Periodista, profesor universitario y estudioso de los medios de comunicación, Albert Montagut (Barcelona, 1957) acaba de publicar “Reset. Cómo concluir la revolución digital del periodismo” (Galaxia Gutenberg, 2021).
Este tercer ensayo, que continúa el camino iniciado por «Fe de errores: una historia de periodistas» (2009) y «Newpaper. Cómo la revolución digital transforma la prensa» (2012), presenta los avances, pero principalmente las dificultades que periodistas, editores y directores de importantes medios del mundo han tenido para ejecutar la ansiada fusión del papel y la web.
Y es que, más allá de juntar a periodistas tradicionales con ‘jóvenes promesas’ en una misma redacción, la llamada convergencia agrupa una serie de complicaciones que Montagut ha recogido con dedicación. Desde la inequidad en los sueldos, hasta la resistencia a las herramientas digitales, pasando por los prejuicios y la falta de ‘calle’ en tiempos de Internet 5G y redes sociales.
Aquí nuestra charla con Albert Montagut sobre “Reset”, libro que ya se encuentra a la venta en todas las librerías de España y que, si estás en otro país, puedes comprar en versión e-book AQUÍ.
-Su libro empieza incidiendo en la idea de que la pandemia del coronavirus ha acelerado el proceso de convergencia que varios medios de comunicación ejecutan a nivel mundial. ¿Podríamos decir que también ha complicado mucho más las cosas?
Creo que la pandemia es negativa y ha sido un drama para nuestra civilización. Miles de personas han muerto, lo cual es un desastre incalculable, sin marcha atrás. Afortunadamente, esta viene en recesión, las vacunas pueden aparcarla en un rincón por algunos meses, y siento que se va en la dirección correcta. Considero que esta circunstancia nos ha obligado a estar en casa y a digitalizarnos aún más. Y esa conclusión no quiero verla como una ventaja, pero sí como una realidad que ha tenido un efecto muy negativo en algún aspecto para los periódicos (me refiero a las cabeceras como Clarín o el Miami Herald), y les ha obligado a caer en ventas, pero también a acelerar su proceso de digitalización. En algunos casos estos periódicos estaban preparados, pero en otros, no del todo.
Creo que la pandemia nos lleva a la conclusión de que debemos finalizar de una vez por todas la revolución digital del periodismo. Y ahí está “Reset”, que no es una reflexión sobre mi práctica en el tema, sino la experiencia de una treintena de periodistas de todo el mundo, gracias a los cuales pude hacer mi tesis doctoral y este ensayo. Si ellos me hubieran dicho que “no había ningún problema” (en la convergencia), mi tesis hubiera colapsado en el minuto cero. Afortunadamente, desde Colombia a Perú, pasando por Israel o España, todos reconocieron que efectivamente mantenían problemas con la fusión en la redacción para hacer un solo producto informativo desde dos plataformas. En el libro se recogen los problemas y también las posibilidades de encontrar soluciones para salir de ellos.
-No solo en la industria periodística sino en general el dinero es un factor clave. Si hemos hablado de que la pandemia redujo los ingresos de los periódicos, ¿de dónde sacar más plata teniendo en cuenta que ya antes muchos medios y conglomerados estaban en crisis? Usted ha dicho en su libro que “culminar el proceso de convergencia” requiere una inversión permanente. No es como comprar una rotativa y sentarse a esperar. Entonces, ¿cómo y de dónde?
