Cristhian Briceño: “Más que fantásticos, diría que mis cuentos son extraños”

Tal como ocurrirá con el ránking de las mejores novelas publicadas a lo largo del año 2019, los libros de cuentos también serán parte de un escrutinio en los medios especializados en literatura. Y “Todo es demasiado”, publicación que sorprendió a los lectores a inicios del año, seguramente se ubicará en el podio.

Se trata de un conjunto de relatos publicado por Cristhian Briceño Ángeles, joven autor que dio el salto de la poesía a la narrativa y de una editorial independiente como Santuario a una grande como Planeta. Siendo más específicos, a un sello muy fino en sus elecciones: Emecé Cruz del Sur.

Hombres que debaten la posibilidad de fusionarse, caníbales que discuten temas conyugales sobre la mesa, y poblaciones que huyen despavoridas de su territorio de origen. Situaciones como estas son delineadas con acierto por un escritor capaz de describir lo grotesco con envidiable sutileza.

-¿Quién te inculcó el hábito de la lectura?

Mi padre, que lee bastante pero cosas muy comerciales y religiosas, siempre me decía que leer no era para nada una pérdida de tiempo.

-Empezaste en la poesía y hoy escribes narrativa. ¿Cómo explicas el cambio?

De joven no pensaba ni siquiera estudiar literatura. Hice un año de medicina y otro de odontología en San Marcos. Un par de años después ingresé a literatura y a partir de ahí empecé a leer mucho más y a escribir poesía, primero por influencia de algunos amigos.

-¿Qué leían por entonces?

A poetas de la Colonia, Martín Adán, a autores no tan comerciales ni de alcance masivo. Empezamos a escribir de esa forma, con mucho rigor métrico, formal, y así surgió mi primer libro, una especie de catálogo de formas métricas.

-Menciona tres autores peruanos que te hayan llamado la atención en los últimos años.

En narrativa, de hecho, Richard Parra. No diré Carlos Yushimito, porque creo que él se defiende por sí solo. También leí hace un tiempo “La vida después de la supervida”, un poemario de una chica arequipeña llamada Carolina Zegarra. Y también me gustó mucho “El fuego de las multitudes”, libro de cuentos de Alexis Iparraguirre.

-¿Hay algún tipo de literatura de la cual te sientes lejos? ¿Algún autor que veas distante?

Sí, hay escrituras algo planas o quizás muy típicas como, tal vez, la de Alonso Cueto. A los doce años me dejaron para leer en el colegio su libro “Cinco para las doce y otros cuentos” y en ese momento me gustó, porque yo era muy chico. Pero luego uno va leyendo y se percata de que hay cosas muchísimo mejores. Sin embargo, esto no quiero decir que él sea un escritor malo, sino que simplemente no sintoniza con mis gustos.

-¿Cómo podrías resumir la utilidad de la maestría que llevaste en la Universidad de Buenos Aires?

Entrevista al autor de «Todo es demasiado».

Fue una maestría en Literatura Comparada y Extranjera. Me ayudó a conocer autores y profesores muy buenos. Llevé un curso sobre traducciones, que también me ayudó en ese sentido. Creo que adquirí muchos conocimientos que si bien no se pueden poner en práctica en la vida laboral, sí me ayudarán cuando escriba literatura.

-¿Qué tiempo de tu vida diaria le dedicas a la literatura?

Creo que el 50%, pero no necesariamente escribiendo, porque no suelo escribir mucho, sino más buscar y revisar lecturas. Además me gusta ver mucha televisión. Siempre me han llamado la atención autores como David Foster Wallace, que tienen cultura pero no se quedan en lo académico sino que también se van hacia lo pop.

-¿Desde cuándo empezaste a escribir los cuentos que incluye “Todo es demasiado”?

Los escribí entre 2013 y 2015. Un par durante mi estancia en Argentina. En sí la escritura de cada relato fue bastante distanciada. Inicialmente junté 22, pero creo que si hubieran quedado todos, el libro no hubiera sido muy legible. Así que fue una buena decisión de mi editor quitar algunos.

-¿Cuál crees que sería el tema central que engloba este volumen de relatos?

La familia, pero no de la forma en que ha sido tratada por autores como Katya Adaui o María José Caro. Esto es más bien una ‘familia hipotética’, es decir, una familia que nunca se llega a dar. El libro incluye historias de relaciones que no se dan o de hijos que se pierden, y por momentos los relatos se tornan tenebrosos porque uno no sabe bien qué va a ocurrir. Hay presente una sensación de asfixia o de no concreción de los hechos.

