cosa: nunca le voy a pedir un cuento sobre la Independencia del Perú a ciertas personas que sé no les interesa mucho el tema. Yo me adelanto a eso. Sé quiénes podrían aceptar. Aunque en este libro algunos me dijeron que no, tampoco se trató de buscar cualquier reemplazo. Esto es como un rompecabezas. Por otro lado, hay que privilegiar no solo a Lima sino también a autores del interior del país. De la misma forma, no íbamos a hacer un libro con puros hombres. En resumen, para un libro como este, que desde su título dice “21”, pues tengo que ir haciendo sondeos programados para ir midiendo el nivel de avance. Y si veo que una persona va a fracasar, pues pienso en un remplazo. Es como una ecuación cuyo resultado final debe ser siempre equilibrado.

-¿Tiene usted algún referente que siga de cerca en cuanto al trabajo de editor, antologador o compilador?

Me gusta mucho el trabajo que realiza Ricardo González Vigil. Él tiene muestras muy buenas. Le tengo un aprecio de años, lo veo como un maestro. Considero un halago que en algunas ocasiones me haya consultado al momento de realizar antologías. Que piense en mí es como una medalla porque soy como su alumno. También tendría que mencionar a Ricardo Sumalavia, porque su trabajo es muy importante. Por otro lado, hay que decir que el tema de las antologías se presta mucho a los favores, a usarlo como un peldaño. Está el ‘yo te antólogo a ti y tú a mí’. Es como perros que se olisquean mutuamente. Y eso causa una degeneración, algo que terminará mal. En principio, yo aplico mis propias reglas.

-¿Cuáles son estas?

Primero, jamás incluirme en las antologías. Trato de no repetir nombres, pero a veces me veo obligado a eso porque determinada persona calza con el perfil que necesito. Otra regla es incluir a una persona nacida en el extranjero pero que viva en el Perú y se sienta peruano. Mira, yo entiendo que mis muestras no son perfectas, pero son hechas con mucha honestidad. Trato siempre de mostrar algo que existe. Generalmente me enfoco en narrativas o en temas que no están necesariamente de moda o que no tienen la suficiente visibilidad. Hoy sueño con ver impreso el segundo volumen de esta serie, que incluye a 21 relatos escritos solo por narradoras. Ha sido un esfuerzo tremendo y se juntó un grupo de mujeres talentosas que han escogido a sus heroínas, a sus luchadoras históricas. Han escrito sobre mujeres que han vivido pero que tal vez nadie las conoce, porque están fuera de la ‘historia oficial’. Entonces, darles una oportunidad no desde un libro de historia y sí desde la ficción, dará lugar a otro nivel de percepción en la narrativa peruana. Porque así las narradoras cobran visibilidad y también las protagonistas de nuestra historia.

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