Camilla Läckberg y Henrik Fexeus: «La clave está en escribir sobre lo que te obsesiona»

Con treinta millones de ejemplares vendidos en una carrera de veinte años, la famosa escritora sueca, especialista en novela negra, Camilla Läckberg, no ha perdido en absoluto la humildad y mantiene firmes los pies sobre la tierra. Lo demuestra cuando, por ejemplo, le preguntan si aspira a ganar en algún momento el Premio Nobel de Literatura.

“Nunca me van a dar el Nobel ni por asomo. Y se supone que ha de ser así. Ese tipo de literatura no es tan amplia, cambia el mundo, la manera de escribir, y yo no me dedico a eso. Mi trabajo es entretener, y mis obras no cambian ni el mundo ni la literatura. Así que debo de conformarme con el amor de mis lectores, y me siento encantada”, señala la autora nacida en 1974, durante una conferencia de prensa a propósito del lanzamiento de “La secta” (Planeta, 2023), la segunda parte de su saga noir escrita a cuatro manos con el mentalista Henrik Fexeus.

La promoción de esta segunda entrega ocurre apenas un año después del lanzamiento en castellano de la primera parte, titulada “El mentalista”. En aquella ocasión, ambos autores parecían no caber en sí mismos de la sorpresa por haber terminado una novela en conjunto. No era, sin embargo, la primera vez que ambos intercambiaban ideas. Los ahora colegas se conocen desde el año 2007 y mantienen un fuerte vínculo amical, que incluye a sus respectivas familias.

“La primera vez que nos conocimos fue en 2007. Yo acababa de publicar un libro, Camila tenía como cuatro. Pertenecíamos a la misma editorial. Estábamos en una gira y compartimos todo un fin de semana junto a otros autores, conociendo libreros. Y por las tardes charlábamos. En seguida surgió la amistad y desde entonces somos muy amigos”, señala el mentalista de 51 años de edad.

“El mentalista” primero y ahora “La secta” tienen como protagonistas a una agente de nombre Mina Dabiri, quien en un momento se ve urgida por conocer las circunstancias en torno a diversos sucesos criminales y acude a una ayuda poco imaginable, la del mentalista Vincent Walder. A partir de ese momento ambos aportarán su granito de arena para dar con los responsables de desapariciones que podrían impactar en la ficción, pero también en la vida diaria.

La portada de «La secta» ya en librerías.

UNA ESCRITURA ALGO MÁS LLEVADERA

A horas de entregar el borrador final de la última entrega de esta trilogía, Fexeus y Läckberg confiesan que el tiempo trabajando juntos les ha permitido perfeccionar su método. “Esta vez (con “La secta”) ha sido algo más sencillo porque tenemos muchos personajes que ya conocemos y podemos jugar con ellos, mientras que con “El mentalista” debimos crearlos, generar un universo y empezar de cero”, sostiene la narradora sueca.

La particular forma de trabajo elegida por los ahora colegas fue de la siguiente manera. No esquematizaron todo de acuerdo a capítulos. “Identificamos las 10 primeras escenas y nos dividimos cinco cada uno. Luego se fue cada uno a su casa a escribir. Más tarde nos las enviamos y hubo la libertad de retocar, editar y cambiar lo que había escrito el otro”, cuenta Läckberg.

Aquella primera incursión en la escritura conjunta fue un secreto que ambos guardaron bajo siete llaves. “Pasamos tres o cuatro meses probando cómo haríamos y no lo contamos a nadie. No dijimos que estábamos escribiendo juntos porque no sabíamos si funcionaría, pero por suerte encontramos el sistema y nos ha funcionado”, señala orgulloso Fexeus.

Los autores están por entregar el borrador final de la tercera parte de su saga noir.

Abordar el mundillo de las sectas (tema que aborda esta segunda entrega de la trilogía) fue ciertamente accesible para ambos pues, según mencionaron en la conferencia de prensa, se trata de un tema que les ha interesado desde siempre. Él por su trabajo y ella por su innata curiosidad.

“Nosotros escribimos sobre cosas que nos fascinan. Esa es la clave. Por eso escribimos como escribimos, porque escogemos cosas que nos obsesionan. Y las sectas a ambos nos obsesionan. En lo personal he visto todo lo que hay sobre sectas. Y la psicología subyacente nos parece increíble”, señala la también autora del éxito en ventas “La princesa de hielo” (2003).

