Mientras se escribe esta nota la Universidad Johns Hopkins confirma 14.9 millones de infectados por coronavirus a nivel mundial. A su vez, la cifra de muertos sobrepasa los 615 mil. Lo crudo de estos números y el plazo relativamente corto en el que se alcanzaron puede hacernos olvidar que antes ya hubo crisis similares. Efectivamente, no es la primera vez que decenas de miles de personas pierden la vida al no superar un virus o las consecuencias que este tuvo en su organismo.
En ese sentido, la aparición de “El cuerpo en palabras. Estudios sobre religión, salud y humanidad en los Andes coloniales”, libro que Gabriela Ramos — historiadora y docente peruana de la Universidad de Cambridge– acaba de publicar bajo el sello del Instituto Francés de Estudios Andinos, genera interés porque nos coloca frente a una interrogante clave: cómo reacciona el hombre (y la sociedad que este integra) en situaciones de emergencia.
Según relató la autora en un seminario virtual titulado “La salud en el Perú a lo largo de los siglos: Perspectivas de las ciencias sociales”, su libro ha visto la luz en un momento particularmente complejo. Y es que, mientras los científicos parecen correr por encontrar una vacuna para el coronavirus, países como el Perú ven morir casi 200 ciudadanos por día a causa del COVID-19.
“Cuando estaba investigando este tema, hace algunos años, no me imaginaba que íbamos a atravesar por estas circunstancias justamente el año en el que el libro estaba previsto de entrar a imprenta y salir”, señala.
Según la sumilla, el libro “estudia las formas de gobierno, las instituciones y las ideas sobre el cuerpo, la salud y la enfermedad que se gestaron y diseminaron en los Andes durante el período colonial. Estas involucraban la asistencia pública, la administración de los saberes médicos y la difusión de conceptos sobre el cuerpo y el ser humano, los cuales estaban fuertemente dominados por ideas religiosas”.
Llama la atención de forma especial uno de sus capítulos, referido a la epidemia sudamericana acaecida entre 1717 y 1720. Y es que, hace 300 años un contagio masivo dejó casi 400 mil víctimas en esta parte del continente. Cuenta Ramos en el seminario virtual organizado por IFEA que aquella epidemia “se inició en Buenos Aires y se extendió por el eje comercial más activo de la región (…) Tucumán, Potosí, Arica, Cusco, Arequipa y posiblemente Lima”. Pese a esto, las actividades comerciales no se vieron interrumpidas de forma total.
Si de síntomas se trata, Ramos apunta que este virus incluía desde la sensación de catarro hasta fiebres altas, dolores de cabeza y pecho, y en las últimas fases “las personas morían de fuertes hemorragias por la nariz y la boca”. ¿Puede compararse el virus causante de la epidemia sudamericana de inicios del siglo XVIII con el COVID-19? La autora prefiere hacer el parangón con el ébola, mal que golpeó con dureza al continente africano desde mediados de los noventa, logrando tasas de letalidad (según la OMS) de hasta un 90% en repúblicas como el Congo.
¿Qué pudo haber desatado este virus sudamericano tres siglos atrás? Para la autora, no debe soslayarse un contexto de cambios en el balance del poder global. “Los inicios del siglo XVIII son importantes en cuanto a cambios en el aspecto político y económico a nivel global. España fue especialmente afectada por estos cambios y sus colonias en Sudamérica fueron particularmente afectadas por los cambios”, indica.
Volviendo al presente, si hoy en varios países del mundo aparecen personajes explicando el coronavirus con teorías tan increíbles como poco sustentadas, con la epidemia sudamericana de 1720 no podía pasar lo contrario. Ramos refiere que para esta epidemia hubo “interpretaciones astronómicas, económicas, ambientales, políticas, morales y religiosas”.
Finalmente, un detalle no menor es la llamativa foto portada de “El cuerpo en palabras”. La imagen evidencia el desorden propio de un caos, pero como bien rescata Ramos, también son visibles personas tiradas en el suelo (sufriendo presumiblemente las secuelas de una hemorragia) y bestias cargando lo que serían cadáveres. «Ese mural fue pintado posiblemente un siglo después de ocurridos los hechos, (sin embargo) es interesante porque nos ayuda a pensar que la memoria de estos sucesos se mantuvo durante un buen tiempo no solo aquí sino también en otras partes del sur andino», concluye la historiadora.
(PUEDES LEER UN EXTRACTO DEL LIBRO AQUÍ)
SOBRE EL LIBRO
Título: “El cuerpo en palabras. Estudios sobre religión, salud y humanidad en los Andes coloniales”
Autora: Gabriela Ramos
Editorial: Instituto Francés de Estudios Andinos (IFEA)
Páginas: 193
A la venta en: El Virrey (información AQUÍ)
Precio: S/35