Luis Hernán Castañeda: «‘Cuentos de ida y vuelta’ reivindica al español como lengua y al Perú como centro»

Los clásicos reparos iniciales que generan antologías, muestras o selecciones literarias se desvanecen cuando uno tiene la posibilidad de leer las piezas escogidas por sus editores. En el caso de “Cuentos de ida y vuelta” (Peisa, 2019), compilación a cargo de Luis Hernán Castañeda y Carlos Villacorta, queda claro que los 17 autores seleccionados se ganaron su sitio a pulso.

Desde la premiada Claudia Salazar Jiménez hasta el reconocido internacionalmente Daniel Alarcón encontramos en este libro autores de una capacidad innegable. Está también Richard Parra (reseñado más de una vez en la prensa española), Juan Manuel Robles (elegido para el último Bogotá 39) y Francisco Ángeles, autor de quizás la mejor novela peruana publicada en este año.

Más allá de su talento, los seleccionados en “Cuentos de ida y vuelta” tienen como denominador común haber nacido luego de 1970, casi todos en Lima (15 de 17) y haber vivido (o continuar viviendo) en los Estados Unidos. Este país –lleno de contradicciones,  por momentos hostil para los migrantes, pero en ocasiones también escenario del ‘sueño americano’—los acogió por distintas circunstancias, alterando su forma de ver la vida.

Para bien o para mal, y eso es algo que destaca Luis Hernán Castañeda en esta entrevista, la estadía en Estados Unidos influirá en futuras obras de estos seleccionados. Porque como es evidente, todos tienen un largo camino por delante en la literatura.

-Aunque esta es una muy buena selección, hablemos primero de las ausencias. ¿Qué otros nombres crees que podrían haber encajado en este libro?

Para esta muestra hemos seguido un criterio de calidad, más allá de lo temático, lo cual no implica que no haya otros escritores que podrían haber entrado. Pienso, por ejemplo, en Diego Trelles, un autor que si bien hoy radica en Francia y tiene una identificación muy fuerte con París, pasó una década en EE.UU. y eso se percibe en su obra. También está Dany Salvatierra, un autor muy interesante que si bien oficialmente radica en Lima, pasa gran parte del año viajando por Estados Unidos. Así que nuestro texto no tiene un propósito exclusivo ni excluyente.

-Han seleccionado autores nacidos de 1970 en adelante. Si nos remontamos algo más atrás, ¿qué otros escritores nacidos en Perú y que pasaron por EE.UU. podrías destacar?

Peter Elmore, autor que conjuga muy bien la faceta crítica con la creativa. Y el otro es Juan Carlos Galdo. En ambos casos se ve la presencia de la academia como matriz, hogar y como espacio desde el cual se escribe. Hay más nombres pero entraríamos en una discusión mucho más extensa.

-¿Qué propició que Europa deje de ser ese imán para los autores peruanos, como lo fue algunas décadas atrás, y termine siendo reemplazado por los Estados Unidos?

A partir de ‘Boom’ hay autores importantísimos –como el mismo Mario Vargas Llosa– que empiezan a viajar a Estados Unidos para ser profesores visitantes, con periodos más o menos cortos, y que empiezan a abrir una ruta distinta hacia EE.UU. que pasa por la Academia y por los departamentos de español en distintas universidades (los cuales empiezan a surgir en la segunda mitad del siglo XX). Ese fenómeno abre un espacio y el ‘Boom’ entonces consolida la importancia de América Latina en EE.UU. Luego de eso la cosa ha cambiado un poco porque, como dice Pedro Ángel Palou, se perdió un poco a todo nivel ese glamour propio del ‘Boom’. Los autores que (hoy) estamos allá trabajamos como profesores que son parte (fija) de estos departamentos, por lo que tenemos una residencia permanente en Estados Unidos. Algunos quizás van y vienen, pero la mayoría están afincados, lo cual se debe a la apertura del mercado académico estadounidense, al tamaño del país y a las oportunidades que estos factores generan.

-¿Cómo surgió la idea de armar esta antología de narradores junto a Carlos Villacorta?

Irónicamente estábamos en un evento literario en París y alguien nos contó que unos editores habían tenido la idea de crear una antología de autores peruanos. La condición para participar en esa selección era que los cuentos estuvieran siempre ambientados en algún lugar del Perú. Estaba prohibido escribir sobre un lugar ajeno al área de nacimiento. Entonces quisimos hacer algo diferente. Pensamos en una antología pero sin la imposición temática. Es curioso porque, aunque los 17 cuentos presentados tienen como tema a Estados Unidos, eso nunca fue una regla, sino que surgió naturalmente de cada autor. Unimos fuerzas y creo que Carlos Villacorta ha sido un coeditor magnífico con el que trabajé muy bien.

-Los autores de esta antología no viven necesariamente cerca unos de otros en Estados Unidos. Sus zonas de residencia son en Nueva York, Vermont o Filadelfia. Teniendo en cuenta esto, ¿cuán frecuente es que ustedes se junten a tomar un café y hablen de libros cara a cara?

Nos juntamos en Lima, en las ferias y a veces (risas). Es interesante lo que dices. Algunas antologías se centran en ciudades determinadas, como por ejemplo Nueva York. Ocurre que al ser varios de estos autores también académicos, su lugar de residencia responde a los caprichos del mercado (universitario). Cuando uno termina el doctorado intenta buscar trabajo en cualquier lugar de Estados Unidos y al final puedes terminar donde menos te lo esperas. En mi caso, antes de ir a Vermont tenía muy poca información sobre ese lugar. Y sí, es cierto, estamos muy dispersos, cubrimos diferentes estados, realidades, ámbitos, no sé, rurales y urbanos. Existe entonces una visión bastante amplia de EE.UU. en la cual la ciudad ya no es el núcleo principal sino que hay una mirada mucho más descentralizada, lo cual es irónico porque venimos todos de un país muy centralizado como el Perú.