En un libro anterior (“Fe de errores: una historia de periodistas”) explico la frase del famoso periodista Dan Rather ‘El periodismo es un negocio, también es un faro que ilumina a los lectores a buscar el camino hacia la democracia y la mejora de nuestra civilización’. Pero él no engaña a nadie. Estamos ante un negocio con unas características muy concretas. Puedes ganar dinero, pero no puedes olvidar que fuiste creado para fiscalizar al poder de una manera correcta, para explicar la verdad de una manera correcta y para no ocultar noticias. Entonces, aquellos medios que visualicen el futuro con una rentabilidad y un equilibrio en sus cuentas son los que permanecerán vivos. Otros medios que no tengan la posibilidad de lograr ambas cosas, morirán. Y otros se deberán ayudar en apoyos políticos, en el apoyo de grandes lobbies, y entonces sus líneas editoriales no serán del todo fiables, aunque permanecerán vivos. Es el lector, en cada país del mundo, el que tendrá que decidir si tiene ganas de acceder a la prensa democrática y veraz o a la que intoxica o que tal vez intenta defender ciertos intereses políticos, religiosos o sociales muy concretos. Es labor del consumidor saber cuáles son los medios que más le interesan. Lógicamente, los medios deberán ser rentables pues la no rentabilidad te puede permitir vivir de ayudas y haciendo lo que puedas, pero a la larga la tecnología será implacable, muy cara; el proceso de digitalización no va a parar y necesitarás que tu cabecera genere los suficientes beneficios para poder seguir en la lucha de la información.
Cito en mi libro a una profesora noruega llamada Astrid Gynnild, que dice que “los periodistas están expuestos a cambios fundamentales causados por un cambio continuo”. Mira, estamos delante de un cambio continuo y muy pocos podrán seguir ese ritmo. Es verdad que nacerán también otros medios digitales nativos que, por un nicho de información o por las circunstancias que les rodeen podrán sobrevivir, claro, pero ya veremos cuál queda y cuál no.
-Aquí a los candidatos presidenciales se les suele preguntar si acaso, de llegar al gobierno, buscarán seguir “el modelo venezolano”, “el modelo chileno”, etc. Si hablamos de prensa y periódicos, ¿hacia qué modelo deben mirar las cabeceras de países pequeños como Bolivia, El Salvador, Perú o Ecuador? ¿Estados Unidos o hacia España?
Hacia la verdad que exige el periodismo. En primer lugar, estos han de ser medios que generen confianza en su entorno, entre sus potenciales lectores. El principio fundamental siempre será ser fiable. Luego de eso consigues una solidez que en un inicio te debería hacer llegar a un equilibrio financiero que te permita sobrevivir. Una vez que tienes eso entonces hay muchos modelos a seguir, tanto en lo impreso como en lo digital. Yo creo que todos los recursos que gasta hoy una empresa periodística deberían ir a lo digital. El modelo impreso ya no es el correcto. Es verdad que hay algunos periódicos locales que, por la no digitalización en la sociedad en la que reinan informativamente tienen todavía unos años más de recorrido con la edición print, pero pienso que el esfuerzo debe ir claramente hacia la digitalización. Estados Unidos está muy avanzado en lo tecnológico, incluso en la redacción de los tuits eso es evidente. Cada uno tiene que estar en su área de influencia geográfica, ser fiel a la verdad e intentar buscar ese nicho de información en el que esa cabecera acabe liderando y se convierta en imprescindible.
-Hablando del modelo de suscriptores que tienen los medios digitales, en España pasó que ElDiario.es fue pionero y lideró ampliamente por varios años este ránking. Sin embargo, cuando finalmente El País lanzó su estrategia necesitó apenas unos meses para voltear la tortilla. ¿A qué atribuye usted esta especie de huracán de usuarios dispuestos a pagar por información?
Yo trabajé nueve años en El País. Primero, fui reportero en temas judiciales y en temas relacionados al terrorismo de ETA. También fui corresponsal en Estados Unidos durante algunos años. El País siempre ha sido uno de los mejores periódicos del mundo. Cuando ellos aceleraron su proceso de digitalización pues consiguieron voltear las cosas. Y aquí tiene que ver lo que te dije: el respeto que los lectores puedan tener por tu cabecera es fundamental. Y El País cuenta con esos adeptos. Sobre el caso de ElDiario.es, estamos ante un gran ejemplo de cómo un medio nativo con una estructura económica muy reducida ha conseguido hacer un muy buen trabajo. Para mí está demasiado politizado. Desde la ciencia política puedo estar de acuerdo o cercano a solo algunas de sus tesis editoriales. Me da la sensación que han buscado un nicho de política-política y están teniendo éxito en ello. Volviendo a El País, pues hablamos de un periódico generalista, que ha abierto sus grandes tentáculos y posibilidades también hacia América Latina, que es un mercado extraordinario. Creo que algunos medios españoles (y ElDiario.es abrió hace poco su redacción en Buenos Aires) saben que el mercado latino es importante. Y un dato que no debemos pasar por alto es que dentro de 20 o 30 años Estados Unidos será el país con más hispanohablantes. Lo que eso significará en las posibilidades que tendrán los medios de comunicación en habla hispana es extraordinario. Pero antes de apuntar a eso, los medios tendrán que ser sólidos, potentes en cuanto a sus redacciones o ver aquel nicho en el que puedan ser vistos como referentes.
