La doctora en nutrición Adriana Carulla acaba de publicar un libro que, como lo dice parte de su título, rompe los esquemas. Se trata de una guía bastante práctica que ayuda a enfocarnos en una vida saludable sin necesidad de crueles sacrificios.
Con un lenguaje sencillo, ejemplos didácticos, pruebas para resolver y valiosos tips, “¡Rompe la dieta!” (Grijalbo) encierra una idea clave: bajar de peso y vivir más sanamente no es algo que pueda lograrse de la noche a la mañana, sino que exige paciencia y determinación.
Aquí nuestra entrevista a Adriana Carulla sobre su libro “¡Rompe la dieta!”, ya a la venta en las principales librerías de Lima.
-Usted es una nutricionista muy conocida y aparece frecuentemente en medios, sin embargo, es la primera vez que publica un libro. ¿Qué la animó a hacerlo?
Siempre quise escribir un libro, sin embargo, esperé el momento adecuado, tener los conocimientos suficientes y una mayor autoridad para publicar algo que le sirva realmente a la gente. Hace tres años me lo planteé como meta, y tras terminar mi doctorado, me dije “estoy lista”. ¡Y escribí el libro al toque!
-¿Y por qué el título “¡Rompe la dieta!”?
Es que soy súper marketera [risas]. Me encanta el marketing y trabajo ese tema en varias empresas. Me habían propuesto títulos como “guía nutricional” o algo así, pero yo pensé ¡no hay forma! Quise un título que logre que muchas personas cambien de opinión en torno a las dietas.
-Pasa mucho con el primer libro que uno desea meterle todo lo que sabe. ¿Sintió que le pasó lo mismo?
Lo bueno es que la nutrición es un tema interminable. Así que tengo material para escribir diez libros. De hecho que este es como un esqueleto porque tenía que empezar por lo básico. Cosas como qué es un carbohidrato o qué es una proteína.
-Y el libro está escrito de una forma muy directa. ¿Se lo planteó así originalmente?
Ese era mi objetivo. Sentarme y escribir simple. ¿Qué me ayudó en esto? Que las empresas empezaron a contactarme para generar contenido para sus redes sociales. Tuve que usar un lenguaje muy informal. Así que ellos me moldearon para hoy poder dar consejos a lectores que desean respuestas a sus dudas.
-¿Tantos mitos hay sobre nutrición? El capítulo de su libro que toca ese tema es el más extenso…
El mito es como un pensamiento mermado en el cerebro de las personas que, de alguna u otra forma, les conviene. Por ejemplo, “el limón quema la grasa”. Tal vez a una persona le conviene pensar o sentir eso, no lo sé. Entonces, creo que a través de la información adecuada pueden disiparse varios mitos.
-Hablemos del ejercicio diario. Muchos dicen que les es imposible seguir eso. ¿Qué les queda entonces?
La alimentación y el ejercicio van de la mano. Yo pongo en mi libro que hacer ejercicio es importante pero en ningún momento señalo que es totalmente obligatorio y menos de forma diaria. El ejercicio es como un tubo de escape. Ahora, si bien es cierto que podrías “no tener tiempo”, la idea es creártelo. Mira, cuando uno está enamorado se cruza Lima –Ica, ida y vuelta, solo para darle las buenas noches a su pareja. Entonces, cuando alguien realmente quiere algo, se va a organizar para hacerlo. Todo es un proceso. Debes empezar por una cosa al menos. La idea es salir de tu zona de confort para lograr algo diferente a lo que tu cuerpo está acostumbrado a recibir.
-¿Cuánto influye el alcohol en el incremento de peso de las personas?