-La gran mayoría de los autores de este libro son nacidos en Lima. Teniendo en cuenta esto, ¿cómo definir la presencia y el peso de esa capital en las ficciones escogidas?

Creo que Lima tiene una presencia fantasmal en los relatos. En mi cuento (“Los milagros de la ruta 7”) hay esa nostalgia que le pasa a cualquier migrante. Ese deseo de ‘volver’ que se manifiesta apenas uno sale de la ciudad y que lo vas trabajando. A veces es más fuerte y en otras ocasiones más tenue. Este es un texto bastante fragmentario y arroja una mirada bastante distanciada pero a la vez emotiva sobre Lima. Así que creo que la capital se convierte en la ciudad del pasado, de la infancia, casi en un lugar simbólico. Y eso es un terreno muy fuerte para mi literatura y para la de otros, como la que vemos en el cuento de Rocío Uchofen (“La bola de luz”), que presenta una mirada nostálgica de Lima pero quizás ‘historizada’. La mía es la de una Lima más bien eterna.

-¿Encuentras mayor afinidad en los cuentos escritos por las tres mujeres que integran esta antología?

No necesariamente. Claudia Salazar presenta un cuento con una visión kafkiana de Nueva York (“Carta a Salvador”). Jennifer Thorndike presenta un cuento de autoficción (“Desierto”), de una profesora que se enfrenta a situaciones muy duras en el Estados Unidos intolerante y xenófobo de hoy. Y también está Rocío Uchofen con un relato más bien nostálgico que aborda una anécdota familiar del pasado. Lo que sí quiero dejar en claro es que siempre consideramos necesario incluir voces femeninas en esta antología. Esa es una deuda de la literatura peruana. No hemos incluido a todas, y pienso en nombres como el de Miluska Benavides, una escritora que estuvo en EE.UU. y tengo entendido que acaba de retornar al Perú.

-¿Sueles recurrir mucho a la lectura de antologías de literatura peruana o latinoamericana? ¿Cuáles recomendarías?

La verdad es que no uso antologías para mi enseñanza personal. Lo que trato de hacer es crear mis propias selecciones de acuerdo a mi propia lectura de la tradición, sin embargo, puedo pensar en textos como “Se habla español” (Paz Soldán y Fuguet), “Sam no es mi tío” (Fonseca y El-Kadi) y finalmente una algo más clásica de Peisa, “16 cuentos latinoamericanos”.

-Al ser muy jóvenes los autores de la antología uno podría pensar que lo mejor de su obra está todavía por venir. ¿Crees que el haber vivido en el EE.UU. de hoy influirá en sus próximos libros?

Sin duda. Nunca se sabe dónde está la cúspide de un autor. En algunos puede ser en el primero y en otros en el último libro. Sin embargo, tengo la certeza (y la información) de que algunos autores de esta antología alistan libros (de novelas o cuentos) en los que Estados Unidos tendrá una presencia importante. Es más, de lo que existe ya, se ve muy claramente en novelas como “Nuevos juguetes de la Guerra Fría” (Robles) que ocurre (en gran parte) en Nueva York o “Adiós a la revolución” (Ángeles). Así que cualquier espacio rural o urbano de los Estados Unidos seguirá convirtiéndose en un espacio peruano. Hemos ‘conquistado’ estos lugares.

-Cuéntame sobre la presencia de Marco Avilés, quizás el caso más singular de tu libro pues él es fundamentalmente periodista y cronista, mientras que los demás son narradores de ficción.

Este es un libro que tiene un núcleo y ciertas fugas también. El núcleo era el de autores residentes actualmente de forma más o menos duradera o permanente en el país (EE.UU.) y que además escribieran cuentos de ficción. Pero nos pareció interesante incluir ciertas ventanas hacia otras cosas. La crónica, por ejemplo, es pariente más o menos cercana de la auto-ficción o de la autobiografía. Entonces incluimos crónicas (Avilés y Alarcón) para mostrar esos parentescos. También nos interesó sumar textos no necesariamente clásicos, sino más bien tipo ‘prosas apátridas’. Pienso en el texto de Carlos Villacorta (“Cómo leer el tarot”), que es bastante fragmentario. Entonces, hay una propuesta y una anti-propuesta, con un espíritu siempre combativo y lúdico de nuestra parte.

-Entiendo que Alarcón tiene toda (o casi toda) su obra en inglés. A Claudia Salazar le han traducido “La sangre de la aurora”. ¿Cuán difícil es ‘dar el salto’ de ser un autor peruano que escribe originalmente en castellano y luego ser traducido al inglés y que sus libros se vendan en librerías de EE.UU.? ¿Hay mercado para las traducciones del español al inglés?

No se venden muchas. Existe un mercado pequeño. No sé si está en crecimiento, no tengo las cifras. Mira, yo te diría que hay diferentes posiciones y niveles de deseo de los autores con respecto a las traducciones. En mi caso, el interés está pero tampoco me he acercado mucho a eso. Esta es una antología en español que reivindica el español como lengua y Latinoamérica y el Perú como centro. No es una antología que proponga un salto hacia ningún lugar sino más bien un regreso. Lo cual no significa que el libro no vaya a ser traducido en el futuro. Nos encantaría. Esa es un tema que debemos ver con Carlos Villacorta más adelante.

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