Francesco Tucci: «‘El Padrino’ es una historia sobre la relevancia de los lazos familiares»

No puede terminarse el 2022 sin destacar un dato clave para cualquiera que se considere fanático del buen cine. Este año se celebran 50 años del estreno de “El Padrino”, la primera de las tres películas que conforman aquella legendaria saga cinematográfica dirigida por el laureado Francis Ford Coppola, tomando como base la novela del escritor neoyorquino Mario Puzo.

En Perú, aún a pesar de las intensas y sucesivas crisis políticas que se vivieron a lo largo de este año, la celebración arriba mencionada no pasó desapercibida. Es más, un grupo de adeptos a la historia protagonizada por Marlon Brando y Al Pacino publicaron “Pídelo con respeto” (Editorial UPC), un interesante libro que recopila una serie de ensayos en torno a los temas centrales que engloba la saga.

Editado por Manuel Eráusquin, César Pita y Óscar Sánchez, este volumen de 280 páginas desmenuza aquellos tópicos que surgen cuando nos atrevemos a ver más allá de la superficie de una producción audiovisual que, sin espectaculares efectos especiales ni multimillonarios presupuestos, ha logrado calar en la memoria de varias generaciones.

Sobre El Padrino conversamos con Francesco Tucci, internacionalista y politólogo italiano que colabora en “Pídelo con respeto” con un breve, pero acucioso ensayo en torno a la migración italiana y el estereotipo del mafioso. Desde su experiencia personal, el también catedrático repasa los orígenes del fenómeno migratorio en el Viejo Continente, las razones que colocaron a Estados Unidos como destino de miles de migrantes y los prejuicios que marcaron el avance de esta comunidad migrante en la segunda mitad del siglo XIX. Desde su punto de vista, no cabe ninguna justificación para prejuicios pues, de alguna u otra manera, todos somos finalmente migantes.  

¿Cuándo fue la primera vez que vio la saga de El Padrino y qué impacto le generó?

Era un niño y vi toda la saga junto a mis padres. Como soy meridional, italiano del sur, claramente me afectaba en el sentido de que iba verificando unos patrones criminales que se presentaban en mi región. Yo soy napolitano y en mi región, Campania, tenemos una de las mafias más poderosas de Italia. Porque en mi país somos ‘sobrados’, no tenemos una sola mafia sino cuatro (risas). La Cosa Nostra, la Camorra (de mi zona), la ‘Ndrangheta (Calabria) y la Sacra Corona Unita (Apulia). Entonces, (viendo “El Padrino”) me percaté de ciertos patrones similares a otra organización criminal que estaba en la ciudad donde yo vivía. En los noticieros escuchaba lo de ‘los hombres de honor’, la guerra de clanes, y siempre me llamó la atención. Y es interesante esta serie de películas sobre estos migrantes italianos que se integran más o menos en Estados Unidos, pero existen bajos planos de interpretación: la familia, un supuesto código de honor y la criminalidad. Ya cuando comencé a crecer, a interesarme más, porque además ahora soy politólogo y periodista, me llamó mucho la atención cómo la novela de Mario Puzo y después la adaptación cinematográfica iban estigmatizando a los migrantes italianos, lamentablemente.

¿Lo vivió usted en carne propia?

Cuando viajaba, solo y con mis padres, a la pregunta sobre mi origen, respondía: “soy italiano”. Y me decían: Ah, ¡Pizza, mafia! Como si fuera un estigma. Generalizaciones apresuradas, falacias. Eso comenzó a molestarme, ciertamente. Series como “Los Sopranos” o sagas como “El Padrino” van estigmatizando al sureño italiano. Pero reconozco que eso fue mayormente en mi adolescencia. Así que hoy creo que tengo una relación de amor y odio hacia estas películas y también hacia la novela de Mario Puzo.

¿Qué diferencias podría identificar entre entre la novela de Puzo y las películas que dirigió Francis Ford Coppola?

