Ni el frío, la distancia o los años que lleva lejos de su Lima natal han hecho que Alékxander JJ Cassis Ramírez-Gastón pierda su fanatismo por el Club Universitario de Deportes. Es más, podría decirse que estas circunstancias adversas han hecho que esa predilección por la camiseta crema y todo lo que ella implica aumente cada vez más. Y tal vez esto último explique la dedicación que el autor tuvo para escribir uno de los libros más interesantes a nivel deportivo en el tramo final del 2023.
En “Génesis de Universitario. El nacimiento de una pasión popular” (Editorial Mesa Redonda, 2023), este historiador, actual funcionario administrativo del Ministerio de Trabajo de Suecia, recoge siete años de esforzada investigación en torno a los años previos a que el club más campeón del Perú sea el que todos conocemos: simplemente Universitario de Deportes.
Porque la ‘U’ de la camiseta crema, la garra y los ‘Matutazos’ tuvo un antes. Y como deja claro la lectura de este volumen, no fue algo que se creó espontáneamente o por la sola inspiración de un personaje iluminado. Detrás del cuadro más copero hay una serie de nombres y hechos, históricos, sociales y hasta políticos, que propiciaron la forja de una identidad capaz de perdurar por un siglo.
La investigación de Cassis Ramírez-Gastón comienza mucho antes de aquel 7 de agosto de 1924, fecha en la que se funda el hoy club bajo el nombre de Federación Universitaria de Fútbol. Repasa manifestaciones estudiantiles y grandes cambios en la educación superior. También escudriña en nombres como el del profesor Carlos Cáceres Álvarez, padre de la Educación Física en el Perú y promotor del primer Gimnasio Universitario de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Por último, repasa nombres de futbolistas –más allá del ídolo máximo Lolo Fernández—que cimentaron la identidad crema en circunstancias tan o más complejas que las actuales.
“Génesis de Universitario” es la primera parte de un trabajo histórico que el autor tiene en mente desde hace varios años. Según nos adelanta, el segundo volumen tendrá una incidencia mayor en la década de 1930, priorizando a una figura emblemática como el mítico ‘Cañonero’ Teodoro Lolo Fernández, hombre al que Cassis llama “unificador de la Nación”.
– ¿Se considera un hincha acérrimo de Universitario de Deportes?
Sí, es muy difícil dejar de pensar un solo día en el equipo. Ya forma parte de la vida misma. Así como uno piensa en su familia, Universitario se ha convertido en parte de una rutina, de saber cómo le va al equipo y, personalmente, para mí lo es más porque he tenido siete años pensando en este proyecto de libro, así que estuve mucho más cerca de la historia de la institución.
– ¿Ha sido de venir mucho al Perú para ver jugar a la U? ¿Tiene alguna anécdota siguiendo los partidos del club desde Suecia?
Vivo en una isla en el Mar Báltico, no exactamente en la capital de Suecia. Y, efectivamente, es un lugar algo remoto. Recuerdo cuando Universitario llegó a la final en 2013. Me entusiasmé tanto que adelanté mis vacaciones y vine a Perú. Mi idea era llegar al menos al partido en el Monumental, pero el partido de ida en el Cusco, que perdimos 3-2, ese día yo hacía escala en Nueva York, y logré encontrarme con un amigo del colegio que no veía hace 30 años. Nos juntamos en su casa en NY y fue muy grato verlo con él. Siempre hay un amigo o un hincha crema que, como yo, busca seguir el partido por redes. A veces falla mucho la señal, pero trato de seguir los partidos, al menos a través de una casa de apuestas en Suecia.
La final del 2023 la vi sin audio. Lamentablemente, el cambio de horario hace que la familia esté durmiendo y tuve que ponerme casi una almohada en la cara sin poder gritar los goles. Y luego, además, hay que esperar que no haya VAR o anulaciones. A mitad de semana las cosas se complican más porque la gente trabaja, están los vecinos, y estar despierto en la madrugada no es ‘normal’. Luego debo dormir a las 5 a.m. y a las 6:30 o 7a.m. levantarme para ir al trabajo. Es una rutina algo complicada. Pero guardo muy lindos recuerdos de experiencias así.
-El campeonato en Matute puso fin a una sequía de diez años sin títulos, siendo la U el equipo más campeón del Perú. ¿Cómo vivió usted esta década sin celebrar?
