Oscar Sánchez Benavides: «‘El Padrino’ es una historia de sobrevivencia y corrupción»

Acostumbra a conversar con sus alumnos sobre cine porque le permite abordar de forma particular distintos temas que considera importantes. El profesor universitario Oscar Sánchez Benavides, sin embargo, no puede evitar sentirse sorprendido al descubrir que, en ocasiones, salones enteros no han visto una saga legendaria como El Padrino.

Pero esto no lo amilana. En realidad, aunque muchos de sus alumnos no han podido ver la trilogía de Francis Ford Coppola basada en la novela de Mario Puzo, Sánchez Benavides está convencido de que, de alguna u otra forma, varios han recibido determinados productos culturales que hacen referencia a la historia que este año cumple medio siglo desde su llegada la pantalla grande.

Cuando una estudiante le comentó que en “Zootopia”, la cinta animada que Disney estrenó en 2016, un personaje llamado Sr. Big (inspirado en Vito Corleone) aparece sentado sobre un sillón y habla a los demás con voz ronca, el docente confirmó que las obras maestras del cine llegan, tarde o temprano, a los públicos más insospechados.

Pero no siempre hay que esperar que el destino nos ponga al frente una referencia para saber algo más sobre esta historia de mafias, dinastías y corrupción. En ocasiones toca ir a buscar las herramientas que aquellos especialistas en cine (y en El Padrino) ponen a nuestra disposición.

Un claro ejemplo de esto bien podría ser “Pídelo con respeto. Medio siglo con El Padrino”, libro que Editorial UPC acaba de publicar en el marco de las celebraciones por el medio siglo del estreno de la parte uno de la saga (1972-2022). El volumen, del cual Oscar Sánchez es coeditor junto a Manuel Eráusquin y César Pita, incluye otros 10 aportes de académicos y periodistas, pero sobre todo de adeptos al buen cine.

En esta entrevista, el co-editor responde sobre las escenas que lo marcaron de El Padrino, los cambios en la industria del cine, pero sobre todo los temas que aborda esta saga monumental (en su tiempo de duración y valía), disponible hoy en cadenas como Amazon Prime, HBO y Netflix.

¿Cree que una historia tan genial como la de “El Padrino” podría haberse contado en menos tiempo? Centrémonos en la primera película (2 horas y 55 minutos de duración).

Creo que hay varios factores a tener en cuenta. En primer lugar, el cine ha venido de películas kilométricas a otras cada vez más concisas. Y el ‘boom’ de las miniseries hoy en día te ofrece casi ‘pildoritas’, aunque pueden llegar a extenderse durante tres o cuatro años. Y me parece que eso responde a una serie de factores, como por ejemplo a la manera en cómo hoy las personas se comunican, y debido a las nuevas tecnologías de la información se busca que la información llegue de manera más veloz. Sin embargo, Francis Ford Coppola tenía como pauta que la película no durase mucho tiempo, y cuando lleva su avance, el productor le dice “¿me has traído un tráiler? ¡Sigue!”. La misma casa realizadora tenía dificultades para hacer una producción larga y al final terminó pidiéndola así. Por otro lado, como consecuencia de haber estado metido en este tema, de pronto volví a ver “El irlandés” (Netflix), la última película de Scorsese, ¡y dura más de tres horas! Yo creo que el tema de la duración en una película es relativo y específicamente sobre El Padrino, pienso que los productores al final se convencieron de que una historia como esta debía ser bien contada sin escatimar los tiempos.

¿Recuerda cuándo fue la primera vez que vio la parte uno de la saga? ¿Cuáles fueron las escenas que recuerda con mayor claridad y por qué razones?

Definitivamente, la entrega que más recuerdo de la saga es la primera. Y recuerdo de forma más vívida la escena en que balean a Vito Corleone (Marlon Brando). La manera en cómo le disparan, la forma en cómo cae, o sea, es un saber caer como actor y en medio del hilo dramático de verdad que duele. Se nota que es una caída producto de haber recibido un disparo, lo mismo que la impericia de su hijo Fredo (John Cazale), al que se le escapa la pistola y no tiene cómo reaccionar. Pero claro, todo en ese marco de comprar verduras y frutas en el mercado, es decir, en un escenario tan lleno de vida aparece la muerte. Ya mucho tiempo después, en mis posteriores visualizaciones, siempre me ha impresionado mucho la escena del restaurante, en la que Michael Corleone (Al Pacino) asume una actitud que lo introduce de lleno en un mundo en el que él no estaba interesado en participar, y mata a Sollozzo (Al Lettieri) y al comisario de policía McCluskey (Sterling Hayden). Es una escena, desde muchos ángulos, estéticamente atractiva. Si bien trata sobre la muerte, y es una situación dura, creo que también nos muestra cómo los momentos, los diálogos entre el italiano, el español, la tantas veces comentada mención al ruido del Metro, que ensordece, o también la pistola oculta en el baño. No sé, desde el momento en el que sube Michael, se lo llevan, lo cachean, hasta la manera en cómo las balas entran y los efectos, cuando a Sollozzo le entra una bala por detrás se nota una substancia rojiza pulverizada. Hablamos de 1972 y ya había un avance importante en cuanto a la imagen fílmica. Esa escena me impactó mucho porque también está la comida, el momento en el que se descorcha el vino, el sonido al momento de servir en las copas, y hasta ahora último que la volví a ver, la simpleza de decir ‘lo que pasó con tu padre fue un tema de negocios, no fue nada personal’. Todo esto me da vueltas en la cabeza.