En la novela hay una serie de personajes que no están en las películas. Tampoco se profundiza mucho en la película el rol de las mujeres, porque hay casos muy relevantes, como el de la esposa del Padrino. Creo que, a pesar de que la versión de Francis Ford Coppola representa muy bien el machismo existente en esta estructura mafiosa, siento que le falta un poco ese peso (femenino). Esto es probablemente por un tema de tiempo. Yo sé que ahora por el streaming estamos acostumbrados a sentarnos y ver historias de dos horas o más, pero antes no era así. La duración de las películas tenía que ser un poco más corta. Cuando llegabas a la hora y media se veía como algo pesado. Tenía que ser un peliculón para aguantarla. De otra manera, el espectador salía y decía: ¡hay mucho relleno! Pero en El Padrino no hay relleno. Sin embargo, (entre la novela y la saga) hay una gran diferencia en la profundidad que se le ha dado a algunos personajes. Pero no se le puede decir nada al director porque existen ciertos límites vinculados a la magia del cine: es difícil aceptar y digerir películas tan largas. Hay que mantener cierto ritmo, además de la presión que ponen algunas productoras, que te van a exigir una duración máxima y tú no puedes ir más allá. Sobre todo, hay que considerar la época. Actualmente hay mucha más libertad, y si hablamos de algo exitoso, tal vez te concederán dos horas y pico, y habrá muchos efectos especiales, etc., pero El Padrino no tiene grandes efectos especiales, es una película que presenta una historia sobre el ser humano, la familia, la criminalidad y las relaciones humanas.

El libro es publicado por Editorial UPC.

Me ha hablado ya del estigma, pero, ¿es posible encontrar un, digamos, legado positivo de El Padrino para Italia?

Pienso que el lado positivo tiene que ver con la trayectoria trágica de estos criminales. Porque no terminan bien. Algunos van a ser asesinados, otros traicionados, entonces es un legado sangriento lo que se ve en la historia. No son personajes positivos a pesar de que podemos encariñarnos con algunos. Y eso porque esta es una historia sobre la relevancia de los lazos familiares. Pero la moraleja existe. Ahora, el tema de la imagen del país, lamentablemente no se puede negar la existencia de varias mafias en mi país. Aunque hoy estas son más financieras, se dedican al tráfico de drogas, por ejemplo, Ndrangheta tiene casi el monopolio de la venta de cocaína en Europa. La compran en América Latina y la venden allá. Es algo impresionante. Por otro lado, hay (fomento del) turismo. Estamos hablando tanto de una novela como de una serie de películas que son icónicas. Asimismo, en mi ensayo profundizo sobre temas como la migración italiana, primero en el mundo y luego en el continente americano, en Estados Unidos, y analizo cómo trataban a los migrantes, cómo surgen los prejuicios, y yo espero que tanto quien vea las películas como quien lea la novela de Puzo y también “Pídelo con respeto” pueda ir más allá de la superficie y entender la vida trágica de estos migrantes. Porque Italia ha sido desde su unificación en 1861 un país de migrantes con mucha pobreza.

En la segunda película, precisamente, se aprecia al Padrino ingresando a Nueva York siendo niño, junto a muchísimos migrantes muy humildes. ¿Qué tan fiel a la realidad era esta descripción del acceso a América?

