Aunque dejó de lado la opción de ejercer como médico, Daniel Rojas se valió de los varios años que estudió medicina (llegó a concluir su etapa de interno) para involucrarse a fondo en analizar y cuestionar la calidad de atención que se brinda a los pacientes en nuestro país.
Para ser más específicos, Daniel usó su experiencia como interno en un hospital del estado nivel III –y la de los que trabajaron con él y aceptaron dialogar al respecto—para elaborar un documento valioso que tiene un pie en las ciencias sociales y otro en la ciencia médica.
Y es que solo llevar los años necesarios de educación universitaria no asegura una atención óptima al ciudadano. Hay una serie de factores secundarios que pueden impedir que un paciente mejore su salud o se cure. Son esas condiciones “externas” las que aparecen en “Diario de un interno de medicina. Aproximaciones a la educación médica y al sistema de salud en Lima, Perú”, libro que Daniel Rojas ha publicado bajo el sello del Instituto de Estudios Peruanos.
Exceso de trabajo, insuficiente equipo médico, deformaciones académicas o actitudes autoritarias de los superiores pueden influir en que el ambiente dentro de un hospital no sea el óptimo, perjudicando siempre al último eslabón de la cadena: el ciudadano que muchas veces por falta de dinero se ve impedido de acudir a una clínica privada o pagarse un seguro de salud.
A continuación Daniel nos contará algunos detalles (en texto y video) sobre su interesante diario, el cual incluye su etapa como interno en las cuatro especiales básicas según los estándares peruanos: ginecología, medicina interna, pediatría y cirugía.
-¿Cuándo surgió el proyecto de escribir este diario y cuánto tiempo te tomó concretarlo?
Inició aproximadamente en 2011 porque en ese periodo yo estaba pensando en métodos para investigar la calidad de atención en un hospital. En medicina estaban más habituados a (investigar) los métodos cuantitativos, o sea, a realizar encuestas o herramientas parecidas; y es muy difícil lograr autorización para realizar una encuesta en un hospital que cuestione su calidad de atención. Entonces vi que en ciencias sociales se utilizaban mucho los métodos etnográficos y me llamó la atención la posibilidad de describir a través de la observación aquello que sucede en la realidad. Sin embargo, al no ser antropólogo, todo quedó primero en una curiosidad. Tiempo después me contacté con una antropóloga que me sugirió escribir un diario. Lo hice desde 2015 y durante seis meses (junio-diciembre). Luego de eso me tomó tres o cuatro meses más registrar algunas cosas extras (del periodo hospitalario) que me faltó recordar en lo escrito.
-Son muchos los estudiantes de medicina en fases iniciales o avanzadas que viven lo que tú viviste y quizás algunos incluso se animan a tomar notas. ¿Por qué decidiste publicarlo y someterlo al alcance de la sociedad en general?
Es importante que este diario salga a la luz porque cuestiona cómo se lleva a cabo la atención en los hospitales peruanos y porque, además, cuestiona la calidad de la educación médica. Esto es algo que afecta no solo a las personas (como usuarios del sistema de salud) sino también a los futuros médicos.
-Hablemos de médicos que por la mañana trabajan para el estado y por la tarde como privados. ¿Un doctor es el mismo profesional en un hospital público (hacinado, en crisis y sin presupuesto) que en una clínica costosa y sin carencias?
Antes de la entrevista te hablé del ‘Hábitus médico autoritario’, que es algo presente en todos lados. Que esto se modifique en mayor o menor medida con respecto a una clínica o a un hospital, sí, puede ocurrir. Hay que tener en cuenta algo: los pacientes en una clínica son diferentes a los de un hospital. En el primero, por lo general, son personas con mayor nivel educativo y que conocen sus derechos, por lo tanto, son más propensos a reclamar por lo que les corresponde y a saber cuándo son mal atendidos. Así que ahí hay una especie de ‘freno’ a la actitud autoritaria de los médicos. Mientras que en un hospital los pacientes no necesariamente son personas preparadas y pueden ser víctimas de abusos consciente o inconscientemente de parte de los médicos.
-¿Cuál es tu principal satisfacción personal al publicar un libro como este?
Sacar a la luz algo necesario. Hay pocas investigaciones así tanto desde las ciencias de la salud como desde las ciencias sociales. Entonces, una satisfacción grande es que intenté conjugar ambas áreas mediante un diario. Creo que los científicos sociales pueden mirar el sistema de salud como un objeto de estudio y a su vez el personal de la salud puede mirarse a sí mismo y detectar en qué falla para así poder mejorar.
-¿Los once años de estudios que uno necesita para ser un médico ‘completo’ terminan siendo mucho, poco o suficientes?
Me parece que es insuficiente. Se dice que ‘mientras más tiempo estés en un hospital, más aprenderás’. No sé, yo cuestiono eso, porque si tú estás de lunes a domingo, feriados y guardias incluidas, tu rendimiento va a bajar. ¿Qué puedes aprender así? En el internado muchos no quieren saber nada del hospital a partir de medio año, y supongo que pasa lo mismo con muchos residentes. El diario muestra la experiencia en un determinado hospital, pero habría que ver qué pasa en los demás. Respecto a tu pregunta, me parece un tiempo insuficiente porque siempre hay más cosas para ver y aprender.
-¿La deserción en la carrera de medicina es muy alta?
Sobre la carrera en sí no podría decirte datos exactos, pero en el internado recuerdo a uno que abandonó. Y me parece importante ver a los internos que faltan a sus guardias, no sé. En mi libro cuento cómo un médico decía a los internos ‘si te enfermas, ven al hospital, te curamos aquí y sigues trabajando’. Entonces, así como hay el factor ausentismo, también habría que ver qué tanto puedes apoyar tú en un hospital si estás resfriado o con diarrea, no sé. Me parecen situaciones absurdas pero con esta lógica médica de que ‘todos deben estar en la guardia’ algunos deben contener cosas que son incluso fisiológicas.
-Alguien que desconoce la carrera médica piensa porqué hay tan pocos médicos si sobran los estudiantes o egresados. ¿Qué tan gravitante –a nivel de Estado y de política de gobierno– es el tema presupuestal para contrarrestar esto que te menciono?
Perú es uno de los países que dedica menor presupuesto a la salud a nivel de América Latina. Por otro lado, habría que ver qué tan efectiva es la ejecución del mismo. ¿Cómo así en un hospital nivel III existen tomógrafos malogrados? ¿Cómo es posible que no se puedan hacer pruebas de embarazo en un área de ginecología? Entonces, aquí el tema es que o hay poco presupuesto o el que existe se ejecuta mal. Son puntos importantes que incluso son cuestionados en este diario.
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