Hans es una especie de castigador de régimen nazi que encuentra en su particular labor una forma de escapar de las sombras que acechan su caminar de manera constante. Él es el protagonista de “El hijo de las sombras”, interesante cuento con el que el escritor peruano Joe Iljimae quedó finalista de la XIX Bienal de Cuento Premio Copé 2016.
Comunicador de profesión, Iljimae se toma en serio la literatura. En esta entrevista brinda detalles sobre su relato –ambientado en finales de la Segunda Guerra Mundial—y también responde sobre su forma de ver el proceso creativo. Esto mientras alista una segunda edición revisada de “Los Buguis”, su primer libro de cuentos publicado por Paracaídas Editores.
-¿Cuál es la idea que detona esta especie de cuento histórico y alucinógeno que es “El hijo de las sombras”?
Cuando empecé a escribir el relato no tenía una clara idea de contextualizarlo en un punto histórico: la Alemania de finales de la Segunda Guerra Mundial, por ejemplo. Me interesaba más la parte psicológica del protagonista. Tenía muy claro que debía ser esquizofrénico, que debía tener alucinaciones y ver cosas. Y eso es algo que a mí me ocurrió de pequeño. Yo era muy miedoso en la infancia, creía ver cosas en la oscuridad, porque estaba (y sigo estando) muy influenciado por el cine de terror. Sin embargo, ¿cómo paliar esta enfermedad de mi personaje? Pues a través de la violencia. Hans mata a judíos o a homosexuales de la época, y a través de ello desaparecen sus monstruos. Es algo que he trabajado mucho, el tema de la violencia pero siempre justificada. Ese era el meollo de mi cuento.
-El cuento tiene referencias a ideólogos y poetas de la época. Desde Goebbels hasta Abba Kovner. ¿Cómo surgió su inclusión en la historia?
A medida que avanzaba el relato me di cuenta que podía ubicarse en la Segunda Guerra Mundial, cuando los nazis prácticamente habían ocupado todo Europa. Me interesa mucho la historia, y sobre todo la relacionada a los nazis. Y había personajes interesantes, como por ejemplo Knut Hamsun, que fue un Premio Nobel muy seguidor de Hitler. También Goebells e Ilse Koch. Si bien quería centrarme básicamente en Hans (el protagonista), lo rico de la literatura es que de pronto van surgiendo sorpresivamente personajes que enriquecen tu historia.
-Al Copé se postula siguiendo ciertas condiciones ‘técnicas’. ¿Te sientes limitado al crear debido a factores como el espacio o número de caracteres?
Cuando escribo no tengo ningún problema con esos factores. Escribo de la manera más libre posible. A veces he empezado relatos que se extendían demasiado y se iban para novela, pero en dicho género tampoco funcionaban, por lo que terminaban muriendo en el camino. No me siento cuadriculado al momento de escribir pensando en las bases de los concursos. Creo sí que este relato debía tener este número de páginas.
-¿Hay algún tipo de relación entre este relato y el conjunto de cuentos “Los Buguis”?
Hay algo que quizás se puede emparentar entre este cuento y los relatos de “Los Buguis”: la violencia como excusa para salvaguardar cierta inocencia o debilidad. Ese fue mi primer libro de relatos. Transcurre en Ñaña, la periferia de Lima, cerca a Chaclacayo. En esos cuentos habitan adolescentes- niños que empiezan a descubrir la adultez y se sienten vulnerables en dicho proceso. Lo que ellos no quieren es crecer. Buscan tener su misma edad siempre, y para eso utilizan la violencia. A través de esta intentan justificar ese crecimiento vertiginoso. Es un libro de descubrimiento. Creo que más bien este cuento del Copé está emparentado a otro conjunto de relatos que espero publicar a fin de 2017, con una mirada menos realista de la que tiene “Los Buguis”.
-¿Qué tan fundamental debe ser la lectura para un escritor? ¿Eres de los que piensan que antes de escribir uno debe haber leído la mayor cantidad de libros posibles?
Creo que eso depende de cada escritor. Es fundamental leer porque te ayuda a ver el lenguaje, a aprender ciertas formas, a saber cuándo cortar una historia. Sin embargo, también es importante ver cine, series de televisión, leer cómics, no lo sé. No estoy muy de acuerdo cuando ciertos escritores piensan que hay que nutrirse solamente de la ‘alta cultura’. A mí también me interesa la baja cultura o la cultura pop. Tranquilamente podría leer “La cartuja de Parma” de Stendhal en la mañana y por la noche “Ángeles y demonios” de Dan Brown. No me hago ningún tipo de problemas porque aprendo y puedo jugar con ambas cosas. Igual me pasa con el cine: ver algo de Bertolucci y luego “Logan”. Me parece que hay que combinar las formas, el modo de absorber todo para hacer literatura. Porque uno aprende de todo.
-Dos detalles me llaman la atención luego de leer tu cuento: ¿Hasta dónde te interesa experimentar con el lenguaje? ¿Cuánto te sirve intervenir la estructura del relato?
Me interesa mucho el lenguaje. Es lo primero que busco cuando acudo a otros autores. Me parece que el lenguaje le da forma y unidad a un esquema literario/lingüístico. Ahora, en este relato hay dos tipos de lenguaje. El primero, ligado a Hans y sus miedos, debía ser un lenguaje más tenso, trepidante. Y el segundo, cuando hablan los mercenarios, tenía que ser mucho más directo.
Y sobre la forma, este relato ha tenido tres versiones. La primera como la envié al concurso, la segunda titulada solo “Hans” y la tercera que era solo un cuentito nazi. La verdad es que todo nació de manera muy natural. Me parece que uno escribe para crear un orden propio. Yo, a través de mi escritura, trato de impulsar una estructura personal para ordenar el caos de mis experiencias. Hay que jugar con el idioma y ordenar su caos con palabras.
-Vas a reeditar “Los Buguis”. ¿Habrá alguna modificación entre esta nueva versión y la anterior? Por último, ¿qué planes para luego de eso?
Se viene la segunda edición de “Los Buguis”. Se va a publicar en Argentina pero llegarán algunos ejemplares al Perú. La diferencia es una mayor revisión estilística. He trabajado mucho con Juan Pablo Mejía. Incluso leímos los cuentos en voz alta para que haya una mejor disonancia con respecto a la primera edición, que tuvo algunas buenas críticas. Eliminamos esta vez un relato. Me gusta porque tiene otro estil diferente en presentación, un orden distinto. Espero que salga pronto y que guste también. Y en cuanto a proyectos, estoy viendo la posibilidad de sacar un libro de cuentos que sería más bien el anverso a “Los buguis”. Son varios relatos desde el punto de vista de una persona adulta. Por último, vengo trabajando en una novela pero aún estoy por la mitad.
IMPORTANTE
“El hijo de las sombras”, incluido dentro del libro “’El cuadro de Marilyn’ y los cuentos ganadores y finalistas de la XIX Bienal de Cuento Premio Copé 2016” será presentado el 31 de julio a las 8 p.m. en la sala José María Arguedas de la Feria Internacional del Libro de Lima.