Jorge Volpi: “Los medios se siguen manteniendo en la idea de convertir la justicia en espectáculo”

Uno de los escándalos mediáticos más grandes en la historia del México del siglo XXI fue el detonante de la brillante novela con la que Jorge Volpi ganaría el Premio Alfaguara 2018. El autor de libros como “En busca de Klingsor” y “Memorial del engaño” dio un giro drástico a su método de trabajo para hacer posible “Una novela criminal”.

Haciendo uso de técnicas periodísticas, el actual coordinador de Cultura de la Universidad Autónoma de México indagó a profundidad en torno a la escandalosa detención del mexicano Israel Vallarta y la francesa Florence Cassez en diciembre de 2005.

Acusados de integrar una banda de secuestradores, ambos personajes tendrían destinos opuestos. Ella volvería a su país en 2013 y él permanece 14 años detenido sin sentencia. Lo polémico del caso –que generó una crisis diplomática entre México y Francia– echa luces sobre excesos que las autoridades cometen al intentar impartir justicia.

De la misma forma, el caso que originó esta novela evidenció que para muchos medios de comunicación tropezar con la misma piedra es habitual. Sobre estos factores conversamos brevemente con Jorge Volpi.

-No sé si está mal pensar que luego de tanta investigación y tanto trabajo, porque eso te costó “Una novela criminal”, lo natural era esperar un premio. ¿Cómo lo ves?

Me siento muy afortunado por haber ganado el Premio Alfaguara. Sé que hay gente que trabaja mucho en sus libros y tal vez no recibe recompensa alguna.

-¿Cuál sería la gran enseñanza a rescatar de esta incursión por las técnicas periodísticas?

Creo que la enseñanza en sí fue hacer trabajo periodístico por primera vez. Había hecho trabajos académicos o investigaciones para libros históricos, pero nunca entrevistas como las que hice esta vez. Tampoco había podido revisar tantos archivos ni contrastar tanta información periodística previa. Así que para mí fue una gran enseñanza el intentar ser lo más riguroso posible.

Jorge Volpi y «Una novela criminal».

-¿Crees que fue algo más desgastante que en tus obras de ficción pura?

No, simplemente diría que es un tipo de escritura distinta. En todo sentido. Cuando lo empecé quería decir de qué color era el uniforme de Valeria, la primera chica secuestrada. Si hubiera escrito un libro normal probablemente hubiera dicho azul y punto. Pero en esta ocasión tenía que ir a la página web del colegio donde ella estudió para luego afirmar que era azul con rayitas. Y así con las demás cosas.

-De los actores que aparecen en tu libro, ¿crees que hay una mayor responsabilidad en las autoridades? Porque son finalmente ellas a quienes elegimos o a quienes sostenemos con nuestros impuestos.

Sí, los principales culpables en esta historia son las autoridades que manipularon, torturaron, sembraron pruebas, cambiaron los expedientes y mintieron. Mira, fue impresionante lo que hicieron los medios de comunicación y su complicidad en la operación, pero es el gobierno, la policía y el Estado quienes tienen la mayor responsabilidad.

-Vi varias veces el video del periodista Carlos Loret de Mola ofreciendo disculpas por haber caído en ese ‘teatro’ alrededor de Israel y Florence. ¿Crees que del lado de los medios todo se termina con una disculpa?

No, porque vemos que los medios se siguen manteniendo en la idea de convertir la justicia en espectáculo. Y eso pasa todo el tiempo, no solo en México o en Perú sino en todo el mundo. Entonces creo que los medios siguen cometiendo una intromisión en la justicia muy clara.

Carlos Loret de Mola disculpándose en Televisa Noticias.

-Hoy existe Netflix, redes sociales y la gente tiene mucho más dinero para acceder a tecnología. ¿Crees que la televisión tiene el mismo efecto que tuvo diez o veinte años atrás?

No. En México la mitad de la gente sigue viendo solo televisión abierta, entonces no hay que creer todavía que la TV abierta no tiene influencia. Y en Perú imagino que las cosas son parecidas. Sin embargo, también es cierto que la aparición de las redes sociales ha transformado justamente el cómo se construye la realidad. Las fake news que en alguna época provenían solo de la televisión, pues ahora circulan todo el tiempo en las redes sociales.

-En una parte de tu libro haces mención a la personalidad de los presidentes de los países involucrados: Sarkozy (Francia) y Calderón (México). ¿Crees que con otros mandatarios la situación hubiera sido distinta?

Sí, creo que con dos presidentes menos protagónicos, menos convencidos de su propia importancia, menos obcecados, tal vez las cosas habrían sido distintas. Y sí, es obvio que fue distinto porque cuando los presidentes pasaron a ser François Hollande y Peña Nieto, con un perfil completamente distinto, Florence Cassez salió de la cárcel.

-¿Cuál es la explicación lógica para que Israel Vallarta siga en la cárcel?

Pues no la hay. Él tuvo una mala defensa pero también un sistema que permite que haya una prisión preventiva de más de 13 años. Eso es algo absurdo.

-Uno ve a México y piensa en un país que está mejor que el Perú, sin embargo, hay temas como la crisis del sistema judicial que compartimos con clara notoriedad.

México es un país muy grande, un país rico, pero donde la riqueza está muy mal distribuida. Y es un estado fallido en términos de impartición de justicia. Tan fallido como lo es quizás Venezuela.

-¿Cómo hiciste para no llevar esta historia hacia lo espectacular? Porque finalmente hablamos de una relación sentimental, al menos en su inicio. ¿Cómo alejarse de la posibilidad de escudriñar en la intimidad y más bien centrarse en lo social?

Me parecían interesantes algunos aspectos de la relación personal pero sentí que el libro no podía centrarse en eso. Y al final de cuentas el texto terminó convirtiéndose en una investigación sobre las posibilidades de la verdad, en una denuncia del sistema de justicia a través de ellos (los protagonistas).

-Evidentemente, tampoco estamos frente a un reportaje, porque tú le añades algunos detalles personales a la narración. ¿Cuáles podrías mencionarnos?

Bueno, hay momentos en donde existen ciertas lagunas en el caso, así que me permito especular, imaginar y por lo tanto inventar qué podría haber pasado, algo que no se hace en el periodismo. También hay recursos literarios, cambios de tiempo, anáforas, repeticiones, y sobre todo en la construcción del ritmo narrativo, que es más propio de una novela.

-Recuerdo el caso de Frida Sofía, una niña supuestamente desaparecida luego de un fuerte terremoto en México en 2017. Luego todos se disculparon, otra vez…

Ahí estaban nuevamente los medios de comunicación y las autoridades. El mismo secretario de Educación dijo que habían hablado con la niña, cuando esta nunca existió. Es otro claro ejemplo de acción negativa de los medios  en una situación de conmoción nacional.

Así se cayó el caso Frida Sofía.

-El punto de rating sigue siendo preponderante…

Sí, presiona para que ocurran estas cosas.

-¿Si esto lo hubieras escrito como un reportaje periodístico en su totalidad te habría salido solo la mitad de las 500 páginas que tiene la novela?

No sé, tal vez tres cuartas partes de ese total.

-Que el Premio Alfaguara haya permitido que la publicación se conozca en toda Hispanoamérica es también una forma de hacer visible el caso…

Sí. Sin el premio creo que el libro se habría publicado pero tal vez hubiera sido solo algo local, tal vez un documento de un caso demasiado mexicano. Sin embargo, ahora ha podido circular por Latinoamérica y España y esto permite ver que hay muchas coincidencias con otros casos en cada uno de estos países. La corrupción del sistema de justicia en el Perú no se aleja tanto de esto.

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