Para mí, como para la gran mayoría de hinchas, fue difícil. No solo la sequía de títulos sino las complicaciones y problemas al interior de la institución. La lucha para que haya juicios limpios, transparencia en las deudas, y muchas cosas que Universitario ha tenido que batallar, no solo dentro del campo de juego, sino que en lo institucional no ha tenido rumbo. Ha habido dirigentes que no han trabajado por la U sino por otros intereses. Esto ha generado una crisis institucional y de identidad. Esta es la segunda vez en la historia del club que pasa algo así –la primera fue entre 1949 y 1959–. Y esta vez era prácticamente traumático por el hecho de que hay una gran diferencia entre las épocas. Aquella primera vez la gente no solía contar las estrellitas en las camisetas. En esa época la gente jugaba y se divertía en el estadio igualmente. Ahora los campeones han sido Alianza Lima, Melgar, Sporting Cristal. Y fue algo deprimente, frustrante, principalmente para los nuevos hinchas no ver a su equipo campeón o incluso complicarse algunas veces con los últimos puestos. Creo que ahora hemos recuperado no solo un título sino el orgullo de muchos hinchas jóvenes que no tienen problema en vestir la camiseta en cualquier momento y cualquier lugar.
-Lo primero que deja claro el libro es que un club tan grande como la U no nace por generación espontánea, ni es para nada una gesta individual. Usted enumera una gran cantidad de nombres en los años previos a lo que terminaría siendo concretamente el Club Universitario de Deportes. ¿Este detalle lo asemeja o distancia de la historia de otros granes equipos del mundo?
Pienso que es muy difícil, por no decir imposible, que otro equipo, al menos en Perú, pueda generar un libro como este porque nosotros tenemos nuestras raíces en la Decana de América. No como hincha sino como peruano debemos decir que tenemos nuestras raíces en la universidad más antigua del continente. Y el propósito de este libro es precisamente ese, que el hincha de la U se sienta orgulloso de sus raíces, porque es algo inusual que un equipo se haya construido para representar el honor del país. Porque esa fue la idea inicial. San Marcos se estaba convirtiendo en el último bastión del deporte peruano, porque hace un siglo había una gran crisis y se precisaba formar atletas con mente sana en cuerpo sano. Y es algo que se necesita hoy y se necesitará siempre. No sé si exista una historia parecida, tal vez a nivel mundial tendríamos que pensar vínculos entre clubes y universidades, como LDU de Quito o la U de Chile, ambos provenientes del mundo universitario.
Carlos Cáceres Álvarez tiene una importancia vital en el libro. Transita varios momentos incluso antes de que formalmente exista el Club. Él viaja a Estados Unidos, trae la idea de la educación física y la propulsa como ningún otro. Inclusive fue entrenador. ¿Qué falta para ubicarlo a la altura de los grandes directivos de la historia inicial de la U?
Sin la presencia del doctor Carlos Cáceres Álvarez en la Universidad de San Marcos, la U no habría existido. Tal vez habrían existido equipos de fútbol o básquet con estudiantes universitarios, pero no equipos competitivos, ni tampoco existiría el símbolo de la U, campeón, y difícil de igualar. El símbolo de la U, ya Cáceres lo había descrito, después de nueve o diez años. En 1929, y eso está en mi libro, lo pone en una memoria del departamento de Educación Física, (dice) que somos campeones, que estamos en la cima del deporte nacional. San Marcos, dice, para ser precisos. “somos campeones de básquetbol, de remo, de fútbol. El emblema U es el máximo exponente de la caballerosidad deportiva en el país”. Y también expresa que todo esto es fruto de sus noches de insomnio. Ahí, entonces, recién declara que todo esto le costó. Ahora, el nombre de Cáceres Álvarez se menciona ya en algunos otros libros sobre la historia del club. En “Y dale U”. También en tomos escritos por el ingeniero Rafael Quiroz Salinas, quien pone en uno de estos volúmenes en alto relieve a Cáceres Álvarez y a Guillermo Gastañeta. Él dice que “estos dos profesores pueden ser considerados como padres de la institución”. Pero, ¿qué se necesita para que Carlos Cáceres Álvarez sea conocido a nivel nacional como un referente de Universitario? Que los actuales directivos lo mencionen en actividades o cuando sea posible. Yo espero que poco a poco, cuando la gente se haya nutrido de tanta información, podrán discutir y decidir tomar en cuenta la historia. Más aun estando en pleno centenario. Han existido discusiones sobre quién fue el primer entrenador de la U, algunas fuentes decían que era Adolfo Berguer, un atleta suizo. Ahora vienen nuevas informaciones que deben asimilarse.