¿Cómo se les ocurrió el libro “Pídelo con respeto” a ustedes los editores y de qué forma plantearon su estructura para abarcar la mayor cantidad de temas importantes posibles alrededor de El Padrino?

Este es un esfuerzo de 13 autores, dentro de los cuales tres somos los editores: Manuel Eráusquin, César Pita y yo. En plena pandemia, Manuel me llama, y surge esta idea seguir creando cosas, como una forma tal vez de afirmarnos en la vida pese al encierro. Acepté sumarme. Convocamos autores y autoras para que nos comenten si les interesaba el proyecto y sobre esa base quedaron 10 adicionales respecto a nosotros tres. César es profesor y fanático del cine, conoce mucho el tema de la violencia en la pantalla grande, el tema gangsteril le genera predilección. Y en lo personal me jalaba mucho el cine porque me lleva a mí y a mis alumnos a pensar en determinados temas. Yo quería volver a mirar esta saga a partir del tema de la mafia, porque esto último siempre me ha llamado la atención, no solo por curiosidad, sino porque no deja de ser importante estudiar la mafia italiana, las mafias italoamericanas, para mirarnos en ese espejo y ver cómo estas pueden llegar a capturar el poder, no para hacerse de él, sino para aprovecharse de él. Y creo que en Perú lo estamos viendo a través de la extorsión, que es el negocio preferido de las mafias. Es ponerte una granada en la puerta del restaurante si no pagas tu cupo. La extorsión es el principal delito que se comete aquí, solo que es muy ‘caleta’. Por otro lado, cada uno de los 13 autores hemos arrojado algunas producciones (artículos) con un sello personal, y ahí hay que reconocer el genio de César Pita, quien propuso las estructura en tres partes: érase una vez en Italia, álbum familiar y la violencia en el cine.

Oscar Sánchez Benavides y el libro del cual es coeditor. Ya está en librerías y en formato ebook.

¿Qué tan importante resulta la banda sonora en una película como esta? Porque ese es un elemento que se rescata mucho cada vez que se celebra un nuevo aniversario del estreno.

Creo que la música marca muchas películas, no por eso se venden bandas sonoras y hasta existen programas radiales sobre eso. Aquí hubo uno en Radio Filarmonía. A veces, basta escuchar la banda sonora para recordar una película. Y de pronto surgen los afectos, no sé. Yo creo que siempre las películas han tenido que estar necesariamente acompañadas por bandas sonoras, y algunas de estas logran superar al filme. En este caso, agregaría la búsqueda de un compositor de raíces italianas para nutrir un filme de inmigrantes italianos cuyo director y guionista tienen raíces italianas. La música no podía dejar de tomar en cuenta estos aspectos. Hay instrumentos propios de la música folklórica italiana que están presentes en las diferentes piezas que componen la banda sonora de El Padrino. El acordeón, por ejemplo, es distintivo. Lo mismo que la música en las fiestas, las tarantelas, creo que ahí se quiso nutrir de manera particular como no se había hecho hasta entonces una película de mafiosos inmigrantes italianos con muchas de las características de sus lugares de origen.

¿Cómo hace una película como El Padrino para trascender a nivel global 50 años atrás sin tener herramientas como el streaming, las redes sociales o YouTube?