Es bastante fiel, pero la realidad era mucho más trágica. Cuando se llegaba al control aduanero trataban a los migrantes casi como carne de cañón. Decían: ¿este sabe leer y escribir? Te revisaban los dientes como si fueras un caballo. El trato era brutal, fundamentalmente porque en Estados Unidos necesitaban fuerza laboral, pero con ciertos requisitos. Comenzaron a introducir una serie de leyes para limitar la migración. Y aquí viene otra moraleja: todos somos migrantes, hemos tenido familiares migrantes. Ahora, ¿qué trato recibieron? El trato ha sido brutal durante los años 20 del siglo pasado. Y ojo que la gran migración italiana hacia el continente americano se remonta a la unificación. Un país que tenía que construirse como nación porque surgió del resultado de guerras, entonces, se tenía que pasar como una aplanadora para crear la nación italiana, y eso se ha hecho con sudor y sangre. Porque ni siquiera hablamos el mismo dialecto. Por ejemplo, el dialecto napolitano es una fusión de palabras y reglas gramaticales que tienen como procedencia el latín, griego, español y francés. Mientras que, en el norte, en Milán, tenemos otro tipo de legado y por eso si hablamos en nuestro viejo dialecto no nos entenderíamos casi nada. ¿Qué ocurrió? Teníamos que, como dijo Massimo d’Azeglio, ‘hacernos italianos’. Y esto en medio de miseria, problemas sociales, desempleo, etc. Muchos italianos buscaron suerte con la migración y se fueron a lugares como América. ¿Y quiénes migraron más? Hacia Estados Unidos migraron más los del sur. Mientras que los del norte prefirieron ir a América del Sur. ¿Por qué? En aquella época y en parte también hoy tenemos relaciones no tan amistosas entre los del norte y los del sur. Antes había mucho racismo. Los italianos del norte dificultaban la integración de los del sur cuando llegaban a EE.UU. El norteño quería integrarse en la sociedad norteamericana mientras el sureño no. Estos últimos buscaban hacer dinero y regresar a su país de origen. Pero una cosa son las intenciones y otra cómo te lleva la vida después.

Me ha hablado de migrantes a Estados Unidos y Latinoamérica. Y aunque sabemos que Brasil fue un punto importante, ¿por qué Perú no fue un destino masivo para los italianos?

Tiene que ver con el efecto llamado ‘bola de nieve’. ¿La idea cuál era? Atraer a los familiares. Se movía el varón, y cuando más o menos se iba asentando, llamaba a su familia. En el caso del Perú no hubo una gran migración probablemente también por un tema de oportunidades. A pesar de que en la época de Ramón Castilla –mediados del siglo XIX– el país quería atraer migración europea, porque buscaba poblar la Amazonía, que después se transformará durante la época del caucho, un recurso explotado vulnerando los derechos de los indígenas. Ojo porque se construyó un ideario del indígena que ha sido brutal. Esta fue mano de obra gratuita, se cometió lo que hoy se llamaría violación de los derechos humanos. Ahora, la capacidad atractiva del Perú ha sido reducida. ¿Quiénes llegaron a la convocatoria? Tiroleses, austriacos, alemanes y pocos italianos. Probablemente porque la idea era poblar la Amazonía, mientras que en el caso de Brasil se promovía (el acceso) a la capital, o sea, fue algo distinto. Así pues, en Perú no se dio el efecto ‘bola de nieve’, sin embargo, sí hemos tenido ilustres italianos como Antonio Raimondi.

El politólogo e internacionalista Francesco Tucci.

En varias de las respuestas me ha hablado de la mafia italiana. Si tuviéramos que situar esa realidad comparativamente con el crimen organizado en Perú. ¿Por qué al Estado italiano le ha sido imposible todavía acabar con las mafias?

