Isabel Menéndez: «Que las editoriales me tengan en cuenta es una recompensa a mi trabajo»

La escritora, docente y cuenta cuentos Isabel Menéndez Ibárcena es una de las figuras de la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil – FILIJ Perú 2025–, evento que irá del 7 a 17 de noviembre en el ICPNA de Miraflores y que es organizado por el Fondo de Cultura Económica (FCE).

Precisamente, es el FCE el que publicó hace unas semanas «El edificio«, el más reciente libro infantil de Menéndez, esta vez ilustrado por Lucía Mimbela.

En «El edificio«, un singular personaje husmea lo suficiente para saber cada paso de los habitantes al interior de un conjunto de departamentos que podría lucirnos más familiar de lo que pensamos.

Las historias de Menéndez Ibárcena parecen enfocadas en pulir esa capacidad que tienen los niños para imaginar, en ocasiones, hasta el infinito.

En la siguiente entrevista, la autora cuenta pormenores de su relato publicado por el FCE, pero también opina sobre las secuelas de la pandemia en los niños, sus temas recurrentes, los errores que cometen los padres al buscar que sus hijos lean como sea, etc.

Ha pasado ya un tiempo del fin de la pandemia del coronavirus, un hecho que afectó no solo a millones de adultos, sino también a muchos niños, público al que tú te enfocas como cuenta cuentos y escritora. ¿Cómo evalúas hoy el estado de la literatura infantil en Perú?

Antes de la pandemia empezó a crecer muchísimo (el sector), pero justo cuando esta se desató los colegios dejaron de pedir libros y muchos chicos dejaron de leer, pese a que ese era un momento preciso para que estos se acercaran y se refugiaran en la lectura. Entonces, se retrocedió en mucho de lo avanzado. Algunas editoriales cerraron, otras se fueron del país y, en lo personal, tuve que abordar esta crisis porque, como dices, mi trabajo es fomentar la lectura, contar cuentos. Pero también había esta otra necesidad de los padres porque sus hijos lean y así salieran, de alguna forma, del ‘tormento’ que significaba la educación en línea. Y hoy siento que las cosas vienen levantando. Además, han surgido nuevas editoriales, pequeñas e independientes, lo cual es fantástico. Y salen también nuevos autores, lo cual es grandioso.

¿Te planteas un objetivo de, no sé, dos o tres libros por año, o no eres muy metódica en ese sentido?

Mira, increíblemente este año estoy publicando cuatro libros. Y he relanzado el que saqué a fines de 2024, es decir, serán cinco. Y digo increíble porque, generalmente, publico uno o máximo dos al año, no obstante, ha sido grandioso que las editoriales me tengan en cuenta. Lo tomo como una recompensa a mi trabajo. Yo escribo para quien me quiera leer, pero mi trabajo va enfocado hacia los niños, y saber que les gusta — porque lo noto en las visitas de autor– es algo que me llena.

Hablemos de tu cuento “El edificio”, publicado por el FCE y Cami. ¿Todos somos algo fisgones de lo que pasa en nuestro edificio?

Sí, definitivamente. Todo el mundo suele observar, todos tienen ese poder. Es lindo, además. Y si no sabes lo que pasa en tu edificio, pues lo escuchas por el tragaluz del baño, que ese ese lugar por donde se oye absolutamente todo.

¿Tienes temas recurrentes al crear historias?

Mira, ahí vamos a tocar un tema en el que seguramente muchos colegas coinciden: pienso que la lectura, si a ti te hace bien, sirve. Por ejemplo, yo tengo una colección de libros titulada “Cuenta conmigo”. Los escribí no pensando en hacer una colección sobre las emociones. Fue mi editora quien me dijo: ¿te has dado cuenta que todos estos libros hablan de algo específico? Pero yo uno de esos cuentos se lo escribí a mi hija, otro a mi hijo, y otro pensando en mí. Entonces, son historias que me han sucedido, que he visto o que he vivido como mamá, como habitante de este planeta, y que van despertando mi imaginación. Y si las historias calzaron en esta colección, bienvenidas. Pero como te dije: todo lo que nos hace sentir es válido, sobre todo cuando lee. Si a mí algo me hace sentir y me despierta una sensación, es lo rico de leer.

En pandemia nacieron muchos niños. Algunos vivieron sus primeros años y sus primeras experiencias ‘escolares’ en sus casas. ¿Crees que habrá secuelas de estos cambios forzados?

