Gabriel Sandoval: “La colección ‘Bordes’ es un destilado de lo mejor de la literatura latinoamericana publicado por Planeta”

Una interesante apuesta de Editorial Planeta facilitará que algunos autores que, hasta hace menos de cinco años luchaban por publicar en la capital de su país de origen, hoy puedan llegar a otras latitudes en Ámerica Latina. Así veremos, por ejemplo, a “Lluvia”, fantástico libro de cuentos de la peruana Karina Pacheco en librerías de Bogotá, Buenos Aires, Santiago o Ciudad de México.

La colección ha sido denominada “Bordes” y, en palabras de su principal impulsor, Gabriel Sandoval, director de Planeta para México, EE.UU. y Centroamérica, espera tener un centenar de notables títulos circulando hacia finales del año 2020.

En esta primera etapa, “Bordes” agrupa –además de la ya mencionada Pacheco—al también local Juan Manuel Robles y a los escritores Betina González, Josefina Licitra, Juan José Becerra, Tomás González, Andrea Mejía, Juan Pablo Cuenca, Adolfo Macías, Antonio Ortuño, Liliana Blum y Rafael Pérez Gay.

Aquí nuestra charla con Gabriel Sandoval sobre cómo surgió “Bordes” y a qué público apunta.

-¿Cuándo surgió la idea de la colección “Bordes” y cuántos títulos agrupa en esta primera etapa?

Surgió en noviembre del año 2018, en la Feria del Libro de Guadalajara. Se la planteé a mi grupo de colegas y al consejero delegado (de Planeta) en Latinoamérica. Sucede que cuando teníamos un autor literario peruano, chileno o argentino y se buscaba instalarlo en otro territorio esto era muy complicado porque la industria ha cambiado mucho. Hoy existe una competencia que no había hace 20 años. Y entonces resulta muy difícil llevar a determinado autor e instalarlo en una librería (de otro país), y que a su vez tenga la suficiente exposición en la sección de novedades. En algunos casos la editorial invertía en traer autores de otros países para que haga dos o tres días de prensa, pero luego volvía. Así era muy difícil que este pueda competir frente a escritores locales o contra los grandes sellos de la industria. Esto ocasionaba que los libros terminaran pronto devueltos o quizás imprimiéndose en mucha menor cantidad, casi como un print on demand. Eso no le pasaba solo a Planeta, sino también a otras editoriales, porque no es una cuestión de ejercicio de voluntad de los editores, sino un tema de incapacidad comercial, pero no por falta de recurso humano, sino porque simplemente era imposible.

-Eso es lo que busca doblegar “Bordes”…

Así es. La colección busca armar un ejército, una armada literaria en la que todos se apoyen entre sí. Para un librero siempre es mucho más difícil sacar (de los estantes) una colección que sacar a un solo escritor o título. Eso permite que el texto tenga algo más de presencia en el país destino. Llámese un peruano en México, un argentino en Chile, o un mexicano en Colombia. Entonces, “Bordes” publica simultáneamente en toda América Latina los doce títulos que componen la colección. Entre ellos están obras de autores como Juan Manuel Robles, Antonio Ortuño, Tomás González, Karina Pacheco, Andrea Mejía, Josefina Licitra, entre otros. Y además, estamos publicando clásicos. Viene “La invención de Morel” de Bioy Casares, “Triste, solitario y final” de Osvaldo Soriano, y más.

-Entonces, no estamos ante una colección de “nuevos talentos”…

No lo es. “Bordes” es un destilado de lo mejor de nuestro catálogo literario latinoamericano para Latinoamérica. En esta primera etapa no hemos pensado todavía en el público lector de España.

-¿Quién define o sugiere qué autores de cada país ingresan a “Bordes”?

Esta es una colección que se crea, piensa y maqueta en México. Luego se pone en un sistema digital y cada editor lo podrá tomar. Sin embargo, esto no quiere decir que desde México se escojan a los autores. Lo importante aquí era compartir inteligencias. Entonces, el director editorial de Planeta Perú dice ‘estos son los que yo propondría’. Lo mismo en Chile y también en Argentina. Eso lo conversamos y vamos sacando un plan editorial que para fines del 2020 debería tener un centenar de títulos circulando.

Uno de los libros de la colección «Bordes», el de la periodista y cronista argentina Josefina Licitra.

-Tampoco esto es una colección de los autores que más venden en cada país…

Al contrario, porque los autores que más venden tienen otras posibilidades comerciales fuera de su país. “Bordes” se alimenta de cinco sellos literarios de nuestro holding: Tusquets, Seix Barral, Destino, Emecé y Joaquín Mortiz. La colección agrupa autores literarios que normalmente son minoritarios (o sea que tal vez no tienen tanto público), pues el impulso que queremos dar es a ese sector de nuestro catálogo. Como te digo, otras firmas se manejan en circuitos de marketing y publicidad distintos. Era aquí donde veíamos que había una debilidad.

