La pasajera es uno de esos libros que puede leerse en dos horas sin ningún problema.
Este gran thriller escrito por Alonso Cueto (Lima, 1950) y publicado recientemente por Seix Barral (Planeta) maneja impecablemente las cuotas de suspenso desde el inicio hasta el final.
Apenas le bastaron 130 páginas a Cueto para tejer una historia en la que los personajes principales pueden contarse con los dedos de la mitad una mano.
Arturo, un capitán del Ejército Peruano en retiro que tras combatir a Sendero Luminoso en Ayacucho devino en taxista y vive en Lima, tiene un encuentro intempestivo con Delia, una peluquera que esconde heridas producidas en la época del terrorismo que azotó nuestro país a finales del siglo pasado.
La contratapa del libro dice que ambos personajes son personajes signados por su destino. Yo resaltaría que principalmente por su pasado. Y esta es mi explicación.
Arturo intenta acercarse a su pasado y saldar cuentas, con su consciencia principalmente, mientras que -en la otra vereda- Delia intenta alejarse de este. Huir del pasado como una forma de no revivir el dolor que genera de su propia historia personal de la violencia.
En el medio aparecen también una serie de personajes secundarios con diferente peso o trascendencia en el nudo de esta historia de suspenso (Enrique, La señora Liz, ‘Chacho’, ‘Guayo’, pero principalmente el Coronel).
Cueto coloca en La pasajera la misma cantidad de ingredientes exactos que contiene la celebrada La hora azul.
Si bien esta reciente publicación es más corta (130 páginas divididas en seis capítulos) me parece que logra atraparte de la misma forma porque, como bien dice la contratapa de la obra, “explora las consecuencias” de la catástrofe en el mundo interior de miles de peruanos que la sufrieron.
Por estas cosas y algunas más que no debo contar para evitar detallarles más sobre el libro considero que es una muy interesante obra de Alonso Cueto que dejará satisfechos a aquellos que van buscando historias que atrapan rápidamente y que a la vez invitan a la reflexión sobre aquella etapa que nunca más debe volverse a repetir en Perú.