“Pregúntame sobre nutrición infantil” (Grijalbo, 2016), el primer libro escrito por la experta en nutrición Sara Abu-Sabbah. La obra puede verse como una muy útil guía para padres interesados en que sus hijos se alimenten correctamente durante los primeros años de vida.
Este texto presenta datos útiles, recomendaciones, recetas, pero también muchas verdades en torno a mitos de nutrición que incitan al error a miles de padres en nuestro país. Para su autora, un padre informado tendrá la capacidad de discernir lo bueno y lo malo para su engreído.
Aquí nuestra entrevista con Sara Abu-Sabbah:
¿Cuál fue la motivación que tuvo para escribir este libro sobre nutrición infantil?
Fueron varios los motivos. Primero porque es muy palpable, a lo largo de todo mi tiempo de experiencia en el tema, que existen muchos huecos en información respecto a la alimentación infantil. Y esto genera muchos problemas, por deficiencias y por excesos. Considero que para poder lograr una alimentación y una buena nutrición se requiere estar bien informado y casi casi tener ciertos conocimientos básicos de nutrición. El libro me parece una herramienta útil para muchos padres de familia.
Probablemente los padres hoy acuden mucho a la Internet para revisar datos y buscar consejos, pero allí no siempre hay información cierta o completa…
Es cierto. En Internet encontramos cosas que son verdaderas pero otras falsas. Y también cosas reales pero que no van al fondo del asunto. Te dicen ‘tu niño debe comer pescado porque es bueno’ pero, ¿por qué es bueno? El sentido de este libro es explicarle al padre de familia que cuando te digan ‘consume Omega 3’, debes saber los motivos para hacerlo. ¿Qué pasa si tu hijo no consume esto? ¿En qué alimentos lo encuentra? Para mí eso es fundamental, que el padre tome conciencia a partir del conocimiento. Se debe ser consciente y tener convicción del por qué algo es bueno para un hijo. Ese es el motor para fortalecer los hábitos de los padres de familia.
¿Por qué es fundamental la alimentación de un niño en los primeros cinco años de edad?
Porque en ese tiempo se determinan los procesos de crecimiento y desarrollo que garantizan que el niño alcance su máximo potencial, desde el desarrollo cognitivo, cerebral, e incluso los primeros momentos de crecimiento acelerado. En la medida en que el niño tenga los nutrientes adecuados para que crezca lo suficiente y se desarrolle cerebralmente, entonces vamos a estar ante una persona saludable.
Hay un tema que usted toca mucho en el libro y es si los suplementos reemplazan o no a la comida para los niños…
De ninguna manera lo hacen. Es más, su nombre lo dice: suplemento. Algo que te ayudará a completar cuando le falta algo al niño. Esto no puede ser la vía ni el vehículo para que el niño que no quiere comer se alimente. Nunca los suplementos reemplazan la alimentación. Lo que debemos lograr es identificar dónde están los errores. Qué es lo que ha pasado en la alimentación de este niño que hoy no me pasa de 3 o 4 platos, de las 2 o 3 frutas al día, o que simplemente solo quiere leche o yogurt. La idea es corregir el problema.
Usted dice que el problema puede venir de dos grandes razones…
Así es. El no alimentarse puede ser una manifestación de algo que el niño quiere decirle a su padre. Por ejemplo, el niño escucha gritos en su casa y no quiere comer. O el niño necesita que lo atiendan más y simplemente no come, o hace pataleta. Y la segunda razón está relacionada al proceso de aprendizaje que debería darse desde los seis meses hasta el año. Muchas veces las madres desconocen este proceso. Cuando no se pasa de la papilla a algo machacado, luego a algo partido y luego a algo crocante, para luego al año recién comer algo de la olla, entonces se dan los problemas de la alimentación y el niño no quiere salir de los alimentos blandos: como los fideos, el puré, la hamburguesa, la salchicha, es decir, todo lo fácil de masticar.