Es una pregunta interesante porque nos permite realizar un recorrido histórico sobre cómo llegaban estas películas. En primer lugar, antes la gente iba mucho más al cine, y las propuestas que te ofrecían eran mucho más específicas. Y yo recuerdo de niño pasar por el Cine Roma y había películas con 50 semanas en cartelera. ¡Es un año entero! En el diario El Comercio de los años ochenta puedes encontrar avisos con películas de Bernardo Bertolucci ​estaban en varias salas famosas de los cines. ¡Cuántas semanas habrá estado Ben Hur! Solo eso te demuestra que todos íbamos al cine. Hoy en día la oferta es enorme y uno puede ver una parrilla de películas, entonces, probablemente varias generaciones recibieron en su oferta de películas El Padrino. En segundo lugar, la televisión. El Padrino ha salido en TV varias veces. Y antes eran solo tres canales. La pasaron en partes, y este medio llegaba mucho más que el cine. Tiempo después ya muchos la hemos vuelto a ver en el cable gracias a canales como TCM. Eso me ha sucedido porque ahora en la universidad, cuando conversaba con mis alumnos, resulta que nadie había visto El Padrino. Generaciones muy jóvenes no han visto la saga. Pero una alumna me mencionó que en la película de Disney “Zootopia” uno de los personajes (Mr. Big) estaba inspirado en Vito Corleone, y hablaba desde su silla, con la voz ronca, y tenía a otros al filo de la ejecución. Entonces, puede que muchas generaciones no hayan visto ninguna de las tres partes de la saga, pero de pronto muchos de los productos que consumen hacen referencia a ese tipo de películas.

Hay una referencia en la segunda temporada de The White Lotus (HBO Max) a El Padrino. Uno de los personajes (un anciano adinerado) le dice a su nieto que “En Italia se grabó la mejor película estadounidense de la historia”. Luego se arma un debate entre ambos sobre cuán machista es la historia. A propósito de la tendencia por ‘cancelar’ productos culturales del pasado por los temas que abordan o la forma en que los representan. Si hablamos de mujer, machismo, género y derechos. ¿Cómo ver hoy una saga como El Padrino en estos tiempos?

Se me ocurren dos ideas. En primer lugar, César Pita nos hizo ver que El Padrino era una de las grandes películas del cine norteamericano, porque en otros rankings de cintas de orígenes no-estadounidenses hay otras cintas ubicadas arriba y no está El Padrino. Por otro lado, Francesco Tucci ha dicho varias veces que le da pena la película, porque muestra cómo los italianos tuvieron que sobrevivir como inmigrantes debido a la precariedad y la pobreza, lo cual no es un tema muy agradable que tocar. En algún momento mis alumnos me preguntaban: ¿entonces la migración venezolana traerá mafias? Como toda inmigración, claro. Eso por un lado es un tema penoso al cual debe prestársele atención. Por otro lado, ¿cómo ver la película a los ojos de hoy? Me parece que la trilogía amerita ser leída también en función a esos lentes que tú propones para el análisis. Y a mí me interesa mucho el personaje de Connie Corleone (Talía Shire). Sobre el tema, los artículos de Gloria y Paola ayudan mucho a ver cómo la Connie sufrida, engañada, golpeada del Padrino 1 es la que está apadrinando en la tercera entrega al sucesor de Michael Corleone. Y ella es casi casi la que está dando las órdenes de a quién hay que matar. Con lo cual, yo creo que hay una reivindicación de esa mujer ninguneada, secundaria, sufrida, que cocina y se calla, versus otra distinta. Recordemos que la primera entrega es de 1972 y la última de 1990. Hay un cambio de época y se nota, más aún en los roles de cada personaje.

En esta industria del streaming tan desesperada por hacer remakes y reboots de todo, ¿ve a El Padrino como un objeto de deseo? ¿Qué se puede hacer, o en su opinión lo mejor sería dejarlo como está?

En mi opinión personal, preferiría que la dejen como está. Sería como intentar rehacer una gran pintura. Tal vez sería mejor hacer otra película sobre las mafias contemporáneas, que ya hay varias, a partir de textos como los de este periodista italiano que se embarcó en estudiar la mafia italiana en Nápoles, que ha inspirado series posteriores como “Suburra: sangre sobre Roma”. Además, hay una cosa interesante, el cine italiano no tiene (a la mafia) como temática de sus películas sino hasta los dos mil. Después del trauma que significó este maxi proceso en el que el Estado decide llevar a más de 300 mafiosos a los tribunales, luego de pasarse décadas negando la existencia de las mafias, me parece que desde entonces se rompió un mito. Y ahí dicen: ¿entonces por qué no se les puede retratar? Y se empiezan a crear nuevas aproximaciones, acercamientos y películas de cine. Pero yo te diría que al Padrino no lo tocaría. Ya la sola trilogía tiene hasta sus propios cambios de época.

¿Es fácilmente identificable el legado de El Padrino en el cine de los últimos 50 años?