Hay un capítulo en el libro que se titula “La lealtad universitaria en crisis”. Ahí cuenta cómo instituciones rivales se acercan a estudiantes universitarios para que jueguen para ellos y tal vez les ofrecen mejores propuestas económicas y beneficios. Es un momento clave porque habla un poco de la esencia del deporte antes de los millonarios contratos que vemos hoy.
Las intenciones de la federación atlética y deportiva del Perú, que también fue cambiando de nombre con el tiempo, era que los universitarios se presenten como una unidad para poder reconocerlos como una confederación universitaria. Pero lógicamente no era algo fácil. La crisis que mencionas de 1926 coincide con una estadía de Cáceres en Francia. Había viajado a unos cursos. Lo interesante es que para ese entonces ya existían otros líderes, como como José Rubio Rolando, que vendría a ser el primer presidente de Universitario. Hay una carta publicada en El Comercio donde expone su preocupación, hace un llamado a los universitarios para defender a su alma mater, señalando que era un orgullo defender a San Marcos. Y a veces no puedes obligar a un deportista a defender a su universidad, pero la idea era que sientan orgullo por sus colores. Lo mismo que ocurre hoy en día: tú debes querer una camiseta para defenderla. Nosotros queremos como hinchas que los que estén en la cancha, si no son los mejores del mundo, pues entonces que amen la crema. Un ejemplo es Aldo Corzo, que no es un jugador técnico, pero se ha superado mucho y siempre da todo en la cancha. Ya posteriormente, cuando Cáceres regresa de Francia, se decide cerrarle las puertas del gimnasio universitario a los jugadores que no iban a defender la camiseta de San Marcos, o sea de la U. Ahí marca la diferencia, porque él lo toma como un acto desleal. El doctor Cáceres era como persona muy disciplinado y eficiente, pero también ‘de armas tomar’. Tenía fuerza y su palabra valía. Era director y una persona muy capacitada. Ahora, estos muchachos lógicamente recibían ofrecimientos como viáticos, mejores propinas, y te estimulaban para defender otros colores como el Regatas, el Club Unión, y otros equipos del medio. Entonces, poco a poco se fue formando este carácter de amor a la camiseta. E incluso hoy, cuando un jugador no la suda se nota rápidamente desde la hinchada. En 1925, muchos deportistas llamaban la atención por su resistencia física, por su disciplina y juego colectivo. Eso despertó el interés de instituciones rivales para llevárselos y que defiendan otras camisetas. Ahí se vio mermada un poco nuestra situación, sin embargo, yo creo que esta crisis fue buena porque se dieron cuenta de que si tenían que jugar por San Marcos no era por dinero sino por amor al alma mater y defenderla con cariño.
Cuenta también el libro que las camisetas iniciales eran cocidas por familiares de los futbolistas. Y un detalle que resalta es, entre otras cosas, el imperdible que sostenía el emblema de la U…
Baldomero, hijo del doctor Carlos Cáceres Álvarez, me contaba que su madre, Susana Santamaría, bordaba algunas de las insignias de la U. Lógicamente que no era solo ella sino también las madres y hermanas de los jugadores que en sus casas supongo se habrán juntado a hacer eso para después colocarlas en la camiseta con un imperdible. Luego están las primeras banderas, también hechas por esposas y hermanas. Hay muchas anécdotas. En un retorno desde Huaral, tras hacer unos primeros partidos, el doctor Álvarez recibe a los jugadores en su casa, brindan por San Marcos, pero también por la presencia de lo que hoy podría llamarse embajador de Uruguay en Perú. Dos de sus hijos fueron fundadores de la U: Rafael y Daniel Fosalba. Hay una relación también allí entre los profesores de educación física del Uruguay y de Perú que se instruyeron en la misma escuela en Estados Unidos. Creo que también ese método tiene que ver con la ‘garra’, crema y charrúa. Porque son métodos en donde tú entrenas y educas al atleta para tener mejor resistencia física, actitud de saber ganar y saber perder. Y esto me hace recordar al llamado ‘Matutazo’ de hace poco, porque si sabes perder no apagas la luz. Y de eso se trata la educación física, de poder entrenar y si tu rival te supera, darle la mano, reconocer la victoria y volver a entrenar para poder vencer en la próxima oportunidad. Es el Fair Play o juego limpio. Y esto también viene del nivel olímpico. Por eso que en los inicios del club está involucrado mucho el comité olímpico. Y el profesor Cáceres también representó al Perú en el Comité Olímpico y nos representa también en Berlín. Pero eso ya vendrá en el próximo libro.
