Óscar Colchado: «Gran parte de mi experiencia como escritor se la debo a la lectura de cómics en mi infancia»

Al borde de su aniversario número 24, “Rosa Cuchillo” es, sin lugar a dudas, una de las claves del éxito literario de Óscar Colchado Lucio (Áncash, 1947). A esta conmovedora historia sobre el mundo de los muertos y la violencia que asoló nuestro país algunos años atrás, se le suman otras como “Hombres de mar”, «Hacia el Janaq Pacha«, cada una de las aventuras de ‘Cholito’, y también títulos sumamente particulares como “¡Viva Luis Pardo!”.

Sobre esta última mención habría que decir, para ser algo más precisos, que se trata de la primera novela gráfica basada en una historia imaginada por Colchado. La segunda es la que motiva esta nota: «Rosa Cuchillo«. Aunque esto pueda hacernos pensar que el vínculo de este escritor con el cómic es reducido, la verdad es que estamos ante un creador absolutamente influenciado por este género.

Como bien lo menciona Óscar Colchado en esta entrevista, el cómic siempre estuvo en sus primeras lecturas. Recuerda especialmente aquellas producidas por la editorial mexicana Novaro, eje fundamental de las historietas en habla hispana a lo largo del siglo pasado. “Aprendí más de la historia de México por los cómics que por los libros de historia”, dice con una lucidez admirable.

Pero dejemos que el propio autor de “Rosa Cuchillo” hable de los orígenes de su ficción, hoy convertida en novela gráfica con soltura y contundencia por Daniela Gamarra. Estamos ante una genial oportunidad de repasar la historia de Rosa Wanka, su hijo Liborio y el perro Wayra.

– ¿Cómo surgió la posibilidad de hacer un cómic de “Rosa Cuchillo”?

Como es una novela que siempre tuvo buena acogida, Penguin Random House me propuso convertirla en cómic. Y acepté porque, como se trata de un libro que ha llegado y llega mucho a colegios, creo que este formato lo hace todavía más accesible a los escolares.

– ¿Qué le ha parecido el resultado final de este cómic que publica Random?

A mí me ha gustado. A lo largo de la elaboración del cómic me realizaron consultas y recibí los avances, no solo del guion sino también de las ilustraciones. Así que al final me ha gustado mucho.

-Esta pregunta se la hicieron mil veces. ¿Por qué cree que “Rosa Cuchillo” se convirtió en un pequeño clásico de la literatura peruana?

Sobre todo, porque revela una visión muy poco tocada por los escritores. Generalmente nuestra tradición literaria ha estado muy ligada a lo occidental. Casi todas las novelas y los cuentos tienen una influencia fuerte de occidente y de Norteamérica también. Sin embargo, las cosas más nuestras –que siempre han estado presentes a través de la literatura oral—nunca han sido llevadas a la escritura. Y la revelación de ese mundo mítico, mágico, que muy pocos conocen dentro del ámbito limeño, por decirlo de alguna manera, se refleja en esta especie de ‘Divina Comedia andina’. Creo que nuestro pensamiento andino ha tenido sus propias peculiaridades, algunas muy parecidas con el mundo de los muertos de las culturas europeas o asiáticas, pero también con diferencias y particularidades muy marcadas.

– ¿La protagonista Rosa Wanka es alguien completamente inventado o más bien inspirado en otra mujer?

Mi bisabuela se llamaba Justina y le decían ‘Jusi Cuchillo’, porque cuando era pastora dormía con su cuchillo bajo los pellejos pues temía ser agredida. Así que le puse a mi personaje Rosa Cuchillo porque me parecía la mejor forma de representar el símbolo de la vida (Rosa) y de la muerte (Cuchillo), pero más cosas también, como por ejemplo lo efímero en ambas instancias.

-En sus libros los animales tienen un lugar siempre importante. Hábleme sobre el perro Wayra.

Está inspirado en un perrito negro de ojitos con manchitas blancas alrededor. A ellos se les llamaba ‘perritos mágicos’. Según la tradición oral, (en la otra vida) estos canes nos ayudan a cruzar insondables lugares.

-En cuanto a la duración, los detalles o la forma de construcción, ¿cómo podría comparar “Rosa Cuchillo” con el resto de novelas que ha escrito?

“Rosa Cuchillo” me tomó 15 años. Durante ese tiempo reflexioné, ensayé y reescribí. Luego de todo ese tiempo finalmente se concretó. Sin embargo, hay otro libro que me tomó más tiempo: “Hombres de mar”, una novela que habla sobre la cosmovisión Mochica y los sucesos en el Puerto de Chimbote entre 1970 y el 2000, vinculados específicamente al tema de la pesca y sus conflictos.

– ¿Haríamos bien en pensar que “Rosa Cuchillo” es una historia para todas las generaciones?

Por supuesto. Adultos, jóvenes y niños pueden leerla sin problemas. Y me parece que encaja muy bien en lo que es el Plan Lector, pues actualmente en los colegios se le viene dando mucha importancia los cómics.

-Algo tal vez no muy difundido es su vieja relación con los cómics…

Debo gran parte de mi experiencia como escritor a la lectura de cómics en la infancia. Los leía profusamente y coleccionaba sus carátulas. Podría decirte que aprendí la historia de México leyendo cómic de la vieja editorial Novaro. Conocí entonces detalles sobre Hernán Cortés, Pancho Villa, Ténoch, Moctezuma, Francisco Madero, y muchos más. Lo mismo con la biblia, que la conocí tal vez mucho más mediante cómics que leyéndola directamente.

-Pero nunca se animó a dibujarlos usted, ¿por qué?

Lo intenté, claro, pero me di cuenta que la velocidad con la que funcionaba mi creatividad era muy difícil de comparar con la torpeza con la que avanzaba mi mano para generar los cómics, entonces decidí dedicarme solamente a escribir historias.

-En su novela está presente el mundo de los muertos, que es un tema recurrente en su literatura. Más allá de su faceta de escritor, ¿se detiene usted a pensar qué es la muerte?

Claro, pienso cómo será la muerte, el más allá, si será como nos lo pinta la literatura oral indígena, y si quizás sea como un soplo que nos apague de un momento a otro. Aunque tengo mis dudas, prefiero creer –como los antiguos peruanos—que la vida se prolonga más allá. Porque debe existir un ordenador del mundo y ese debe saber cuándo uno deja de existir para, tal vez, seguir existiendo quizás en otras vidas, encarnándose para purificar en espíritu hasta adquirir un espíritu que le permitirá ser música, luz o simplemente un ser etéreo como el viento. Tal vez eso hay en el más allá. 

(Foto derecha: Casa de la Literatura Peruana)

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