Imposible resumir en un solo párrafo lo que llevó a Marie Arana a escribir una biografía tan completa sobre Simón Bolívar, el polémico libertador de América que hasta hoy aparece en cientos de libros que lo ensalzan o dilapidan con igual tesón, pero que también es mencionado en discursos políticos televisados o hasta en furibundos hashtags de Twitter. Sí, 190 años después de su muerte el personaje subsiste para continuar polarizando a un continente históricamente convulso.
Lo que sí queda absolutamente claro en esta entrevista a la autora de “Bolívar. Libertador de América” (Editorial Debate, 2020) es que más allá de la admiración que siente hacia el recorrido geográfico y cronológico de este personaje, hay otro estímulo para plasmar lo investigado en 700 páginas: uno personal. Arana, novelista y periodista peruano norteamericana, exeditora en jefe de la sección de reseñas de libros en The Washington Post y actual miembro del Consejo de eruditos de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, lleva los genes de dos personas que, desde bandos opuestos, lucharon en la Batalla de Ayacucho.
Ad portas de la celebración del bicentenario de nuestra independencia, la publicación de esta biografía total (traducida al español siete años después de su exitosa aparición en inglés) significa una oportunidad inmejorable para conocer, con un sobresaliente nivel de rigurosidad documentaria y una narración palpitante, los defectos y virtudes de un personaje que –según palabras de su biógrafa—ejemplifica de forma inmejorable la fortaleza del espíritu humano.
– ¿Qué razones la llevaron a escribir este libro?
Fundamentalmente dos razones. Primero, porque mis antepasados pelearon en ambos bandos de la Batalla de Ayacucho. Uno era español (Joaquín Rubín de Celis) y el otro rebelde (Pedro Cisneros Torres). El primero falleció en la lucha y el segundo regresó de la guerra a Lima y se casó, varios años después, con la hija de Joaquín. Así que a mí siempre me fascinó el hecho de tener antepasados que lucharon uno contra el otro, ambos con pasión y dedicación. Y ahí estaban sus retratos en las paredes de las casas de mis abuelos. Asimismo, siempre me ha chocado la forma en que los peruanos sentían una antipatía muy grande hacia Bolívar. Incluso desde su primer arribo. Decían “aquí viene el ‘Zambo’ y no sabemos qué va a pasar”. Y el Perú siempre fue muy realista. En lo personal, me chocó ver la antipatía de mi padre hacia un prócer, un héroe.
Tiempo después, tras terminar mi última novela, “Lima Nights”, surgió en mi cabeza el proyecto de explicar al mundo angloparlante algo importante sobre América Latina. ¿Quiénes somos? ¿Cuál es nuestro carácter? Todos saben que somos muy diferentes, pero qué tanto. Latinoamérica es el único sitio donde se surgió una nueva raza en muy poco tiempo. Hubo una fusión. Como decía Juan Vasconcelos, somos la ‘raza cósmica’. Entonces, más que todo escribí esto para que los norteamericanos conozcan quiénes somos los latinoamericanos. Así que busqué una forma de contar esta historia a través de una vida que contenga la mayor geografía y cronología posible.
-Así llegó a Simón Bolívar…
Sí. Su geografía personal era inmensa. Recorrió desde el Caribe, Haití, La Paz, hasta Potosí. Su revolución fue increíble. Y también, a diferencia de José de San Martín (que era una segunda generación de españoles), la familia de Bolívar vivía en América Latina desde hace casi 300 años. Mira que el primer Bolívar llegó a esta región en el siglo XVI.
-Usted empieza su libro comparando a Bolívar con George Washington y lo termina diciendo que a Washington no lo veneran en Estados Unidos, mientras que en partes de Latinoamérica sí se venera a Bolívar. ¿Por qué esta diferencia?
Aclaro un poco eso. Veneran a Washington en los Estados Unidos, pero no es una ‘imagen viva’, como sí lo es Bolívar en ciertos países de Latinoamérica. Algunos incluso se hacen llamar bolivarianos. Así que la historia sigue viviendo en Bolívar. En mi opinión, la revolución nunca terminó. Y eso dicen paredes y grafitis en varias partes de nuestra región. Por otro lado, Washington y Bolívar tenían muchas cosas en común: venían de familias ricas, no querían ser reyes, preferían pelear (como militares) y no gobernar. Sin embargo, a final de cuentas la revolución de Bolívar fue mucho más sangrienta que la de Washington.
-Uno imagina la formación militar en la actualidad y piensa en escuelas, cursos, prácticas y hasta ensayos bilaterales. ¿Cómo fue la formación de militares como Sucre, Bolívar y San Martín?