Le voy a contestar con la respuesta de un juez asesinado por la mafia: Giovanni Falcone. Él dijo que la mafia es un fenómeno humano, y como tal, se origina, se desarrolla y tendrá un fin. Entonces, no es algo eterno, se puede vencer. Si vamos a ver las mafias italianas, esencialmente la Camorra y la Cosa Nostra, ambas tenían un origen que es anterior a la formación del Estado italiano, porque se relacionan con cómo mantener el poder en un territorio determinado. Sobre todo, en el caso de Cosa Nostra. Hay una serie de tradiciones –todo lo que se puede encontrar en “Pídelo con respeto»—con relación a la mitología mafiosa, los rituales de iniciación, el código, que ha evolucionado muchísimo. Antes se hablaba de ‘Hombres de honor’. ¿Y ahora dónde está el honor? Antes no se mataban mujeres, ancianos y niños, pero eso ha cambiado mucho. Las mafias hoy son despiadadas, parecen carteles mexicanos. Luego, el Omertá, o Ley del Silencio, sí ha quedado. Así pues, hay toda una serie de elementos que con el tiempo evolucionaron. ¿Es difícil contrarrestar el desarrollo de la mafia? Sí, porque se necesita presencia del Estado. En el caso peruano, tenemos más bandas criminales y de crimen organizado. Luego están los narcos y el narcoterrorismo en el VRAEM. Ojo, está circunscrito el fenómeno. ¿Genera corrupción? Lamentablemente, sí. Hay que tener mucho cuidado porque los narcos se pueden relacionar con mafias foráneas. La Ndrangheta, el jefe ‘Tito’, que compra toneladas de cocaína en Perú. Por suerte, organizaciones criminales tenemos en Perú, pero no tienen la forma mafiosa. Eso es fundamental. En el libro se abordan las características de una mafia. Cuando se desarrolla una organización criminal como una mafia es un gran problema porque se va enquistando en el tejido socioeconómico de un país, y difícilmente se puede liquidar. Se necesita de una política específica. No es como una banda criminal normal. Tiene una de reglas, una estructura jerárquica muy fuerte, hace mucho lavado de activos. Es complicadísimo porque va contaminando la sociedad. Eso ocurre en mi país, lamentablemente.  A veces se puede ingresar en territorios bajo control de la mafia y las cosas parecen tranquilas, pero es porque así lo quiere la organización mafiosa.

Como zonas liberadas…

En Nápoles, por ejemplo, donde está la Camorra, se encuentra esta organización criminal que controla el territorio a través de extorsión y no solo tráfico de drogas, todo han diversificado, y claramente han contaminado actividades lícitas con lavado de activos. Y ojo que la Camorra tiene conexión internacional en Alemania. ¿Qué pasa en algunos barrios? Si se quiere organizar el atraco a un banco hay que pedirle permiso a la organización mafiosa y darle parte del botín. Y ojo porque si la organización no te da el permiso, te matan. Lo mismo ocurre con la delincuencia común, que en muchos casos asalta personas en un barrio bajo el control mafioso. ¿Qué pasa ahí? Si la mafia, a través de la extorsión, garantiza la seguridad de la zona, el que asaltó termina muerto. Es brutal.

Otro tema relevante para entender cómo la mafia se relaciona con la sociedad civil y la va contaminando, y ocurre sobre todo en realidades deprimidas, es cuando los mafiosos ofrecen trabajo. Luego, en Navidad regalan comida y juguetes a los barrios que controlan. Así obtienen también la Omertá, el silencio ante la policía. Todo esto se ve muy bien en la novela y en las películas. Se saltan a la policía porque esta “no te brinda justicia”. ¿Violaron o mataron a tu hija? Ahí está El Padrino que puede darte ‘justicia’, a través de la venganza, claro. Ellos se presentan como retadores del Estado, controlan el territorio y van a transformarse en el anti-Estado. ¿Quieres justicia? Habla con ellos. La realidad, en muchas partes y lamentablemente, sigue así.

A primera vista y desde la distancia uno ignora todo esto, y piensa que Italia está muchísimo mejor que Perú, no solo económicamente, sino en temas de seguridad…

Hay una falsa imagen de homogeneidad, pero Europa no es homogénea. En la misma Italia, una cosa es vivir en el norte y otra en el sur, donde existen todas estas mafias. Una cosa es vivir en un barrio más o menos tranquilo y otra en un barrio popular donde hay un gran control de la Camorra, de la mafia. Como en Lima, no hay homogeneidad. A veces idealizamos, pensamos que Europa es toda linda y desarrollada, pero hay realidades terribles.

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