Jerónimo Pizarro: “Fernando Pessoa necesitaba escribir y lo hubiera hecho en cualquier circunstancia”

Recorre el mundo editando antologías y estudios acerca de Fernando Pessoa y, aunque tiene apenas 44 años de edad, asegura que no le alcanzará la vida para terminar de descubrir al icónico autor portugués. Jerónimo Pizarro (Bogotá, 1977) estuvo en Perú y conversó con nosotros sobre «Antología mínima. Poesía«, un trabajo que publicó junto al peruano Óscar Limache en la infatigable editorial independiente peruana Pesopluma.

El volumen presenta un conjunto de poemas traducidos del francés, el portugués y el inglés al castellano, pero fundamentalmente al ‘peruano’. De esta forma, según refieren los editores del bien cuidado texto, se busca presentar una “dosis mínima” de un autor impostergable.

¿Qué temas aborda la literatura portuguesa? ¿Ayudó al Pessoa crítico el dominar varios idiomas? ¿Qué lugar ocupa el autor de “Libro del desasosiego” en el canon de las letras lusas? Estas y otras preguntas son las que responde Pizarro en la siguiente entrevista.

Asegura usted que Fernando Pessoa tenía su destino cifrado desde el apellido…

(Risas) Pessoa se traduciría por persona y si uno dijera Fernando ‘Persona’ se refiere a máscara en latín. Es muy sorprendente ver un apellido al que él además le quitó el acento circunflejo y lo hizo buscando que ganara una dimensión más internacional, digamos, que no se frenara por un acento que podían no tener todos los idiomas. Eso lo hizo en 1916. Fernando fue muy consciente del apellido que tenía y del valor de la palabra en todas sus acepciones. Pessoa es máscara, entonces que alguien que se sub dividió en tal vez 136 autores ficticios o más, que lo hizo desde muy pequeño, que hizo de la despersonalización dramática una práctica toda su vida, tuviera asignado en el nombre la idea de máscara, de enmascaramiento, que uno de sus poemas más conocidos sea “Autopsicografía”, donde dice ‘El poeta es un fingidor’, pues sí, entonces Fernando ‘Fingidor’ se llama Fernando ‘Máscara’ y eso es muy sorprendente.

¿Cómo terminó Fernando Pessoa en el destino de Jerónimo Pizarro?

Eso es rarísimo porque uno cae en el abismo de Pessoa sin darse cuenta. Lo hice cuando empecé a entrar en esas profundidades de todos sus papeles. Sin embargo, yo creo que en el camino se me cruzó primero Lisboa, y tendría que culparla a ella, que además rima con Pessoa, y este además nació en la fecha en que se celebra a la ciudad, entonces el 13 de julio, que es la fecha de la ciudad es la misma de Pessoa. Por eso incluso se llama Fernando Antonio, por San Antonio de Padua o de Lisboa. Y entre las muchas coincidencias que se cruzan entre los nombres y apellidos de Pessoa, pues yo terminé en algún momento ahí metido, por la obstinación de regresar a Lisboa, de quedarme viviendo ahí, porque, sin saberlo, el primer barrio donde viví varios años fue Campo de Briques, donde está el Cementerio de los Placeres, donde fue enterrado Pessoa. Y porque sin saberlo cuando estudié al principio en la universidad portuguesa la maestría en estudios de dicho país lo hice con los editores que en ese momento tenían la exclusividad de publicarlo. Hay, entonces, una cantidad de caminos ocultos que uno mira hacia atrás y uno dice ¡cómo sucedió todo esto! Yo mismo no lo sé, pero me fueron llevando a Pessoa, hacia el archivo y hacia algo de lo que yo sé no podré salir del todo.

Hablando de archivo, lo primero que llama la atención es la cantidad de material sin publicar que dejó Pessoa. ¿Qué nos dice esto de su forma de trabajo? Leí por ahí que Fernando era mucho de trabajar varios proyectos a la vez y no siempre terminarlos…

Nos dice que definitivamente fue un autor que pensó en la posteridad. Publicó un libro de 44 poemas en 1934 que es “Mensaje”, unas plaquetes en inglés de pocas páginas hacia 1818-1821, más de 200 poemas y textos sueltos en revistas, pero también (dejó) baúles llenos de documentos, quizás más de 30 mil, que claramente rebasa lo que se llegó a conocer en vida sobre él hasta 1935. Pessoa era alguien que necesitaba escribir, que lo hubiera hecho en cualquier situación y bajo cualquier condición. Lo hizo a lo largo de toda su vida y desde muy pequeño, y no pensando en que fuera a publicar o que todo pueda terminar impreso en papel. Y somos nosotros los que estamos convirtiendo un autor de un manantial así de grande en una biblioteca, en una serie de libros. Nosotros somos los que nos vamos a inventar tal vez esta ‘Biblioteca Pessoa’ que podrá tener en obras completas más de 200 tomos, aunque en vida haya lanzado solo uno.