Con Bolívar no hubo nada de eso. Por ser una persona algo rebelde en la juventud su padre lo envió a cierto tipo de entrenamiento, pero no era algo militar, sino para aprender a montar caballos. No siguió una formación militar, que sí tuvo –por ejemplo—San Martín. Mira, las guerras de independencia no incluían militares que hayan pasado por entrenamientos especializados. Fue algo caótico. Se entraba a un pueblo o a una ciudad y se reclutaba ancianos, cojos, jóvenes y hasta niños. Así que todo fue muy improvisado.
– ¿Cuánto influye en Bolívar el factor de ser huérfano de padre y luego el haber enviudado tan joven? Me refiero a su lado humano…
Creo que (influye) en el genio de Bolívar. El conducir una guerra impulsiva — porque era una guerra donde las decisiones se tomaban en el último momento — fue como el principio de la idea de guerrillero en América Latina. De chico él fue muy impulsivo, no lo podían controlar. Su madre antes de morir se desesperaba pidiendo ayuda para ‘enderezarlo’. Y los hombres se reían al verlo gracioso y muy malcriado. Así que me parece que esa impulsividad, ya en su época de militar, le permitía hacer cosas al último momento, sin planear tanto. Por ejemplo, desde el otro lado, San Martín planificó dos años el cruzar los Andes. ¡Bolívar no lo hizo y solo se fue! Se trató de algo muy impulsivo. Así que creo que ese tipo de joven formó al hombre más tarde.
-El otro detalle que le mencionaba es que Bolívar enviudó muy joven. Él incluso menciona que nunca amó a ninguna otra mujer como a su esposa, sin embargo, tuvo varias parejas más adelante. ¿Cree usted que esta imposibilidad de tener una relación permanente lo marcó?
Él dijo muy claramente que si no hubiera muerto su esposa entonces hubiera sido un hacendado, con hijos, gordo y feliz. Y sobre lo que mencionaste antes, creo que, al haber sido huérfano, Bolívar pasaría mucho tiempo con los esclavos. Ahí se acomodó con esa vida, con esa gente, ahí se le formó esa sensibilidad que solo te da la libertad. Y eso en parte moldeó su carácter.
“Necesitaba mucho color para contar esta historia de forma viva”
– ¿Cómo cree que se ha tratado hasta hoy la imagen de Bolívar desde el ámbito de la ficción?
Su imagen es casi una ficción en sí, porque si te pones a pensar que un Augusto Pinochet puede decir “yo soy un Bolívar”, lo mismo un Fidel Castro o hasta un generalísimo Francisco Franco, entonces tendríamos que hablar de una ficción. Porque si estos tres personajes creen en cosas tan diferentes, ¿cómo pueden entonces ser ‘Bolívar’? Hay ficciones, mentiras que han salido de la vida de Bolívar que son muy interesantes, sin embargo, en mi caso tuve claro que –aunque debía escribirlo como una novela—todo en mi libro, hasta el sudor del caballo o el viento de un día para el otro, está muy bien documentado. Para mí los detalles fueron tan interesantes, no sé, el cómo salían para una batalla con las mujeres llevando ollas amarradas, haciendo una bulla tremenda. Porque (en ese entonces) necesitaban mujeres para cocinar, para lavar la ropa, para cortar el pelo, para todo. Así que era todo un pueblo el que se movilizaba rumbo a la guerra. Yo necesitaba mucho color para contar esta historia de una forma viva.
– ¿Cuán importante fue la raza en el tema de la independencia de todos estos países latinoamericanos?
Bolívar encontró este factor en toda parte. Reclutar gente en las pampas era muy diferente a hacerlo en la costa. El sistema español mandaba a los indios a las minas y a los afros a la costa, a trabajar sembrando. Entonces, había una amplia geografía de posibilidades, pero basada en las razas. Sin embargo, lo que pasó muchas veces fue que los españoles usaron (el tema de) la raza para pelear contra Bolívar. Y les decían a los esclavos cosas como “nosotros los cuidamos y ahora ustedes se van a vivir una vida peor con él”. Pero también había muchos prejuicios. Por ejemplo, los peruanos, que eran mayormente indígenas, tenían muchas sospechas sobre los afros porque en ese tiempo uno era mayormente blanco o indio, entonces se usaba mucho la cuestión racial. Para la guerra, Bolívar tenía que superar ese tema, y lo logró pues él sabía mucho sobre ello por lo que vivió en su juventud y además por su afección a todas las razas.
-Menciona usted en el libro más de una vez que Lima era ‘la ciudad más española del virreinato’. ¿Esto fue clave para que el Perú sea uno de los últimos países en lograr su independencia?