¿Cuál es la explicación más exacta respecto al color crema de la camiseta de Universitario de Deportes?
Es una pregunta muy controversial y difícil de contestar. En primer lugar, no estoy a favor de la teoría de que (la camiseta) se manchó, porque no hay pruebas, y es muy difícil que una insignia de color granate manche toda una docena de camisetas hasta volverlas color crema. No me parece una versión con credibilidad. Pero también hay otros aspectos que no se han discutido mucho. ¿Por qué habría la necesidad de cambiar la camiseta del color blanco al crema? Y la gente no sabe cuándo. En mi libro trato de exponer que el color blanco, el albo, es por lo menos hasta fines de 1931. Así que no es que la U el 7 de agosto o el 10 de agosto (de 1924) ya está jugando de color crema. Fueron muchos años con camiseta blanca. De un momento a otro se cambia al crema por otros motivos, incluso políticos. En 1932 hubo conflictos, se cerró la San Marcos. Si no me equivoco fue el 7 u 8 de mayo el gobierno de Sánchez Cerro clausura la universidad y justamente en ese periodo de problemas políticos en nuestro país es donde la U aparece con camiseta crema. Porque la Universidad de San Marcos y el gimnasio universitario estuvo clausurado todo ese tiempo. Nadie puede entrar a entrenar ahí. Lo que sí te puedo decir con seguridad es que, para que el equipo haya tenido una camiseta crema ha tenido que haber un consenso, haberse discutido y aprobado en un equipo de gente. No fue decisión de una persona. Ahora, nosotros sabemos que el que está detrás de esta decisión o de la compra de camisetas es Eduardo Astengo. Él, según algunos compañeros se llevó a la tumba el secreto. Y no sé por qué nadie se lo preguntó en vida. Es rarísimo de que recién ahora se hable del tema. Y él incluso llegó a ser presidente de Universitario en la década del 48-49-50. Son muchas las versiones y yo aporto con las piezas de un rompecabezas.
No podemos terminar la entrevista sin hablar de Lolo Fernández, ídolo máximo de la U. Ahora imaginar un clásico U vs Alianza hoy es rivalidad, odio, insultos y hasta bronca. Pero usted describe al ‘Cañonero’ primero como un eslabón entre generaciones y segundo como una especie de unificador de la Nación. ¿Por qué?
Tengo la suerte de tener un familiar muy viejito que de joven vio a Lolo y recuerda sus hazañas, de cómo lo vio jugar contra Racing, o cuando metía los taponazos. ‘Pateaba como una mula, era una bestia’, me contaba. Lolo es una leyenda viviente para una generación. Era muy humilde, carismático, y seguramente ningún hincha rival le tenía bronca. Fue considerado el primer ídolo nacional que tuvo el Perú. Y para ser visto así, los hinchas tienen que rendirle homenaje, y lo hicieron en 1935 al regresar de Chile. Lo levantan en hombros en el Callao porque él fue el eje del ‘Rodillo negro’. Ahí te das cuenta el cariño que le agarraron. Son muchos los referentes que reflejan la imagen institucional de Universitario de Deportes. Pero Lolo Fernández tenía algo distinto: el gol. Porque Lolo levantaba al aficionado. Era, además, una persona leal. Jugó por Universitario sin sueldo alguno, porque fue amateur. Para mí Lolo Fernández no solo es el primer ídolo y el más grande, sino que además es un digno representante de la educación física en el Perú. Justamente sus valores y su presencia en los campos de juego defendiendo camiseta de rivales es un ejemplo para todos, porque al jugar por otros defendía el honor del Perú a través de ellos. ¿Y por qué un eslabón? Por todas las enseñanzas que dejó esa primera generación, porque él llega a los 17 años. Él es el último de su generación y se queda hasta 1953. Entonces es una persona importantísima para que los próximos equipos lo vean como un referente. Él nunca fue capitán, pero simbolizaba como nadie la humildad y el juego colectivo.