-Pasa en Perú como en España que, por ejemplo, el abuelito es más de derechas y compra el diario A, la mamá de centro y compra el B, y el nieto de izquierdas y compra el H. ¿Nota un fenómeno similar en las plataformas digitales? ¿Esto es bueno o malo?
Pasa exactamente igual. Y no es malo en cierta medida, pero creo que los periódicos –más allá de la línea editorial que defiendan—deben ser muy independientes al momento de publicar información. Es decir, la información no es la opinión y las noticias no son las editoriales. Un periódico debe intentar ser influyente en la información y alcanzar el máximo número de lectores posibles. Luego, no debe engañarles y en su línea editorial explicarles cuál es, si es conservador o más liberal. Pero la información tiene que ser sagrada. En España se da el caso de que los titulares informativos son diferentes entre uno y otro medio, lo cual genera mucho disconfort para los lectores. Si hablamos del New York Times tenemos una línea clara de defensa del ideario del partido demócrata, sin embargo, no creo que haya un republicano en Nueva York que no lo lea. Ese es el camino, generar una confianza informativa de que lo que tu publicas son los hechos y luego, ya en los análisis, puede haber interpretaciones diferentes, que también has de recoger. En tu línea editorial puedes defender una u otra postura, pero el lector no debe verse rechazado por el medio. Pasa en España y en otros países que los medios defienden demasiado las posturas editoriales en la información, generando así el rompimiento del mercado, por lo que socialistas españoles no compran determinadas cabeceras y los conservadores hacen lo propio. Eso me da la sensación de ser un error. Has de ser ecuánime con la información, crítico con quien tengas que serlo, sin esconder tus armas editoriales, pero la información no debe estar sesgada, manipulada ni ir en una dirección u otra.
-Cuando en su libro habla de informadores vs. periodistas pienso inmediatamente en TMZ, un portal especializado en Breaking News. Ellos dieron noticias como lo de la muerte de Kobe Bryant o Michael Jackson mucho antes que el New York Times o el Washington Post. ¿Cuál es el camino? ¿Deben los medios ir desprendiéndose poco a poco de los informadores para quedarse solo con periodistas o la idea es buscar una convivencia?
TMZ, en su gran mayoría, ha dado noticias que se han confirmado como buenas, lo cual es un plus. No recuerdo tal vez muchos casos de lo contrario.
-Fueron de los que dijeron que Kim Jong-un estaba moribundo…
Sí, eso va un poco en la dirección de lo que te voy a decir ahora. Las exclusivas son extraordinarias, y una web puede convertirse en referencia mundial si consigue una cadena de exclusivas que se le confirman. Pero en el momento en que empiezas a decir que el líder norcoreano ha muerto y finalmente no es así, toda tu información queda en entredicho. En la información, más que en ninguna otra cosa, se tiene que trabajar sin pausa, pero sin prisa. La idea de querer dar antes que nadie una noticia sin tenerla confirmada ha llevado a muchas cabeceras a cometer errores graves. Eso es algo que se puede vitar. Yo recuerdo a periódicos europeos diciendo que Kobe Bryant había fallecido en un accidente de helicóptero mucho antes que el New York Times lo publicase. Esa especie de precaución al momento de dar grandes noticias es positiva. No hay que correr. Los errores hay que evitarlos al máximo. Los medios de comunicación se pueden equivocar, pero si tienen mecanismos para reducir esto al máximo, hay que aplicarlos. Siempre recomiendo a todos los redactores que han trabajado conmigo que la prisa es una muy mala consejera.
