La Sonrisa Vertical: una colección literaria con más historia de la que podrías imaginar

Un error sería pensar que el Premio La Sonrisa Vertical fue solo uno más en la historia de los galardones de la literatura hispana. Surgido en 1977 por iniciativa del cineasta y erotómano Luis García Berlanga y Carmen de Moura — cofundadora del sello Tusquets junto a su entonces esposo Óscar Tusquets– la distinción arrastra nombres fundamentales si de creación literaria hablamos.

Dos años después de que la dupla conformada por Berlanga y Moura se siente a idear este laurel, Susana Constante (Argentina, 1944) sería la primera en llevárselo con «Educación sentimental de la señorita Sonia». Desde aquel 1979 transcurrieron 26 ediciones (solo cuatro de ellas declaradas desiertas) hasta que el concurso llegaría a su fin.

¿Qué llevó a cancelar el Premio La Sonrisa Vertical en 2004? Ni siquiera los fundadores tuvieron reparos en ser francos. El género erótico se había debilitado. O para ser más precisos, terminaría por adherirse a la narrativa tradicional. Cabe recordar que en los setentas, España y el mundo en general eran tangencialmente distintos a la actualidad.

Retomando lo que había detrás del Premio, no puede soslayarse que sus libros y muchos otros más fueron parte de una colección del mismo nombre que Berlanga y Moura se encargaron de cuidar con finura. Allí entraron no solo ganadores como Grandes, Mercedes Abad o Ana Rossetti, sino también invitados de la talla de Vargas Llosa, García Márquez, Fernando Aramburu, e inclusive algunos creadores no hispanos como Milan Kundera, Italo Calvino, Haruki Murakami, etc.

«Elogio de la madrastra» de Mario Vargas Llosa publicado en la colección La Sonrisa Vertical de Tusquets.

La colección La Sonrisa Vertical avanzaba a paso lento pero firme mientras Tusquets crecía en un mundo literario sin grandes conglomerados editoriales como el actual. Surgiría luego un hombre clave: Antonio López Lamadrid, simplemente Toni (segundo esposo de Moura), quien entregaría nada menos que 31 años de su vida al sello. Con cientos de títulos publicados y vendidos en varias latitudes, la editorial no sería ajena a la crisis y protagonizaría acercamientos y retrocesos comerciales con Planeta.

Asociarse con una editorial de este tamaño facilitaría no solo un respaldo financiero sino además que los libros de Tusquets y, por supuesto, colecciones como La Sonrisa Vertical o Andanzas, tengan la posibilidad de reeditarse y redistribuirse con mucha mayor facilidad. Comenzando nomás el mes de julio del 2014, De Moura dejaría el máximo cargo en Tusquets para ser reemplazada por Juan Cerezo, viejo conocido suyo y prestigioso editor literario.

En una entrevista a Ana Estevan, entonces coeditora de la colección La Sonrisa Vertical, publicada en 2009 por el portal “20 Minutos”, esta supo reconocer que, aunque la colección se fundó en los setenta, sería en los ochenta cuando esta tuvo su mayor esplendor. Tampoco se negó a admitir que el cine y otras artes llegaron a competir palmo a palmo con el género literario erótico, tal vez golpeándolo en demasía y haciéndolo “perder fuelle”.

“La principal causa es que la literatura en general, el cine y muchas otras artes han ido erotizándose. Por otro lado, el aumento de la pornografía legal se ha llevado a los que buscaban en la literatura erótica simple excitación sexual”, señaló entonces.

LA SONRISA VERTICAL EN PERÚ

Más allá de que Mario Vargas Llosa haya publicado “Elogio de la madrastra” en La Sonrisa Vertical a finales de los ochenta, hoy en día otro factor acerca esta colección a nuestro país. Planeta ha puesto a disposición de los lectores peruanos títulos como “Ligeros libertinajes sabáticos” (Mercedes Abad, 1986), pero sobre todo ha estrenado un catálogo de obras del género erótico firmadas por compatriotas como Fortunata Barrios (Lima 1965), quizás la autora ideal para este paso adelante.

El libro con el que Abad ganaría la 8va edición del Premio La Sonrisa Vertical es un conjunto de 10 cuentos en los que temáticas como la sexualidad, el homosexualismo, los fetiches y los sueños eróticos se balancean con armonía. Podríamos decir que los primeros cinco relatos están por encima en calidad que los que les siguen. Con personajes inimaginables como Pascualino, Bernabé Lahiguera, la duquesa Pámfila de Casis o la señora Johnson, protagonizando situaciones que bien podrían encender la llama de la pasión en lectores que se inician en este particular género.  

En el caso de Fortunata Barrios, “Es mi vida” es una novela epistolar adaptada a los tiempos casi modernos. Dos amigas (Amalia y Vero) se confiesan uno a uno sus secretos vía correo electrónico. Desde su espacio, cada una evidencia una insatisfacción sentimental/amorosa que bien podría hacernos sentir identificados. En un ida y vuelta plagado de revelaciones, las inseguridades y miedos tomarán el protagonismo de un relato compacto y de lectura sumamente ágil.

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