-¿Los abortos, la muerte, la sangre y, no sé, lo grotesco, son cosas que ocupan tu imaginación?

Sí. Por ejemplo una de mis lecturas favoritas es “Gargantúa y Pantagruel”, un conjunto de cinco libros escritos por François Rabelais. Ahí todo es muy grotesco o naturalista, para usar un término del siglo XIX. Sé que esa es una idea que recorre gran parte de mi libro y yo lo planeé así.

-Uno puede tener mucha imaginación pero siempre es fundamental saber cómo contar. Siendo este recién tu segundo libro de cuentos, ¿qué crees que te ayudó a lograr este buen resultado?

Creo que el tiempo que demoró en publicarse el libro me ayudó para ir corrigiéndolo. Luego creo que las lecturas, y también hubo algo de intuición.

-Si tuviéramos que hablar de la estructura de “Todo es demasiado”, ¿qué me dirías sobre ese par de conjuntos de microrrelatos que incluiste en el volumen?

Son rezagos de la versión original del libro que te mencioné hace un rato.  Pero si tuviera que justificar su presencia en el texto final, te diría que se trata también de (historias sobre) personas que están solas, que tal vez podrían haber formado familias, una tribu, una nación, pero finalmente no pudieron.

-¿Eres mucho de documentarte para escribir cuentos como el que abre el libro (“De Ray para Dorothy”, en el que dos caníbales discuten diferencias conyugales)?

No soy mucho de documentarme, más bien trato de usar lo que recuerdo de lecturas pasadas. Sobre el cuento que mencionas, básicamente recordé un libro de mi papá titulado “El archivo del crimen”. Él fue oficial de la PIP (Policía de Investigaciones del Perú) y tenía libros de criminalística que no nos dejaba abrir mucho por lo fuerte que eran. En ese libro que te menciono había temas de canibalismo, torturas y crímenes. Todo me sirvió.

-Estamos ante un relato que mezcla lo cotidiano y lo fantástico en un mismo camino…

Cuando ya tenía la historia terminada recordé uno de los cortos de “¡Qué historia tan maravillosa!” (programa que emitió Cartoon Network años atrás) en el que una pareja intenta comer un plato de comida asqueroso y al final termina comiéndose todo, hasta la mesa. En el caso de mi cuento creo que es una historia bastante caricaturesca, especialmente por los diálogos, que no son nada convencionales.

-Además del factor grotesco ya mencionado, en tus cuentos aludes a piezas de la cultura pop, como Dragon Ball. En “Historia de dos paganos”, dos hombres quieren fusionarse pero esto no se concreta por una razón más bien terrenal. ¿De dónde surge la idea de este relato?

Los nombres de los protagonistas son referencias a los Simpsons, Y sí, el tema de la fusión que mencionas tiene que ver con Dragon Ball. Es que al momento de escribir muchas cosas se mezclan en tu cabeza. Más allá de todo esto, quise proponer la idea de la soledad, porque estos hombres que primero querían fusionarse entre ellos acaban haciéndolo con sus demás familiares y al final convencen (en un sueño) a toda la humanidad de fusionarse hasta convertirse en un solo hombre.

-¿Te molestaría que encasillen tu libro en el género fantástico?

Pienso que a todos los que escriben les molesta que encasillen sus libros en algún género, porque todos finalmente quieren hacer literatura. Y más que fantásticos, yo creo que estos son cuentos extraños, que escapan del realismo habitual de la literatura peruana.

-¿Por qué evitar mencionar espacios geográficos como Lima en tu libro? Salvo en el último de los relatos (“Timolina”), claro…

Es que a mí se me hace muy difícil representar las cosas que existen y que pueden verse. Creo que no podría alcanzar verosimilitud en ese sentido. Por eso quizás me es más fácil inventar espacios a partir de otros. Tal vez como lo hace Juan Carlos Onetti, que inventa una ciudad a partir de Montevideo y Buenos Aires.

-¿Hasta dónde te gustaría llegar con tu literatura? ¿Te has planteado alguna meta?

Ni comercial, ni mediática, simplemente literaria. Me gustaría llegar a poder escribir una novela muy buena, que no me deje ninguna duda.

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