Yo creo que esta película marca un antes y un después en el sentido que el mafioso era visto, en el cine hollywoodense, como un personaje apestado, pero aún a pesar de ello había que hacer una película sobre este que termine mal. Porque eran un mal para la sociedad. Y en el caso de la sociedad estadounidense es un tema que es objeto de fascinación recién a partir de El Padrino, pero antes es un objeto de persecución, de condena moral, con las películas y las novelas. Y eso se debía a una sociedad que a veces se debatía entre luchar o no contra la mafia. Lo digo porque John Edgar Hoover, director del FBI durante muchos años, siempre se negó a investigar a la mafia. Es Robert Kennedy el que decide hacerlo y curiosamente muere asesinado. Igual que su hermano que fue presidente. Con lo cual, no es tan lejos pensar que la mafia los mató. Pero yo creo que es interesante anotar que hay una trascendencia de esta película. Y lo decimos en la introducción. Henry Kissinger, el exsecretario de Estado de EE.UU., le dice a Coppola el día del estreno: ‘oye, tú me has traído a ver la película sobre un asesino y has logrado que la gente salga llorando’. Por otro lado, está la trascendencia que tiene El Padrino en producciones de décadas posteriores, me refiero a Los Simpsons y otras películas. Pero además de esta saga, habría que sumarle otras grandes producciones como Calles Peligrosas, Buenos Muchachos, Los Intocables, aunque con una perspectiva tal vez más convencional, y claro, cerrando con El Irlandés, es como una insistencia con el tema de los mafiosos aun cuando ya están viejitos, y este último caso me gusta mucho porque es como un cierre de una gran etapa en la que Robert De Niro, Al Pacino, el mismo Joe Pesci, han participado de películas así. Y será interesante ver cómo se perfila el cine de mafiosos más adelante.

¿Cree que El Padrino ha impactado negativamente reforzando este prejuicio o estigma del italiano vinculado a la mafia?

Francesco Tucci lo dice en el libro: a él le dicen ‘italiano, pizza, mafia’. Entonces, ha quedado como que en la memoria ese tema, y en el mismo Estados Unidos también. Sin embargo, muchos de los hijos de los que fueron extorsionados por la mafia, por ejemplo, Rudolph Giuliani, persiguieron a la mafia italoamericana en Nueva York. Entonces, hay un orgullo también de parte de muchos hijos de italianos que han ayudado a reforzar y defender el sistema de este tipo de organizaciones. Pero no la han tenido fácil. Muchos hijos de italianos nada vinculados a la mafia eran estigmatizados con eso. Yo creo que al final eso ha cambiado un poco, pero no ha dejado de ser un tema que a veces ha ‘vendido’, y generó protestas en su momento también. En la década de los setenta, mientras se filmaban las películas, hubo muchas asociaciones de hijos de italianos en EE.UU. que pedían se acabe con este estigma. No sé si la película en sí contribuye con este estigma, tal vez para algunos sí, pero en mi opinión El Padrino no es una saga maniquea, te hace ver que el lado perverso de la sociedad no está solo desde los italianos. Recuerda que, en la primera escena es un señor que reclama porque su hija fue violada y ultrajada por dos americanos. O al comienzo de El Padrino 2, en donde se sienta un sonriente senador a hablar con Michael y no solo lo extorsiona, sino que además habla sobre él de forma muy despectiva. Asimismo, el comisario de Nueva York es un tremendo narcotraficante, y es un descendiente de irlandeses blancos, que eran los rivales de los inmigrantes italianos. Al no ser maniquea, El Padrino nos hace ver que estos mafiosos deben lidiar con otros, que a su vez son representantes del establishment.

¿Cuál cree que es el gran tema de una saga como El Padrino?

Algunos colegas piensan que El Padrino es una película sobre la sucesión, porque está Vito siendo asesinado, y no se sabe quién tomará la posta. Sonny (James Caan) es demasiado vehemente, y entonces correrá más sangre. Al final es Michael quien asume la posta –muy a su pesar—y quien termina siendo más estratégico e inteligente para hacer valer, mantener y mejorar la presencia de la familia Corleone en esta batalla de mafias. Por otro lado, Christian Estrada decía que esta es una historia sobre la pérdida. Michael Corleone pierde todo. De irse a la guerra a servir un país y de desligarse de su familia, al final termina metido en la mafia, pero mata a tanta gente y al final muere solo, habiendo perdido a la novia (italiana), a la hija y al hermano. A ver, yo agregaría que es una historia acerca de la sobrevivencia. Tal vez por mi sesgo he intentado mirar la saga desde el lado histórico – antropológico, y pasa que a los inmigrantes nadie los defendía. El Estado los necesitaba, porque precisaba mano de obra, pero no les interesaba sus derechos. Eran entonces víctimas de los otros grupos de poder que existían, y cuando iban a quejarse a las autoridades no les hacían caso. Entonces, es como una estrategia de sobrevivencia. Las mafias han tenido que crearse para sobrevivir. Y, por otro lado, estamos ante una historia sobre corrupción, en el sentido de que la saga comienza con “Yo creía en América…”. Pero esa América es corrupta, asesina e igual de mafiosa.  

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