Subir de peso es la suma del exceso de calorías en el tiempo. No entiendo a las personas que se pesan todos los días. Eso no tiene sentido. El cuerpo tiene cambios internos naturales. Por un solo alimento no puedes engordar. Por ejemplo, para que haya medio de kilo (más) de grasa debes comer un exceso de cinco mil calorías de tu dieta habitual. Es decir, por dos chilcanos no vas a engordar. Sin embargo, si tomas chilcanos tres días a la semana por tres meses, sí engordarás. La balanza se irá para el lado del exceso, tu cuerpo no tendrá dónde almacenar esas calorías extras y lo hará en forma de grasa. Entonces, un solo alimento no te engorda y uno solo tampoco te adelgazará. Todo es a través del tiempo.
-Para muchos la primera reducción fuerte de peso llega cuando se deja por completo el consumo de azúcar. ¿Podemos vivir sin consumir azúcar?
Sí. Uno puede vivir sin consumir azúcar pero no sin consumir carbohidratos. Este es un elemento que se encuentra en los alimentos de origen vegetal. Y hay mayor concentración dependiendo la mayor cantidad de azúcar o almidón que tenga el mismo. Por ejemplo, la miel, el arroz, el pan o el trigo. Por el otro lado está la fruta y la verdura. En resumen: tú puedes reducir tu ingesta de azúcar pura, pero no quiere decir que vas a dejar de comer papa o quinua.
-Otro detalle que remarca el libro es que no porque algo sea sano se puede comer un montón…
Así es. Algunos me dicen “no sé por qué no bajo de peso si tomo mi jugo de naranja, mi ensalada de fruta con harta miel o granola”. Mira, está bien que sea algo saludable pero eso no significa que no te va a engordar. Entonces, reduce el jugo de naranja o empieza quitándole la granola y reemplazándola por otra cosa. Todo eso se verá reflejado en el peso a las pocas semanas.
“Si enfocas mal tu stress y te refugias en la comida, estás perdido”
-¿Y el stress influye mucho en el aumento brusco de peso?
Hay personas que sufren de stress y su sistema nervioso se acelera, por lo que automáticamente pierden apetito o empiezan a saltarse las comidas. Por otro lado, también hay personas que se ven afectadas negativamente porque enfocan la comida como una liberación de sus emociones. Estás estresado y llegas a casa para comerte la olla entera de arroz. Entonces, si enfocas mal tu stress y te refugias en la comida, estás perdido. La comida no resuelve emociones, al contrario, si te excedes empiezan problemas como la diabetes, la hipertensión o el colesterol.
-¿Es mejor comer carne con papas fritas o carne con ensalada?
Definitivamente lo segundo. La ensalada tiene fibra. Y la fibra es una sustancia que está en los alimentos de origen vegetal, que no te nutre pero sí absorbe el colesterol de la carne y de las frituras de las papas y la elimina. Entonces, siempre será mejor comer algo de ensalada para que esta se encargue de regular la absorción de grasa interna.
-¿Por qué solo vamos al nutricionista cuando estamos en sobrepeso o al borde de él?
Es un tema conductual del ser humano. Pero a mí me encantaría que la nutrición pueda incluirse en los colegios, para que los niños aprendan que toda selección inadecuada de alimentos le pasará factura después. A los menores les enseñan de todo pero no a comer. Y si la persona no come y no duerme, se muere.
-¿Es mejor educar en la alimentación que preocuparnos en lo que dicen las etiquetas de los productos?
No es tan difícil entender que los alimentos en su forma natural van a ser más nutritivos que los procesados. Entonces si la persona se enfoca en comer frutas, verduras, yogurt, o sea, alimentos naturales, no hay ciencia que valga. El problema es que si consumimos puras frituras, alimentos envasados o procesados, obviamente no vamos a recibir la misma cantidad de nutrientes.
-Uno podría pensar que los nutricionistas toman solo agua todo el día pero veo que usted lleva una vida bastante normal…
Así es. Siempre recuerdo una anécdota que me ocurrió cuando tenía mi consultorio. Una vez alguien entró muy de tarde al lugar y me vio comiendo una galleta de avena. Y me dijo: ¿perdón, tú comes? [Risas] Como de todo, pero mi estilo de vida me da para comer. Soy parte de Perú Runners y corremos sesenta kilómetros a la semana, por lo que me puedo dar el lujo de comer. Pero si veo que tengo poco tiempo esa semana, entonces reduzco la ingesta de comidas.