En otro momento del diálogo con los medios culturales, y en lo que puede considerarse una nueva confesión sobre su método de trabajo, Fexeus contó que ambos mantienen contacto estrecho con un miembro de la policía sueca con el cual realizan una especie de verificación de sus escritos. La intención es ficcionalizar sin perder el rigor de lo que realmente podría hacer un policía para conocer la verdad sobre un hecho criminal.

“Para nosotros es muy importante ser lo más auténticos y fieles en cuanto a investigación policial. Y cuando contamos un hecho oscuro, extraño, no sé, alguna cosa que hace Vincent, un rompecabezas o un acertijo, hay que ser certero, auténtico, y estamos en contacto con la policía, para que nos diga si lo que venimos haciendo está bien o no. Por ejemplo, preguntamos qué ocurre con un cuerpo que se deja enterrado varios días… ¡y nos mandan fotos! Así que nos metimos en la madriguera para sacar hechos raros, y espero que a la gente le guste también esos aspectos tan oscuros y escabrosos”, refiere.

Un momento de la conferencia de prensa virtual.

HECHOS CRUDOS, PERO SIEMPRE EN LA FICCIÓN

En otro momento de la conferencia, Fexeus y Läckberg fueron consultados sobre si tienen algún tipo de cuidado en especial en torno a las escenas de violencia que involucran menores. Aquí la respuesta es clara: una cosa es lo que se ve en un noticiario y otra muy distinta lo que ambos crean en sus libros.

“Llevo 20 años escribiendo y haciéndolo sobre personajes que son niños. Coinciden estos 20 años de autora con mis años como madre. Porque mi hija mayor nació hace 20 años, más o menos cuando se publicaba “Casualidad”, mi primer libro. La mayoría de autores cuando escriben lo hacen sobre cosas que les dan miedo. Yo tengo cuatro hijos y mi peor temor es que algo le pase a alguno de ellos. Es para mí muy fácil describir ese miedo y meterme en ese sentimiento”, señala la narradora nacida en el pueblo de Fjällbacka.

Por último, Fexeus debe responder una pregunta clave: ¿se animaría en adelante a escribir novelas negras en solitario? La pregunta cae a boca jarro al lado de una atenta Camila Läckberg. Y la respuesta es igual de contundente.

“No creo que sea capaz. No creo que pueda porque se compararía siempre con nuestra obra conjunta y quedaría por debajo, seguro. Pero es que hemos escrito ya sobre procedimiento policial, y lo hemos hecho conjuntamente. Así que no creo que lo haga solo”, responde.

“La secta” es una buena forma de conocer cómo le fue a Henrik Fexeus y a Camila Läckberg en la segunda entrega de una saga llena de códigos secretos y mensajes cifrados, pero también de situaciones muy humanas, más allá del tono oscuro de la historia. Como seguramente ocurrió con “El mentalista”, ambos libros se insertan en la saludable categoría de novela negra sueca. Sobre esta última clasificación, prestigiosa por donde se le mire, Camila –con sus 30 millones de ejemplares vendidos a cuestas—ensaya algunas teorías a manera de cierre:

“Nos preguntan siempre esto porque fascina el número de novelas que sale de estos países nórdicos, de Suecia también. No tengo la respuesta exacta. Solo puedo especular. Creo que son varios factores. Suecia es un país muy seguro y las novelas negras, las historias de miedo, salen de un país en calma, que se siente tranquilo. Si vives en un país en guerra el miedo está ahí, al umbral de tu puerta, constantemente. Además, en Suecia escribimos mucho. Las editoriales reciben toneladas de manuscritos. La mayoría no son buenos, pero somos un pueblo que escribe mucho y por eso salen muchas historias de este tipo. Luego, parte de la fascinación hacia estas historias parte del resto del mundo porque muchos creen que somos el país perfecto y que todos somos rubios (risas). Yo creo que ver el mundo así tampoco es la realidad. Y está bien decir que Suecia no es tan perfecta. Claro que tiene sus partes oscuras también”, sentencia.

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