El viaje de una numerosa familia al Pacífico colombiano es el tema principal de la más reciente novela de Tomás González (Medellín, 1950), uno de los más talentosos y prolíficos escritores nacidos en esta parte de Latinoamérica.
Aunque los personajes de “El fin del Océano Pacífico” abundan, para centrar este comentario mencionaremos fundamentalmente a tres: Ignacio, un cardiólogo jubilado y con problemas de salud que es a su vez el narrador de la historia. Luego viene su madre, Isabel, una mujer de 91 años con una voluntad férrea para sostener una numerosa familia tras quedar viuda. Y finalmente está Antonia, encantadora tía del primero y hermana de la segunda.
González, escritor desde hace 40 años y celebrado por varias de sus obras — entre las que destaca, sin dudas, “La luz difícil” (2011) – nos presenta esta vez un relato lineal (no hay capítulos), plagado de digresiones de corte anecdótico tal vez, pero que en el fondo esconden sentimientos variados y reflexiones múltiples que lindan lo filosófico.
Presentada como “quizá la novela más ambiciosa de González”, “El fin del Océano Pacífico” presenta fortalezas y debilidades. Cumple, entre otras cosas, por su capacidad de mostrar un casi perfecto uso del lenguaje. El autor consigue cautivar mediante delicadas expresiones propias de esta parte de Colombia. A esta peculiaridad habría que sumarle la capacidad del escritor antioqueño para entregarnos una novela sobre el dolor (vinculado a la enfermedad) sin que parezca un simple diario de un sufrimiento.
Un elemento clave en esta historia es el mar, muy presente en varias publicaciones del autor. Desde su debut, “Primero estaba el mar” (1937), hasta la ya mencionada “La luz difícil” (novela en la que el río Hudson, en Nueva York, es lugar clave mientras un padre describe cómo su hijo se alista para someterse a una eutanasia). En esta ocasión, el mar es escenario del sueño repetitivo de la matriarca Isabel: ver ballenas elevándose por lo alto.
“La bajamos y allí estaba mi mamá como si nada en su Rimax, bastante pálida, eso sí, pero digna y a la vez afable y completamente segura de ser, con diarrea o sin ella, la máxima autoridad de la familia en general y de este paseo en particular. Miraba el mar al frente, como si no hubiera pasado nada, y de repente señaló hacia el horizonte y vimos el lejanísimo surtidor de una ballena” (Página 136).
Sin llegar al nivel superlativo de “La luz difícil”, “El fin del Océano Pacífico” es una novela solvente. No obstante, abordarla exige atención constante pues no hay un hilo conductor claramente definido, menos aún peajes imaginarios en los que podamos detenernos con facilidad para retomarla horas o días después. Estamos frente a una historia que transcurre en el Chocó (Pacífico colombiano), lo cual podría hacerla eminentemente local, sin embargo, al abordar con sutileza la complejidad de los lazos familiares, esta se torna, indefectiblemente, global.
SOBRE EL LIBRO
Título: «La luz difícil»
Autor: Tomás González
Editorial: Seix Barral
Páginas: 261
(Foto: Hay Festival)