-¿Qué podría hacer que alguien que va siempre al gimnasio no logre sus objetivos?
Veo gente que va al gimnasio y hace los mismos ejercicios hace 80 años y están igualitos. ¿Cuál es su objetivo? ¿Qué quieren? ¿Desarrollar masa muscular o bajar de peso? También hay muchos runners o triatlonistas que deben disminuir su peso para una competencia pero no pueden. Yo les digo que deben cambiar su tipo de ejercicio y darle otra información al cuerpo. Por ejemplo, si corres demasiado, bájale a eso y haz natación o bicicleta.
-Muchas chicas tienen el problema de que son delgadas pero mantienen un abdomen abultado. ¿Por qué?
Porque no hace ningún cambio en su alimentación. La alimentación es 80% y el ejercicio es un 20%. Si ellas no reducen su ingesta excesiva de harinas, será imposible que haya un cambio en su grosor de piel. Lo que ellas tienen que hacer es usar esta grasa como energía disminuyendo considerablemente su ingesta de arroz, papa y pan. El gimnasio no es una excusa para comer lo que uno quiera. ¿En una hora quizás puedes quemar 400 calorías? Eso podría ser solo una empanada.
-¿Cuál es la principal satisfacción al presentar “¡Rompe la dieta!”?
Poder ofrecer un libro escrito de forma fácil. Aquí no hay palabras técnicas o raras. Pero sentirá una mayor satisfacción cuando realmente empiece a cambiar un poco la forma de pensar de la gente con respecto a la nutrición. Porque hacer dieta no es comer pollo sancochado con ensalada. Esto es un estilo de vida donde escoges lo mejor de lo que tienes a la mano y por un tiempo determinado. No puedes hacer un cambio por un fin de semana o para la boda de un familiar.
-Muchos dejan de comer los dos últimos meses del año para “estar bien” en verano…
¡Claro! En esta época las membresías de los gimnasios se disparan a full, pero luego la gente deja de ir. Ocurre que pocos tienen claro que la alimentación, dieta y el peso adecuado se conseguirán a largo plazo. Entonces, así vayas al gimnasio tres meses y bajes de peso, luego vuelves a comer lo de siempre. Así la información que le das a tu cuerpo es totalmente contradictoria. ¿Y luego qué pasa? Quieres bajar de peso y el cuerpo no te hace caso.
-Finalmente, hemos pasado de ser un país con altísimos niveles de desnutrición a otro con niveles alarmantes de sobrepeso. ¿Qué indica esto?
Si bien hay mucho sobrepeso infantil, existe una mal nutrición. Son niños con sobrepeso pero que siguen siendo anémicos. Esto quiere decir que el problema de la nutrición no se ha resuelto. No se le enseña a los niños cómo alimentarse. Hay una mejor situación económica y se puede comer más, pero no se come lo adecuado. Entonces, hay un sobrepeso evidente, niños que contraen diabetes –lo cual a futuro le costará mucho al Estado—sin embargo, no les están enseñando a comer. Se come más tallarines, pan, azúcar, caramelos y tonterías. No se están enfocando las cosas bien. Y no te hablo de gastar más, porque vísceras, sangrecita o un hígado que tiene full hierro para prevenir la anemia no cuesta caro. Se trata de escoger mejor la alimentación y no dejarles a los niños que compren lo que quieran con sus propinas.
2 Comments
Louella
15 febrero, 2019 at 7:42 pm¡Excelente! A pesar de haber muchas palabras lo he analizado de
un tirón y he bajado a la zona de comentarios directamente para agradecerte esta
entrada, excelente ! Saludos
Etsuko
5 abril, 2019 at 12:20 am¡Excelente! A pesar de haber muchas palabras lo he estudiado de un tirón y he bajado a la zona de comentarios directamente para agradecerte esta entrada, genial !
Saludos