Arturo Pérez-Reverte y las claves de “El italiano”, su más reciente novela

Presentada como “una historia de amor, mar y guerra”, “El italiano”, la nueva novela del escritor español Arturo Pérez-Reverte, es un homenaje a tal vez los tres grandes temas de su literatura. Así lo ha reconocido el propio autor durante una rueda de prensa con periodistas internacionales.

El argumento de la novela es el siguiente:

En los años 1942 y 1943, durante la Segunda Guerra Mundial, buzos de combate italianos hundieron o dañaron catorce barcos aliados en Gibraltar y la bahía de Algeciras. En esta novela, inspirada en hechos reales, sólo algunos personajes y situaciones son imaginarios. Elena Arbués, una librera de veintisiete años, encuentra una madrugada mientras pasea por la playa a uno de esos buzos, desvanecido entre la arena y el agua. Al socorrerlo, la joven ignora que esa determinación cambiará su vida y que el amor será sólo parte de una peligrosa aventura.

EL ORIGEN: UNA ANÉCDOTA CON EL PADRE

Consultado sobre cómo y hace cuánto tiempo surge “El italiano” como proyecto literario, Pérez Reverte reveló que el origen de su novela se remonta a una experiencia en el cine junto a su padre. Ambos fueron a ver «Su mejor enemigo«, película de Guy Hamilton que tiene a David Niven y Alberto Sordi como protagonistas, en la que una patrulla italiana comete terribles abusos contra tropas rivales. Esto durante la Segunda Guerra Mundial.

El también autor de éxitos como “El capitán Alatriste”, “Falcó” o “La reina del Sur”, recuerda cómo su padre le dijo que, más allá de lo visto en dicha cinta, hubo italianos dignos, valerosos y notablemente heroicos. Esa mención quedó quedaría impregnada en su memoria desde entonces.

“Esta novela formaba parte de esa especie de nube de niño que me acompañó como lector, adolescente, viajero, periodista de guerra, novelista, y un día dijo: ‘aquí estoy, escríbeme’. Las novelas son como los hombres y las mujeres guapas, por lo general eligen ellos”, considera.

Pero entre ese diálogo con el padre y el libro publicado pasaron muchas cosas. Todo aquello, que bien podría considerarse la etapa previa a una novela, es lo más importante para Pérez-Reverte. Aquí es cuando un autor debe nutrirse de todo lo existente para construir una historia del gusto e interés del público.

“Creo que la fase más hermosa (de la escritura) es como cuando te enamoras: el comienzo. La novela está en tu cabeza, no es nada, y vas caminando por el mundo, leyendo, anotando estructuras, nombres y personajes. Esa fase de documentación previa es la más hermosa. A mí el acto mecánico de escribir me parece horroroso, terrible, la paso muy mal. Es la imaginación lo que necesito, acostarme pensando en esta escena, en tal personaje. Eso es lo hermoso. Por eso sigo siendo un escritor feliz, sobre todo porque no he perdido todavía esa capacidad de disfrutar con la imaginación, de jugar”.

Arturo Pérez-Reverte en una entrevista con Página Dos.

ELENA ARBUÉS Y UN FINAL CERRADO

Aunque en la portada aparezca el buzo italiano que inspira la novela de Arturo Pérez-Reverte (Teseo Lombardo), lo cierto es que la gran protagonista de esta historia es Elena Arbués, una librera que –ya desde la primera escena—irradia una energía innegable, capaz de cambiarlo todo.

“La novela se titula ‘El italiano’ pero bien pudo llamarse ‘La librera’, porque la protagonista, la heroína, es ella. Él no es más que un soldado, un hombre sencillo sin lecturas, que no dice nada inteligente en toda la trama. Pero es un soldado decidido y audaz, que cumple con su deber en una guerra contra los ingleses. Ella ha leído, tiene una memoria y una cultura que, al verlo a él, termina proyectando en él sus lecturas, descubre al héroe. Es su mirada la que lo convierte en héroe, sin su mirada (Teseo) sería solo un hombre más”, afirma.