Ahora, en cuanto a la diferencia entre informadores y periodistas, pues es muy sencilla. La información es lo que conocemos todos y el periodismo sería el plus que esta lleva. El periodista le da a la información una visión personal en base a esfuerzo personal (acudir al sitio, hablar con testigos, agregar datos). No todos los profesionales están en disposición de hacerlo. Muchos están sentados en una mesa y no pueden hacer otro trabajo que un corta y pega de las agencias internacionales. Pocos salen a la calle. Por eso creo que estamos alimentando una legión de informadores de la que surgen pocos periodistas.
-Me ha hecho recordar un detalle. Muchos chicos salieron de la universidad y se encontraron con un momento en el que esta industria te arrojaba directamente a una redacción sin pisar la calle previamente. Algunos, por su buen trabajo, ascendieron y llegaron a editores, tal vez habiendo hecho dos o tres coberturas en su vida. ¿Qué nos toca hacer con ellos?
Son profesionales muy preparados, pero con esa carencia que mencionas. El gran problema que tenemos es que ellos no pueden generar el ejemplo del periodismo de calle en las nuevas generaciones. Son profesionales que llegaron a los medios, por sus skills digitales pudieron consolidarse, algunos llegando a ocupar varios cargos, pero que –efectivamente—carecen de la experiencia que te da la calle. Y sin esa experiencia el medio queda muy mermado. ¿Qué estoy viendo? Que en muchas cabeceras el periodismo de calle no emerge. Yo pienso que los periódicos deben tener cuadros intermedios que, siendo digitales, entiendan perfectamente la necesidad de que el corta/pega no es suficiente y que hay que salir a la calle. Yo creo que eso se irá consiguiendo, pero en estos momentos la tendencia es la que apuntas. Y me preocupa.
-Cuando diez años atrás veíamos cómo las plataformas digitales saltaban de 1 millón de browsers a 10 millones muchos pensaban en lo poco que faltaba para ver la muerte de los periódicos. Pero si ahora salgo a la calle los seguiré viendo expuestos en los kioscos. ¿Sería usted capaz de animarse hoy a pronosticar el futuro de los periódicos? ¿Esto tiene para cinco o diez años más? ¿Acaso permanecerán para siempre?
Antes de la pandemia, a finales del 2019 estuve en Nueva York. Recuerdo que empecé comprando el New York Times por la mañana, pero a los dos o tres días dejé de hacerlo porque me di cuenta que ya no era el de antes, y porque todas las noticias que incluía las había visto horas antes en su versión digital. Entonces, hay periódicos que van a poder mantener su edición de papel por publicidad, mientras van creciendo en lo digital. Mira, una de las protagonistas de mi libro es Kim Perry (redactora Senior del NYT). Ella dice “todos nuestros reporteros crean periodismo que se publica digitalmente. Un subconjunto de estas historias aparece en nuestra versión impresa”. La propia Perry nos está diciendo que si quieres ver el NYT en toda su magnitud debes estar inscrita en la versión digital. Hay periódicos que, por la influencia que tienen, por la configuración social de sus lectores, o por el entorno geográfico en el que están, todavía tienen posibilidades de vivir unos años del papel. Y creo que deben exprimirlos al máximo, sin olvidar que deben tener la capacidad de contar con herramientas digitales muy afiladas y al día. Eso es una realidad.
Ahora, en cuanto a tu pregunta sobre cuándo se acabarán los periódicos, yo creo que no nos tiene que preocupar una fecha, lo importante para mí nunca ha sido el futuro sino el presente. Es en el presente cuando construimos el futuro. Cada periódico tiene unas características, un futuro diferente del que tiene otro en el país vecino. Pero todos tienen un mismo objetivo, una misma necesidad: que tarde o temprano la digitalización va a ser definitiva. Tienen que saber que el mercado en el que ellos están va a tener la masa crítica suficiente como para tener suscripciones que permitan que ese periódico sea rentable o no. Entonces verás que el calendario de cierre de periódicos será muy variable.