Claro, y fue difícil porque tras lograr la independencia tuvimos veinte presidentes en veinte años. Nadie sabía bien qué hacer. Había una lealtad hacia España muy presente. Incluso cuando San Martín estuvo en Lima dijo que debíamos traer un príncipe desde Europa, o tal vez de la misma España. Entonces, había una lealtad mayormente de Lima, pero también del Perú en general.
-A propósito del terremoto de 1812 ocurrido en Caracas que usted menciona en el libro y la reacción desatada tras él, ¿cuánto pudo influenciar la Iglesia en la sociedad de entonces?
La iglesia siempre fue muy conservadora y realista. Desde el principio el sacerdote marchaba con el conquistador. Era una forma de convencer a la reina de que hacían una evangelización en América Latina, o sea, de que era algo bueno entrar ahí. Y mira, en cada país (latinoamericano) podemos ver el palacio (presidencial) rodeado por la Catedral y al obispo viviendo al lado del presidente. Siempre se han movido de la mano del poder.
– ¿Son más las similitudes que las diferencias entre San Martín y Bolívar? Cuando usted narra su encuentro menciona que el primero era casado, tenía una relación digamos estable, aunque estaba enfermo. Bolívar tenía una historia quizás más larga, con muchos más problemas detrás.
Uy las diferencias fueron enormes y ellos mismos las sentían. Eran caracteres muy diferentes. A Bolívar le gustaba bailar, jaranear, mientras que San Martín era muy recto, muy cuidado. Y no se llevaban bien. Los cronistas lo han dicho. No sabemos bien qué pasó en ese cuarto de Guayaquil donde se pusieron a hablar del futuro, pero sí sabemos lo que pasó afuera.
-En el colegio nos dicen que al hablar de historia pensemos en el contexto en el que sucedieron los hechos. ¿Eso debería bastar para tener una relación libre de rencillas entre Perú y España hoy? Porque aquí muchos seguimos culpando a los españoles de nuestros problemas centrales…
Como dice Mario Vargas Llosa, nosotros somos ya una mezcla. Así que no podemos decir más “esos españoles horribles” porque finalmente nosotros también tenemos algo de ellos. Es parte de nuestra sangre. Durante casi la mitad de un milenio hemos sido gente de dos lados. Creo yo que entender bien la historia nos ayudará a saber quiénes somos. ¡Y vaya que hay diferencias! En la España que visitó Bolívar a los 18 años se le llamaba indio. Sabemos que hemos pasado por una historia muy disímil a la de España. Aunque ellos también tuvieron sus propias mezclas (árabes, judíos, etc.), creo que debemos entender la historia para saber realmente que somos diferentes. Vivimos en una región muy aparte del resto del mundo. Y así como tenemos cosas buenas, tenemos fallas que nos han seguido desde mucho tiempo atrás.
-Venezuela es el gran escenario de su libro. Casi 200 años después de su independencia se encuentra, para muchos, socavada por intereses políticos, sumado al ya conocido uso que se le da a la figura de Bolívar. ¿Qué opinión tiene usted hoy sobre la situación de este país?
Me apena mucho. Venezuela es el país latinoamericano con la mayor reserva de petróleo en el mundo. Me sorprende que su gente pueda aguantar lo que ha aguantado hasta hoy, porque durante las guerras de independencia ellos eran muy fuertes, rebeldes, y estaban siempre listos para hacer lo que tenían que hacer. Hoy me asombra que soporten tanto. Mira, hay un éxodo tremendo de venezolanos y lo vemos claramente aquí en Perú. Así que no es un problema que se quede solo en Venezuela, sino que se ha extendido por toda la región.
-Como biógrafa, ¿qué gran lección le deja la vida de un libertador que nació rico y murió sin ropa para ser enterrado?
Es la gran historia del reverso de todos los sueños que podemos tener. O sea, de empezar pobre y terminar rico. Estamos ante una lección en muchos sentidos para conocer la dedicación, la lealtad a una idea, a un sueño que tenía él, pero que nunca pudo conseguir: unificar la región. Y en ese empeño daba y daba, no solo físicamente sino también financieramente. De esta historia podemos aprender un poco sobre la fuerza del espíritu humano. La posibilidad de mantener tus ideales hasta el final y nunca soltarlos hasta que todo se va. Tu salud y tu riqueza se van por una idea.
SOBRE EL LIBRO
Título: “Bolívar. Libertador de América”
Autora: Marie Arana
Editorial: Debate
Precio: S/74 en físico y US$12.99 en eBook (detalles aquí).
A la venta en: las principales librerías de Lima