“Tasmania”: reseña de la novela de Paolo Giordano que publica Tusquets Editores

Como una historia sostenida en distintos caminos que en algún momento te llevan a un mismo final. Así puede leerse “Tasmania”, la más reciente novela del italiano Paolo Giordano. La publicación en castellano de este libro –premiado el año pasado en su país de origen—da inicio a la nueva etapa que este autor, de apenas pasados los 40 años, tiene en Tusquets Editores, tras dejar el sello Salamandra.

Como el propio Giordano, el protagonista aquí (en adelante, Paolo) es un físico devenido en periodista. Por su labor en el Corriere della Sera, termina involucrado en temáticas científicas y ambientales. Pero eso va paralelamente a su vida personal. Está en pareja con Lorenza, una mujer mayor con la que no puede concretar su deseo de tener hijos. El hecho, como probablemente en muchas parejas alrededor del mundo y a lo largo de la historia, significa un obstáculo difícil de superar.

Tasmania” repasa la vida personal y profesional de este periodista científico entre los años 2015- 2020. Hay un hecho que atraviesa todo el relato, y está vinculado al objetivo que tiene nuestro protagonista por publicar un libro sobre la bomba atómica. En ese propósito, la narración incluye una serie de vías, personajes y situaciones de distinto corte. Algunas con mayor trascendencia –y pulso– que otras.

Aunque a ratos lo parezca, Paolo no está solo en el mundo. El narrador de “Tasmania” es eje de varias relaciones amicales que adornan la novela con momentos en su mayoría dramáticos. Entre estas relaciones podemos encontrar, por ejemplo, la que mantienen su pareja de amigos conformada por Giulio y Cobalt, investigadores nómadas a los que el narrador conoció en su etapa de enamorados, y la que hoy intenta ayudar a (casi) no detestarse tras la separación y con un hijo que genera una férrea lucha por la tenencia.

Siguiendo esta línea, una segunda sub historia que plantea “Tasmania” es la que mantienen nuestro protagonista con Jacopo Novelli, un científico seguidor fanático de los datos, que primero maravilla a Paolo y luego lo mete en diversos problemas. En esta primera etapa de encandilamiento, el periodista del Corriere della Sera se percata no solo de los grandes conocimientos que un ser humano puede alcanzar, sino de la clave que resulta su método de transmisión.

Tal como ocurre en el caso de Giulio, en otro momento de la novela, el protagonista se involucra en otro dilema amoroso, esta vez protagonizado por un cura de nombre Karol, quien se enamora de una jovencita que acude a su iglesia y, aunque todo parece predestinado al fracaso, Paolo intenta ayudarle, regalándole un iPhone para que se comuniquen. En este devenir del amor “prohibido” por las leyes de la iglesia, ocurren algunas reflexiones (y a lo largo de la novela también) como estas:

“Llevaba 20 años reprimiendo su deseo y ahora podía hacer con él con creces, como el joven que no había sido. Imaginarse la noche que pasarían juntos, sentir la emoción de la transgresión: cosas que a mí parecían estarme vedadas para siempre”.

Tasmania” tiene también una serie de pequeños personajes tal vez menos trascendentales que aportan más que todo contexto. Por su trabajo como periodista –y en un ambiente agitado para la prensa europea por los atentados terroristas acaecidos entre luego de 2015–, Paolo conoce por ejemplo a Curzia, una impetuosa corresponsal de agencias internacionales con la que entabla a ratos una especie de breve affaire (aunque parezca, nuestro protagonista jamás se separa formalmente de Lorenza). Pero este vínculo sirve para dejar en claro algo: si la novela de Giordano tiene algo es actualidad.

A lo largo de las páginas de “Tasmania”, la trama enumera una serie de temáticas que resultan claves para entender –o al menos para refrescarnos– el mundo contemporáneo. Cambio climático, contaminación, desvalorización del oficio periodístico, conservadurismo, desigualdad salarial, feminismo, invisibilización de las mujeres en el campo científico, cultura de la cancelación, la agitada ‘vida’ en las redes sociales e inclusive el suicidio en la juventud. Queda claro que el autor italiano, al menos en referencia a los tópicos, no le huye a lo cuantitativo, pero quedará en la opinión del lector si ocurre lo mismo en el plano cualitativo del relato.

La novela publicada por Tusquets Editores intercala, pues, el camino que un periodista sigue en su propósito de escribir un libro sobre la bomba atómica (lanzadas en Hiroshima y Nagasaki en 1945), sus antecedes históricos, una especie de ‘minuto a minuto’ y finalmente sus consecuencias, comparables a una destrucción terrible de poblaciones y territorios, con otro fenómeno más parecido a un desmoronamiento. Este último viene vinculado a las relaciones afectivas, sociales y hasta de imagen personal. Paolo y Lorenza no son el único ejemplo en la historia, aunque valga este ejemplo:

“Lorenza y yo no éramos solo una pareja en crisis, sino también una infinidad de otras cosas inseparables: éramos un sistema de costumbres consolidadas, una red de relaciones sociales, un aparato burocrático. Teníamos que seguir funcionando. Y seguir funcionando nos costaba poquísimo”.

Con Giulio y Cobalt también se devienen pequeños remezones. En su desesperación por mantenerse un tiempo justo con su hijo, el primero involucra al narrador para que este firme un documento donde lo certifica como un padre responsable. Pero tal vez la crisis más llamativa ocurre con el científico Novelli, quien durante una conferencia tipo TEDx, diserta una negacionista exposición en torno a la inequidad de oportunidades laborales para mujeres con respecto a hombres. Aunque con “papelito en mano”, el personaje (y amigo de Pablo) olvida –u omite—pequeños detalles vinculados a la responsabilidad que, por ejemplo, asume una científica al convertirse en madre, lo cual de plano perjudica su carrera con respecto al sexo opuesto.

La exposición y sus consecuencias inmediatas son descritas con destreza por el narrador. Porque “Tasmania” no es específicamente una novela si de géneros hablamos. A ratos es una crónica que denota movilidad innegable (viajamos por el corazón de la Unión Europea, recorriendo París, Roma, Turín, Barcelona, etc.), pero, además, un diario personal escrito con una pulcritud interesante. No resulta sorprendente, entonces, tener a un Paolo angustiado viendo cómo el Trending Topic #Novelli se llena de insultos, de pedidos de despido y de anuncios de lo mismo, claro está. Un choque absoluto con el presente.

Ahora, ¿en qué momento de la historia Tasmania toma forma? La verdad, el lugar en sí, descrito por Novelli a Paolo como “(una zona) situada lo bastante al sur para escapar de las temperaturas extremas. Tiene grandes reservas de agua dulce, es un estado democrático y una zona en la que no viven depredadores del ser humano”, termina pareciendo más una especie de edén, tan alejado de todas estas crisis descritas. Porque la novela de Paolo Giordano es, más que el relato histórico del horror (representado por el efecto de la bomba atómica lanzada en territorios japoneses), una larga narración de sacudidas afectivas e incomprensiones éticas y morales entre seres humanos. Algo para algunos más presente en la actualidad que en aquel nefasto 1945.

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