¿Haber dominado varios idiomas muy bien y haber vivido en distintos países cree que ayudó a Pessoa en su labor de ensayista ycrítico literario?

Sí, porque hizo que mirara hacia lo local, hacia su país, hacia la literatura portuguesa de otra forma, a que participara de la transformación de esa literatura con otras coordenadas. A mí siempre me sorprendió recorrer los libros de la biblioteca personal, descubrir lo que leía, ver que casi todo estaba en francés e inglés, y que si yo no hubiera sabido de quién era la biblioteca, tal vez mi primera impresión hubiera sido ‘estoy ante la biblioteca de un autor inglés’.

Si tuviéramos que hablar de una especie de árbol genealógico de la literatura portuguesa, ¿qué lugar ocuparía Pessoa, teniendo en cuenta a Luís de Camões, Lobo Antunes, Saramago y más recientemente Peixoto…

Hasta hace algunas generaciones yo creo que Luís de Camõesera la figura central. Pessoa dijo con veintitantos años que en la literatura portuguesa iría a surgir un ‘supra- Camões’ y se auto profetizó a sí mismo, y él pensaba ser esta especie de supra-Cervantes, si lo pusiéramos en términos del español. Entonces, para Fernando tenían que ser dos las grandes figuras. Ya nosotros con otra perspectiva pensamos en el Nobel de la lengua portuguesa que es José Saramago, pensamos en Antonio Lobo Antunes, en las generaciones nacidas alrededor de 1970, donde está José Luis Peixoto, Gonçalo M. Tavares, Alfonso Cruz (y un poco antes Dulce María Cardoso, etc.). Pero es difícil salirnos de ese conocimiento fundamental que gira alrededor de Pessoa, que creo que es el más conocido, buscado, y el que rebasó en poco tiempo a la figura más destacada, insigne de la literatura portuguesa, histórica, vinculada al nacimiento de esas letras, a una versión nacional, de epopeya, que es Luís de Camões.

¿Cómo podrías explicar la diferencia entre heterónimo y seudónimo teniendo en cuenta la predilección de Pessoa por los primeros?

Pessoa llegó a utilizar la palabra seudónimo, a considerarla, y era la que tenía digamos a mano. Pero él entendió que estaba haciendo algo más que inventarse u ocultarse detrás de un nombre. Era un poco inventarse los personajes de un drama y hacer que estos fueran autores, escribieran, y que se pudiera hablar y discutir en medio de un contexto dramático de lo que escribían esos autores, porque tenían una personalidad, unas características, unas formas de choque con otros, diferencias y rasgos biográficos, estéticos, y quiso darles densidad ficcional. Entonces, un heterónimo no es simplemente un nombre que recubre otro, sino algo que sirve para identificar una obra, y lo importante siempre es más la obra que el nombre.

El volumen publicado por Pesopluma ya está en librerías.

¿Cuáles podrías decir que son los grandes temas que abordan los referentes de la literatura portuguesa?

Es difícil. En Portugal se piensa mucho Portugal, incluso la portugalidad. Este es un país que en el que se ha estado hablando mucho sobre crisis, decadencia, o sobre cuestiones nacionales. Los temas así atraviesan toda la literatura, si hay esplendor o algún tipo de decaimiento, de enfermedad, entonces (está presente). Además de las diferencias entre centro y periferia, de los grandes temas universales, pues yo diría que hay una gran reflexión sobre ellos mismos. Y algo que Teixeira de Pascoaes, un contemporáneo de Pessoa, llama ‘el arte de ser portugués’. Eso en vínculo con toda la historia portuguesa anterior y posterior a la dictadura de Salazar, y también a temas del colonialismo y de los lugares donde los portugueses estuvieron en el mundo.