-Noto que esta primera docena de títulos sale también en versión digital. ¿Qué otras características uniformizan la colección?

Sí, todos se venderán simultáneamente en digital. En la contratapa viene un recomendador, el país de origen de su publicación, y casi en el 98% de los títulos usamos la portada original del texto y luego la adaptamos a esta estética casi vintage, con una Polaroid. Es una colección que además va en formato bolsillo Premium porque además nos planteamos llegar a un lector arriesgado que, por ejemplo en Ciudad de México, se anime a comprar el libro de la peruana Karina Pacheco. Esos lectores son usualmente jóvenes o gente con algunos años más, pero lista para descubrir nuevos autores. Para todo ello necesitábamos un precio accesible.

-Leí tu CV y has trazado en poco tiempo una trayectoria sumamente interesante. ¿Cómo analizas la salud del mercado editorial en Latinoamérica? Sacando de tu análisis los textos de programas como el Plan Lector, que tienen casi un público asegurado.

Yo soy peruano y a los 17 años me fui a Chile. Allí fui editor de Alfaguara. A los 25 me ofrecieron la dirección editorial de Planeta en Chile, y a los 30 me ofrecieron la dirección de Planeta en Norteamérica (México, Centroamérica y Estados Unidos). En el medio de todo eso propuse abrir Planeta Perú. Se contrató a Sergio (Vilela) y tuve que hacer el primer scout de autores aquí. Todos sabemos que el Perú es un país con un comercio muy informal y afectado por ese gran lastre que es la piratería, sin embargo, creo que a la vez integra un mercado latinoamericano que ha crecido mucho, y “Bordes” también es una reacción a que antes la mayoría de escritores pensaba más en España como la tierra de las oportunidades y no nos percatábamos de que Latinoamérica en su conjunto es un territorio fantástico, con mucho mercado y lector inteligente.

Por ejemplo, nuestro país tiene un grupo de lectores muy ‘sibaritas’. El lector peruano vive muy en el día a día, informado, pendiente de la actualidad. Colecciones como “Memoria Perú” –que sacó muy bien María Fernanda Castillo—dan fe de ello. En Chile, a pesar de que es el único país que mantiene el impuesto (IVA) sobre los libros, se ha crecido mucho. Y Argentina, que hoy tiene un problema económico generado por los gobiernos que ha tenido en los últimos años, quizás dejó de ser el gran país que aportaba mucho a las casas matrices, pero tampoco es que haya dejado de vender libros. Sigue siendo un buen mercado. Sobre México, ni qué decirte. Me parece que es la tierra de las oportunidades dentro de la región. Es un mercado muy desarrollado, fuerte y de mucho consumo. Veo a América Latina como un gran espacio para ser editor, lector y para crear nuevos contenidos.

-¿En Latinoamérica el precio del libro sigue siendo un factor preponderante al momento de decidir la compra?

Sí, pero no solo para los libros, sino para todo. Sin embargo, yo creo que la mayoría de gente que consume algo lo hace porque quiere, no porque puede. Tienes a tiendas como Saga o Ripley que ofrecen tarjetas con intereses nada baratos, y aún a pesar de esto todo el mundo consume cosas. ¿Por qué? Porque quieren hacerlo. Entonces, así como quieren comprar un auto nuevo o una pantalla plasma de 60’ cuando tal vez solo les alcanza para una de 32’, pienso que en los libros pasa lo mismo. Si tú hoy quieres comprar un libro de Pacheco, Robles u Ortuño, el precio te va a afectar, pero va a ser mucho más fuerte el deseo de tenerlo. Obviamente, los precios tienen que estar acorde al mercado. Poner un precio es algo sumamente difícil pues no puedes estar ni muy arriba ni muy abajo del precio del mercado. Eso es algo que debes tener claro.

-Finalmente, ¿cuál consideras que es el mercado editorial más parecido al peruano?

Colombia y México. Tenemos idiosincrasias similares. En Ciudad de México descubrirás barrios muy parecidos a los limeños. Tal vez México y Argentina son mucho más diferentes de lo que son México y Perú en similitudes. Creo, además, que tenemos muchos diálogos en común. En temas de contenidos (libros, películas y más) somos más dúctiles de adaptarnos entre nosotros mismos y de entendernos.

Gabriel Sandoval nos habla sobre la colección «Bordes».
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