En noche con final emotivo, Pedro Llosa Vélez presentó el último jueves en la feria de editoriales peruanas La Independiente su más reciente libro titulado “Blanca Nieves en el exilio”, publicado por Trascender.
En casi una hora, el autor limeño nacido en 1975 desmenuzó las particularidades de los siete relatos que incluye su texto. En sí, como él mismo lo refiere, estamos ante un mosaico de la obra de uno de los autores peruanos más interesantes surgidos en los últimos años.
“Blanca Nieves en el exilio” condensa varios registros y temas que bien pueden satisfacer a lectores de cualquier edad interesados en pasar un grato momento.
El autor, ganador del Premio Dedo Crítico en 2002 y del premio de la Asociación Peruano Japonesa en 2015, accedió a conversar conmigo sobre su libro, que si bien va enfocado al Plan Lector y al público escolar, también se vende al público en general dentro de las librerías del Fondo de Cultura Económica ubicadas en el distrito de Miraflores.
-Para aquellos que aún no han podido leer tu libro, ¿existen puntos comunes o coincidencias en los cuentos de “Blanca Nieves en el exilio”?
No hay una temática que coincida en todos los cuentos. Esta es una recopilación de mi trabajo a lo largo de 15 años. El editor ha escogido determinados cuentos. Es cierto que algunos tienen que ver con una dinámica de profesor y alumno dentro de un colegio, pero son solo la mitad de los estos. La otra mitad son totalmente diversos y dispares. Y la editorial Trascender quiso juntarlos y enfocarlos para un proyecto dirigido a colegios de todo el Perú.
-¿Hay muchos recuerdos personales tuyos que propiciaron estos relatos?
Sí. Como todas mis historias y de casi la gran mayoría de escritores, ese es el punto de partida. Estos cuentos son una imagen, una visión, una circunstancia que uno vivió en la realidad y que de ahí se jala la historia y (se) ficciona para que termine siendo un relato que ya pertenece a la fantasía.
-¿Cómo ha evolucionado tu escritura desde la aparición de tu primer libro de cuentos, “Viento en proa”, en 2002, hasta hoy?
La escritura al final es un poco una radiografía de quien tú eres. Este libro tiene trabajo de hace 15 años atrás, de hace cinco años y también de algunos meses atrás. De alguna manera, las preocupaciones que uno tiene en diferentes momentos de su vida son distintas. En un primer momento puedes estar más enfocado en el trabajo del lenguaje, luego tienes etapas en las que de pronto son las situaciones de injusticia social las que más te tocan, y en otros momentos quizás puedes intentar una exploración de la existencia humana. Tal vez conforme vas haciéndote más viejo te vas sorprendiendo de cosas que siempre diste por sentadas. Eso es un poco lo que tienen algunos de mis cuentos más recientes.
-¿Hay presente una ligera crítica al ‘sistema capitalista’ en el cuento titulado “Cusqueños”?
Sí, bueno, puede ser quizás la palabra capitalista u otra más suave. Es un cuento que trata de reflotar ese pequeño mundo que es un poco pre moderno, pre capitalista, en el que las condiciones de la comunidad, el intercambio, la solidaridad, son mucho más fuertes, por los espacios pequeños y por el mundo en que se vive, que el otro campo donde no conoces a quien tienes en frente, donde todas tus relaciones son puramente comerciales, ajenas a la vida y a la realidad del otro. No sé si sea una crítica pero por lo menos intenta ser una llamarada sobre cómo es el mundo en algunos lugares.
-El cuento que da título a tu libro es muy interesante. Todos hemos conocido alguna vez a una persona que parece no encajar en este mundo. ¿Qué crees que tiene de especial Blanca Nieves como personaje?
La literatura también es el espacio para todo lo no permitido, para la incorrección política, para sacar las bajas pasiones. Y si bien una persona distinta a la mayoría de la población en un espacio determinado no debería sorprendernos, para la literatura es más bien una bondad. Cuando estudiaba en San Marcos llegó una chica sin las características ‘habituales’, que claramente no pertenecía a ese entorno, que no quería hablar con nadie, e inmediatamente las preguntas propias de la literatura son “¿y tú qué haces acá?, ¿cuál es tu historia?, ¿qué te hizo caer aquí?”. Ahí comienza el cuento. Y (el personaje) es Blanca Nieves por la blancura de su piel. Es una ironía. Ella está exiliada en un lugar que claramente no es su hábitat natural. Este es un cuento de mi primer libro, “Viento en proa”, del año 2002, pero que sigue teniendo vida.
-La colección “Barrio de Papel” está prioritariamente enfocada en alumnos del Plan Lector. Luego de tu presentación en La Independiente tuviste contacto con varios estudiantes de escuela que se te acercaron a pedir les firmes tu libro. ¿Qué te parece la posibilidad de ofrecer tu trabajo a escolares a lo largo del país?
Pienso que, si bien uno no escribe necesariamente pensando en un lector, si se da el caso que un editor te dice “he considerado que este grupo de tus cuentos puede ir a ese público”, a mí me parece maravilloso. Tú no escribes pensando en “voy a hacer que mi país tenga más lectores”, pero si como beneficio colateral puedes lograrlo, pues genial. Es una maravilla que este libro me permita llegar a colegios, conversar con chicos, darles mi visión de la literatura, empujar el camión en ese sentido. Me parece una oportunidad que no imaginé pero que al mismo tiempo, cuando publiqué mis libros anteriores, he pensado ‘me gustaría que sea así’. Me gustaría ser un poco el modelo que fue Oswaldo Reynoso, que se iba de pueblo en pueblo con su maletín, vendía sus libros, llegaba a los colegios. Él era conocido en un entorno ‘subterráneo’ en la medida en que no estaba en los medios. Me han dicho que han vendido el libro en colegios de Ate y Comas, y me parece extraordinario. Me encantaría que chicos encuentren, quizás alguno de ellos, en la experiencia de la lectura de estos cuentos, lo que para mí fue encontrarme con las generaciones mayores de escritores que me motivaron a amar este oficio.