Cuénteme sobre la peruanidad que se le ha añadido a esta traducción muy especial de “Antología mínima” que publica Pesopluma…

Alcancé a ser parcialmente traductor de algunos poemas junto a Nicolás Barbosa, por lo menos de los que están en inglés y francés en el original, y dos o tres poemas que Óscar Limache consideró que ya estaban muy bien en nuestra traducción y que quiso replicar. Uno de estos es “Opiario”. Ahora, todo lo demás es un trabajo de Óscar, algo magnífico, y tratando de tener un oído claro, iberoamericano, pero además peruano para que pueda ser efectivo, y pueda ser un hallazgo en español la forma de trasladar a Pessoa. Pero el desafío grande de la antología mínima es –ante un autor que escribió toda la vida, que dejó baúles tan llenos de gente, escritos e ideas–, imaginar una ‘obra completa’. Tal vez esta tendría que ser en tres idiomas, y tal vez ocuparía 10 mil páginas. Pero aquí hemos tratado de no superar 300 páginas, en una antología bilingüe donde creo que están más o menos unos 80 poemas, y es muy difícil tratar de llegar sintética y minimalistamente a una propuesta de lo más representativo en términos lingüísticos, de personalidades literarias, de estilos, formas métricas y temas ante un autor tan vasto. Ese es el gran desafío: proponer un Pessoa más portátil sin desconocer que es muy vasto, y que tiene zonas no publicadas, tratando de tener una visión de conjunto de lo publicado, de lo inédito y de todo lo que se podía leer para poder hacer una selección tan acotada.

Ciertamente en el prólogo usted habla más de Pessoa como poeta, pero también menciona sus otras labores. ¿Qué hay de la función de narrador, ensayista o crítico que tuvo Fernando?

Busco bastante, no siempre, escaparme de la designación de poeta porque sé que fue mucho más. A esta antología mínima de poesía la complementa otra, que no ha salido en Perú, pero sí en Portugal, que es una antología mínima de la prosa. Aquí puede estar el teatro, claro. Pessoa fue poeta, escritor de prosa, dramaturgo, crítico, ensayista, lector de todas las ramas posibles, interesado por todas las ramas de esoterismo, estudioso de la lengua, publicista, es decir, es difícil identificar algo que a Pessoa no le haya interesado. Miró todo tipo de ciencias, desde la más pequeña hasta las que estaban surgiendo, como la psicopatología. Quiso saber de la relatividad de Einstein. Es muy inclasificable. Esta es una antología del Pessoa poeta, es verdad. A veces, simplemente deja un llamado de atención hacia áreas que habría que recorrer mucho más. O sea, uno puede tener dos o tres poemas de “Mensaje”, pero este son 44 poemas. A veces uno puede tener dos o tres problemas ingleses, pero ese es solo el inicio de un recorrido, puede tener un poema esotérico, pero hay muchos más, o uno de Alexander Search, pero hay otros, y así por delante. Entonces, yo veo esto como una invitación a descubrir un universo gigantesco para quienes tengan tiempo de hacerlo.

Habla en el prólogo de tres biografías existentes sobre Pessoa. ¿Cuál cree que es la más fiel?

Depende de las cuentas, es decir, tres en español ya traducidas y tres históricas. La primera, la de João Gaspar Simões que publicó el FCE, y después la de Robert Bresson (francesa) que también llegó al español, y la de Ángel Crespo, poeta español. Pienso en esas tres históricas que todavía se encuentran. A ver, yo siempre he creído que la de Bresson es la más legible en términos del placer del texto, que la más importante en términos de investigación es la de Gaspar Simões, y la que complementa más algunos aspectos olvidados por los otros dos y cuestiones que atañen especialmente a la mirada de un iberoamericano es la de Ángel Crespo.

Usted es joven, tiene usted 44 años. ¿Le alcanzará la vida para terminar de descubrir todo lo que queda en el baúl de Fernando Pessoa?

Prácticamente desde que empecé sabía que no. Me faltarían muchas vidas. Pessoa además tiene una profecía magnífica que dice que hay un ciclo del sebastianismo y de las grandes figuras de la historia portuguesa que solo va a culminar en 2198. Y más o menos que hay que esperar hasta ahí para contemplar a Fernando Pessoa en toda su grandeza y entenderlo. Entonces, a mí se me va a escapar muchísimo, y se nos va a escapar hoy a los que lo estamos leyendo, entre otras cosas porque no se ha publicado todo. Incluso yo que he recorrido cada papel de su archivo, uno a uno, más de una vez, pues hay muchas cosas que he olvidado y por las que no volveré a pasar. En este momento vengo cumpliendo una promesa que es seguir publicando los cuadernos de Pessoa y espero hacerlo lo mismo con otra serie de inéditos en pocos meses.

SEPA MÁS

Jerónimo Pizarro es profesor de la Universidad de los Andes de Colombia y dirige actualmente la Colección Pessoa de la editorial Tinta da China. Por su parte, Óscar Limache ganó el Premio Copé de Poesía en 1988 y actualmente dirige el sello La Apacheta y el Centro Cultural Trilce.

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