Definitivamente, sí. Tengo un proyecto de fomento lector en la primera infancia y trabajo en dos jardines infantiles. Y cuando volví a contar cuentos (suelo ir una vez por semana) noté una gran diferencia entre niños que tuvieron sus primeras enseñanzas antes, frente a los que la tuvieron durante la pandemia. Chicos de cuatro años que no pronunciaban bien las palabras, o algunos con sus emociones completamente desbordadas. A otros les costaba mucho compartir sus cosas. Aunque con el tiempo se ha venido trabajando mucho con ellos, sí me parece que podríamos ver una generación con algo de dificultad mayor. Por otro lado, los padres, totalmente abocados a trabajar para salir adelante, temerosos de quedarse sin trabajo, con los hijos en la computadora o frente al televisor, sin poder sociabilizar. Si a nosotros esa época nos afectó, ¡imagínate a los niños!

Y la primera infancia es una fase clave…

Totalmente. Es ahí donde los niños adquieren, desarrollan y potencian muchas de sus habilidades cognitivas y emocionales. Sin ese estímulo, claro que les afectará. También hubo miles de divorcios y separaciones de padres. Creo que toca analizar todos los puntos para entender qué pasa con cada niño y adolescente.

Los padres, en ocasiones, presionan a sus hijos porque quieren que estos los superen. Y lo hacen desde chicos, inscribiéndolos en colegios súper exigentes, tal vez con un mínimo número de alumnos por aula, etc. ¿Cuál es el peso de esta ‘mochila imaginaria’ para los menores?

Sí, ocurre, pero estamos hablando de un sector de la población minoritario, porque la gran mayoría de niños no tienen esa oportunidad. Incluso, en los colegios del Estado, muchas veces no hay ni bibliotecas escolares. Me parece increíble que en 2025 un colegio no tenga una biblioteca decente para sus alumnos. Así que estamos como en un círculo que da vueltas y vueltas con muchos puntos por resolver.  Pero ya respondiendo directamente tu pregunta, claro que es una carga para un niño. Yo entiendo la angustia de un padre por ver a su hijo mejor, que tenga todas las condiciones para su desarrollo. Todo papá quiere lo mejor para su hijo, pero esa pregunta es más difícil de contestar por lo que te dije antes: el sector al que apuntas, con la capacidad económica de llevar a sus hijos a los mejores colegios y universidades, es ciertamente minoritario.

Solemos creer que incluso esos primeros libros que le damos a nuestros hijos son para aprender, más no para divertirse…

Por ejemplo, el padre cree que los libros deben tener siempre un trabajo al final. Que debe haber preguntas para resolver, espacios para desarrollar. Se utiliza al libro como un objeto educativo y no como uno de placer. Lo mismo en las escuelas. Las maestras utilizan el Plan Lector para educar y para llenar de conocimientos a los niños en lugar de que este venga separado de la parte educativa. Una cosa es que el niño aprenda a leer bien, que aprenda a responder preguntas con textos cortos, pero otra muy distinta es usar el libro para disfrutar de una lectura. En muchas ocasiones esto ocurre porque tal vez los padres no han leído o no leen en casa.

Dos cosas para cerrar. Primero, “El edificio” tiene un detalle que coincide en tus libros: la presencia mascotas. Por último, se juzga mucho a los que deciden tener mascotas y no hijos. ¿Qué opinión te genera ese debate?

Sobre lo primero, cada vez más familias tienen mascotas. Y los edificios también vienen brindando la posibilidad de recibir mascotas en los departamentos. Y sobre lo último, pienso que cada persona es libre de hacer lo que cree conveniente siempre y cuando no afecte al otro. Y eso debe respetarse. Y “El edificio” habla también sobre el respeto por el otro. Que a ti te guste el color rojo y quieras pintar tu casa así, es tu problema, y qué lindo que te encante. Yo lo tengo que respetar también. ¿Quieres una mascota? Fantástico. ¿Quieres tener 80 hijos? Fantástico, también. Siempre que tengas la capacidad de mantenerlos y educarlos a todos, claro (risas).

SOBRE EL LIBRO

“El edificio” es una coedición entre el Fondo de Cultura Económica (FCE) y Cami, la Comunidad Amiga de Líder Grupo Constructor.

Puedes encontrarlo en la Librería Blanca Varela del FCE ubicada en Calle Berlín 238 Miraflores.

La Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil va del 7 al 17 de noviembre en el ICPNA de Miraflores.

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