Si algo queda claro desde el inicio de la novela es que habrá final feliz. ¿Por qué el autor optó esta vez por mostrar sus cartas desde el comienzo? ¿No es acaso una tarea más compleja intentar atraer a un lector por 400 páginas si este ya sabe en qué terminará?

“Llevo escribiendo novelas 35 años. Este es mi oficio y mi trabajo. Lo que no me gusta es repetir fórmulas. Aunque hay un territorio que me es común, existe una serie de mecanismos narrativos que son los míos y que cualquiera de mis lectores habituales me reconoce, creo que cada novela tiene que ser un desafío nuevo para que me motive. Soy un escritor feliz y necesito acostarme pensando qué haré el día siguiente. Cómo resuelvo esa escena, ir añadiendo cosas nuevas para que la novela sea un acto no de rutina sino de creatividad que me haga feliz. Esta vez dije: a ver si soy capaz de –sabiendo el lector buena parte del final– lograr que le interese cómo llegamos allí, qué recorrido hacen los personajes hasta el punto final. Ese fue un gran desafío”, contó.

SOBRE “EL CAPITÁN ALATRISTE” Y MÁS

Resulta inevitable en cualquier rueda de prensa en la que participe Arturo Pérez-Reverte preguntarle no solo por sus nuevos proyectos sino también acerca de si existe la posibilidad de retomar algunos de sus grandes éxitos, como lo fue sin duda “El capitán Alatriste”.

Al borde de los 70 años de edad, el autor nacido en Cartagena es consciente de que el tiempo corre velozmente y, muy probablemente, nunca podrá terminar todas las historias que rondan su cabeza. Aunque vaya que la pandemia le brindó algo más de tiempo libre para escribir.

“No sé lo que me queda como escritor. Una, dos o diez novelas. Si vivo lo suficiente, habrá más Alatriste, sino no. Ahora, tengo que elegir qué novelas escribo. Tengo ya 70 años, pero si vivo lo bastante y tengo la cabeza en condiciones, espero hacer algún Alatriste más”, confiesa.

En una parte de la conferencia, Pilar Reyes –directora general de la editorial Alfaguara—sorprendió contando algunos detalles sobre cómo es editar a un autor tan exitoso como Pérez Reverte. Tras elogiar su capacidad de imaginación y la pasión con la que se entrega a un nuevo texto, la editora colombiana reveló que este siempre tiene una especie de ‘as bajo la manga’ cada vez que termina un libro.

“No he conocido un novelista natural tan prodigioso y versátil. Cuando estamos terminando el proceso de edición, él ya está en otro libro y me entrega el borrador del primer capítulo. Él ya está viviendo en ese otro libro y es fascinante ver ese proceso natural. El ver un espacio y a partir de ahí ver una novela es una suerte de predestinación fantástica”.

Finalmente, el miembro de la Real Academia de la Lengua Española sería consultado por dos temas generales: primero, su visión con respecto al futuro de esta compleja sociedad y, segundo, qué es para él la libertad.

“Soy culturalmente optimista e históricamente pesimista. Creo que ese mundo del que he hablado antes (de Homero, Platón y demás) está sentenciado a muerte. Soy lector de historia y he visto morir muchos imperios en los libros, muchas cosas en la vida real y en mi propia biografía, y sé que todo tiene un final. Creo que ese Occidente, ese vasto territorio cultural de tres mil años de historia está sentenciado. Pero no es algo dramático. No lo veo con drama ni deprimido. Me ha tocado vivir el final de un tiempo, de un mundo que es sobre el que he escrito, y que será sustituido por otro. No sé si será mejor o peor, pero yo no estaré aquí para verlo”.

“Uno puede ser ‘esclavo’, empleado de una empresa de la cual depende su vida y la de sus hijos, pero hay una parte de ti que no puedes ceder a nadie. Aquel ser humano que tiene la suerte de poder preservar esa parcela, nutrirla con amor, amistad, familia, libros, películas, música, sexo, o lo que más lo motive, y que es capaz de conservar ese reducto para sí mismo, pues ese es un hombre o una mujer libre”, concluyó.

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