-Uno de los testimonios que recoge su libro es el de Juan Antonio Giner y me parece clave: “la digitalización debe nacer del propio periodista y no esperar que el medio lo fuerce a ello”. Bueno, finalmente el periodismo lo hacen los periodistas, no necesariamente una computadora por sí sola, aunque tenga la mejor calidad y sea súper moderna…
Pero Giner también dice: “si un propietario, director o consejo delegado no va por delante o no están convencido de los cambios en el desarrollo digital, difícilmente podrá implementarlos”. Creo que los periodistas deben estar al día de la tecnología y saber qué es la digitalización, pero los medios que los acogen deben ayudarlos. Durante años no hubo una conciencia de los editores de que el mundo de la comunicación había cambiado, y entonces no organizaron webs, ni dedicaron tiempo, interés ni medios a ello. Entonces los periodistas no lo hicieron por sí mismos. Muchos no abrazaron la digitalización. Si sus editores les hubieran dicho “este es el camino y por aquí vamos a apostar”, tal vez habrían tenido más interés.
-Hablando de líderes, vienen a mi mente dos casos. Hace poco Marty Baron anunció su salida de la dirección del Washington Post tras una exitosa gestión. Otro caso es el de Pedro J. Ramírez, quien probablemente sin el dinero de sus ahorros no hubiera podido implementar un medio nativo digital tan interesante como “El Español”. ¿Son estos dos casos un ejemplo del prototipo de director que anima a su equipo a ir siempre por más?
El director del Washington Post, evidentemente, animó a su redacción a hacer lo que Jeff Bezos les pidió cuando compró el periódico, o sea, experimentar. Y bajo su dirección se lograron nuevas maneras de producir las noticias, nuevos sistemas operativos que tienen su espejo en ARC Publishing, un sistema operativo que ya está funcionando en centenares de periódicos en todo el mundo, y que ayuda a un mejor tratamiento de los textos y a la mejora del periodismo. En ese sentido, Marty Baron hizo su trabajo. Ahora, sobre Pedro J. Ramírez, pues yo tuve la suerte de trabajar con él durante seis años como director adjunto en El Mundo del Siglo XXI y a la vez director de la edición catalán de El Mundo, por lo que te puedo decir que es una persona con mucha capacidad, liderazgo, visión, muy interesado en el periodismo. Y él abrazó el mundo digital porque vio claramente que era lo que en aquel momento podía hacer tras dejar El Mundo. Creo que su web “El Español” está creciendo y yo encuentro ahí grandes dosis de periodismo, mucho interés en intentar darle al lector noticias diferentes y muy bien trabajadas. Todo el crecimiento logrado refleja un trabajo bien hecho y planificado.
–Finalmente, usted menciona en su libro una disyuntiva, la de los ‘viejos’ periodistas que ganan mucho más que los ‘jóvenes digitales’. En muchos países la ley impide bajar el sueldo de los primeros para igualarlos a los segundos. Y muchas empresas no quieren gastar más en igualar los sueldos ‘hacia arriba’. ¿Cómo equilibrar para no golpear la autoestima de los chicos que trabajan 50 horas a la semana o más –sin parar– frente a algunos mayores que publican dos crónicas en el mismo lapso, pero ganan el doble?
Una de las recomendaciones de “Reset” es equilibrar las tablas salariales. Aunque lo que dices no se ajusta tanto a la realidad. Los periodistas tradicionales han visto en muchísimos periódicos reducir sus salarios. Individualmente por ley no puedes reducir un sueldo, pero sí dentro de marcos de restructuración y en ese proceso, cuando se consigue bajar el salario de los seniors, no se incide en subir el de los juniors. Existe la teoría de que, dentro de unos años, los seniors no estarán (muchos incluso ya han sido despedido de sus medios y hoy les añoran) y el salario de los juniors crecerá lentamente. Siempre habrá buenos salarios entre los periodistas que destaquen, pero es verdad que la crisis del periodismo a nivel mundial hizo que exista una gran precariedad en la profesión. No estamos ante algo que te dará mucho dinero en los próximos años. Pero estamos ante una vocación, y a partir de ahí, el que aguante aguantará y a la vez tendrá que hacerlo lo mejor posible. Solo así tendrá mejor situación dentro de su cabecera y tendrá un mejor salario.