Antonio Gazís: “Cada persona merece ser respetada y valorada en sus particularidades”

Como la historia de un niño con Asperger capaz de cautivar a todos con su rareza — entendida como interés por las cosas curiosas de la vida — se puede leer y disfrutar “Los elefantes de Borasino”. Se trata de la obra con la que el escritor Antonio Gazís (Callao, 1984) se llevó la última edición del Premio SM de Literatura Infantil El Barco de Vapor.

Formado como sicólogo, con una maestría en literatura y actualmente desempeñándose como catedrático universitario, Gazís tiene una corta pero interesante trayectoria en el ámbito de las letras. Ha publicado cuentos y novelas para niños y adultos.

En esta pequeña entrevista Antonio nos habla brevemente sobre Borasino, el niño que protagoniza su novela, pero también sobre sus inicios en la literatura. La desazón que le generó una primera mala experiencia se ha ido borrando poco a poco con nuevos emprendimientos, reconocimientos en certámenes como el Cuento de las Mil Palabras de “Caretas” y hoy un galardón muy bien dotado en lo económico gracias a Editorial SM.

-¿Cuánto de Borasino tenía el Antonio Gazís en su versión niño?

Sí, podría decirte que hay algunas similitudes. No tanto en la condición de Borasino, pero sí en algunas formas de pensar o conductas derivadas de ella.

-¿Cuánto conocías sobre el Asperger antes de escribir esta novela?

Yo estudié sicología y en uno de los cursos llevamos una sección sobre el Asperger. Desde ahí quedé fascinado por la manera en que personas con esta condición entienden el mundo. Luego de ello siempre quise escribir sobre un personaje con Asperger.

-Has estudiado sicología. ¿Cómo así decidiste ingresar a la literatura y escribir para que te lean y juzguen otros?

Empecé escribiendo unos cuentos sobre fútbol, motivado por las clases de literatura que llevé en letras. Pero el paso a exponerme públicamente fue cuando ya terminé la carrera y me di cuenta que disfrutaba mucho escribir. Pensé que sí era posible juntar unos 10 cuentos en un libro, y me decidí.

-¿En lo literario qué enseñanza rescatas de tu primer libro de cuentos “La plaza de los burros”?

Ese libro casi no tuvo ningún tipo de edición ni corrección. En ese sentido, si un chico intenta publicar algo por primera vez, le aconsejaría que desconfíe mucho y pida varias opiniones. Porque aunque tu primer libro parezca muy bueno, siempre necesitará cambios y mejoras. Y si el editor no te da ese feedback, pues no está haciendo su trabajo.

-Uno suele pensar “quiero escribir como él”. ¿Quién fue tu espejo cuando todo esto empezó?

Creo que para todos los de nuestra generación los cuentos de Julio Ramón Ribeyro son lo mejor. Él podría haber sido un espejo cercano, digamos, porque de afuera también están Jorge Luis Borges o Julio Cortázar. Ambos son geniales pero los siento un poco más inalcanzables. Ribeyro es tan fantástico como ellos, pero tiene un lenguaje quizás más a la mano.

-Luego de tu primer libro de cuentos vendría “Los guapos”, una novela para adultos.

Sí, ambientada en el Callao. Ahí ya hubo muy buen feedback. José Donayre es no solo un buen escritor sino un gran editor. Él me enseñó a que existe gente que hace bien su chamba. Hizo un buen trabajo con mi novela.

Antonio Gazís, autor de «Los elefantes de Borasino».

-Tras esto vendría tu etapa infantil/juvenil. ¿Crees que para este tipo de libros se precisa de una sensibilidad distinta o lo ves absolutamente igual a publicar para adultos?

Creo que la escritura es una sola. Uno escribe de las cosas que a uno le gustan, inquietan o movilizan. Todo empezó con “Teo y yo”, un cuento muy corto que yo creía era para adultos. Sin embargo, una bibliotecaria que vivía por mi casa me dijo “me gustó mucho tu historia para niños”. Entonces pensé: quizás puedo convertirla en una historia para niños. Ahí empezó mi camino por la literatura infantil.

-Me has dicho que te toma tiempo escribir un libro. ¿Hace cuánto da vueltas en tu cabeza la historia de Borasino?

Como nombre y como niño desde el año 2015, más o menos, pero no tenía muy claro que quería hacer con él. En abril de 2017 empecé a escribir la historia teniendo la idea Borasino como un niño raro, gracioso, casi como un dolor de cabeza para sus papás.

-Más allá de que muchos de estos libros van para el Plan Lector escolar, cuando se ofrecen en librerías no son los niños quienes los compran sino –por razones obvias—los padres. ¿Qué debería llevar a un padre de familia a comprar “Los elefantes de Borasino”?

Yo lo elegiría porque es un libro que nos enseña mucho sobre la diversidad. Todos somos únicos y algo extraños. Y este libro te enseña a que cada persona merece ser respetada y valorada en sus particularidades. Me parece que si un padre lee esta novela podría apreciar más a los niños que son un poquito distintos.

Compártelo