«Crema Paraíso» de Camilo Pino: reírse de lo que alguna vez nos hizo lucir serios

Emiliano, un venezolano adicto al Candy Crush, recibe una invitación imposible de rechazar: 20 mil euros y todos los gastos pagos por asistir a un programa de televisión en Alemania. El requisito fundamental es ir acompañado de su padre, Alfonso Dubuc, un viejo poeta venezolano agobiado por delirios de grandeza, deseos sexuales y un placer irrefrenable por la limonada frapé de la heladería Crema Paraíso. Cuando el viaje finalmente se concreta, padre e hijo terminan envueltos en una especie de ‘Gran Hermano’ teutón al que “hasta las piedras ven”. Ninguno puede dar marcha atrás porque no solo perderían el dinero ofrecido, sino que además correrían el riesgo de ser obligados a pagar una multa con un dinero que, evidentemente, no tienen.

Así podría resumirse la idea central de “Crema Paraíso”, la nueva novela del escritor venezolano Camilo Pino (Caracas, 1970) que acaba de publicar el sello Alianza Editorial. Estamos ante una propuesta solvente que tiene un pie en la comedia y otro en el drama tercermundista/literario/sexual. 

La primera voz es la de Emiliano, un tipo sin grandes aspiraciones, hijo de padres separados que termina viviendo en Miami, la tierra de las segundas oportunidades. Es allí donde recibe la llamada telefónica que podría cambiarle la vida. La posibilidad de formar una alianza con su papá por un fin monetario se convierte en una forma de retomar lazos sanguíneos que parecían postergados. Bien dicen que uno nunca termina de conocer a sus progenitores.  

Luego es el padre quien tiene la chance de contar su historia. El inusitado éxito de su pieza “Instituto Postal Telegráfico” lo consagra como el poeta más exitoso de su generación. La invitación para participar en un evento en la Casa de las Américas de la Cuba castrista lo emociona, aunque el resultado final termina revirtiendo por completo sus expectativas. Ese viaje, con momentos épicos en lo humorístico — como cuando Dubuc, muy afectado por un platillo de cerdo en mal estado, busca desesperadamente un baño y encuentra uno de olor insoportable y con el “asiento tibio” — es probablemente lo mejor de la novela.

Aunque muchos la vean como una historia sobre padre e hijo, considero que “Crema Paraíso” es mucho más que eso. Estamos ante una novela literaria, o para decirlo de forma más precisa, frente a una novela sobre literatura. Desde la cólera que le genera a Alfonso Dubuc que la Academia Sueca le haya dado el Nobel a “un pobre cantante pop” como Bob Dylan, hasta el odio de Emiliano hacia los libros “y su asquerosa tinta, su olor sintético, tóxico”. Todo encaja en un mismo universo.

Por si fuera poco, a lo largo de la historia seremos testigos de cameos sumamente divertidos. Desde un Alfredo Bryce enfadado con la “inútil” revolución, hasta un Ernesto Cardenal fascinado con “las negras y jóvenes con los dedos largos”, pasando por un Mario Vargas Llosa retratado junto a su novia Isabel Preysler en la revista “¡Hola!”. Efectivamente, si en la novela de Pino hay esas fiestas socialistas a las que no faltaron muchos escritores e intelectuales de los ochentas, también hay espacio para portadas de revistas que nos sonarían muy actuales.

Saltos temporales, una compleja relación padre – hijo, personajes secundarios que aparecen y desaparecen para robarle sonrisas al lector, pero sobre todo un adecuado ordenamiento de los hechos que propicia una lectura sin respiro. Entonces, el rompecabezas llamado “Crema Paraíso” finaliza con la misma sensación de cuando empezamos a armarlo: placer. Y es que hasta la pieza más humorística de todas resulta literatura si detrás hay un escritor convencido.

SOBRE EL LIBRO

Título: “Crema Paraíso”

Autor: Camilo Pino

Sello: Alianza Editorial

**En la foto, la portada de «Crema Paraíso» y la fachada de la Casa de las Américas de La Habana**

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