¿Puede vivir bien un niño sin golosinas en los primeros tres años de su vida?
Claro que sí. Es lo recomendable. Si bien hay cosas que agradecerle a la industria de los alimentos porque permiten extender su tiempo de vida útil, y además, porque en situaciones de desastre es la industria que nos ayudará con cosas como el agua segura o con alimentos no perecibles; en lo que es el desarrollo natural del niño las golosinas y las bebidas muy azucaradas no deberían estar incluidas. Esos alimentos no aportan nutricionalmente. Pero la decisión está en el padre de familia, quien decidirá si le da una golosina a su hijo y en qué situaciones lo hace.
Al hablar del consumo de carnes, ¿la recomendación es la misma cuando hablamos de niños y adultos?
En frecuencia de consumo, sí. En tipo, también. Pero en cantidades, no. La frecuencia de consumo de los alimentos cárnicos, llámese pescado, aves, cuy, cordero, etc, es la misma tanto para niños como para adultos. Pero sí la porción para un niño es mucho menor si la comparamos con la de un adulto.
¿Un niño gordito es un niño sano?
No lo es. La Organización Mundial de la Salud ya categoriza el exceso de peso como una enfermedad. Entonces, un niño gordito eleva mucho más el riesgo de desarrollar una serie de enfermedades crónicas no transmisibles, como por ejemplo la diabetes, o incluso algunas formas de cáncer. O problemas de articulaciones. Hay una serie de problemas de salud que se desarrollan por exceso de peso, que además no garantiza que el menor tenga todos los nutrientes. Un niño con exceso de peso puede tener anemia o puede no estar cumpliendo sus requerimientos de calcio.
A veces los padres caen en excesos de cuidado y limitan a sus hijos de alimentos que sí son necesarios…
Hay muchos mitos. Por ejemplo, es clásico escuchar que un niño con asma no puede comer cítricos, lo cual es falso. El cítrico podrá restringirse en un paciente asmático sí y solo sí está demostrado que (ese alimento) desencadena una reacción alérgica. De lo contrario no. ¿Por qué privar al chico de un alimento con vitamina C? No obstante, si se demuestra que cierto alimento le provoca alergia a un chico, entonces hay muchos otros que son fuente de vitamina C, que pueden no ser cítricos y que cubrirán dicho requerimiento. Esa lista está en el libro.
En el libro usted considera que es un grave error premiar a los niños con dulces si terminan su plato de comida…
Sí, lo es. No se puede premiar ni castigar con alimentos. Debemos tener conciencia — y esto se está viendo cada vez más en púberes y adolescentes — del trastorno alimentario. No todas las personas que hacen dieta van a caer en esto, claro, pero existe un grupo que genéticamente está predispuesto a desarrollar un trastorno alimentario. Y estos ‘motivadores positivos o negativos’ pueden ser disparadores. Nunca debes premiar o castigar a un niño con alimento. Se le puede premiar con afecto, con tiempo de compartir, con una salida, con algo que permita al niño valorar ese momento.
Finalmente, ¿cuál es la cantidad de agua que debe tomar un niño menor de siete años?
Se estima que entre seis y siete vasos de líquido al día, pero esto puede cambiar dependiendo del clima, de la actividad del menor. El agua es el mejor líquido elemento para mantenerse bien hidratado. Todos los días el niño pierde líquido, indistintamente si es verano o invierno. Y ese líquido que pierde es agua –con electrolitos, evidentemente — pero estos últimos se reponen con la dieta diaria. Sin embargo, el líquido se restablece con el agua. Esto cuando hablamos de una pérdida normal de líquidos. Pero cuando estamos hablando de una deshidratación, el agua no es suficiente y se precisarán bebidas rehidratantes. Ahora, una manera práctica en la que los padres pueden determinar si sus hijos toman el agua suficiente, es viendo el color de la orina. Si está muy oscura y cargada, probablemente el menor no se ha hidratado lo suficiente y debemos aumentar la cantidad de líquidos al día.