Santiago Posteguillo: «En España y Latinoamérica la lucha por el poder es algo muy intenso»

Novelar la vida de Julio César es para Santiago Posteguillo el mayor desafío literario de su carrera. El escritor nacido en Valencia acaba de presentar en España y Latinoamérica “Roma soy yo”, la primera de las seis entregas que tendrá su saga sobre el mítico emperador romano.

En la presente nota, compartimos siete preguntas formuladas por la prensa internacional al autor de Ediciones B sobre su libro, pero también en torno a su método de escritura, y fundamentalmente a la pasión que siente por los orígenes de la civilización occidental.

Fue inevitable que “Libros a mí” le consulte en torno a los motivos por los que una obra como “Roma soy yo” (y las cinco posteriores) podría interesar a un lector peruano, teniendo en cuenta que nuestros orígenes son algo distintos. Su respuesta, sin duda, merece la pena leerla.

¿Por qué consideras el momento preciso para publicar esta saga sobre Julio César y por qué has decidido dividirla en seis libros?

Hablo demasiado y me he auto introducido en un enorme desafío literario. ¿Por qué ahora? Siempre he querido escribir sobre Julio César, es un personaje que me ha fascinado. Es el personaje paradigmático del mundo romano. Es el eje en torno al cual pivota toda la historia de Roma y probablemente la de toda la civilización occidental. Pero es de tal magnitud el personaje que yo sentía que tenía que equiparme de conocimiento del mundo romano suficiente para entender la complejidad de matices que tiene el personaje. Así que escribí de Escipión para entender las circunstancias que crean a César. Con él yo creo que puede entenderse cómo Roma derrota a Cartago y entonces se transformará en esa gran metrópoli del mundo occidental. Llega mucha riqueza, pero esta no se distribuye de forma equitativa, surgen las tensiones sociales. Los populares defienden que se reparta más el dinero, la riqueza y las tierras con el pueblo, y los Optimates son esos pequeños grupos de familias que quieren retener toda la riqueza. En ese enfrentamiento político es donde surge César.

Y luego al escribir sobre Trajano o sobre Julia, lo que me resultaba evidente era que cualquier emperador, emperatriz o gobernante después de César se miraba en él como un espejo. Entonces, teniendo el antes y después de César me siento en las condiciones idóneas para contar esa bisagra central de la civilización romana. Por eso he esperado. Y lo de los seis títulos, es porque después de mucho pensarlo, no he visto forma de meter en una trilogía la juventud de César, su ascenso político, la guerra de las Galias, el enfrentamiento civil contra Pompeyo, Cleopatra y los idus de marzo. A mí eso no me cabe en tres novelas. De la forma en que me gusta contar las cosas, no me entra en tres novelas, así que en mi esquema mental han de ser por lo menos seis. No sé si hago bien en anticiparlo, porque ahora hay una gran presión para que las vaya haciendo, pero esto es mi mayor desafío literario.

¿Crees que la figura de Julio César, su eco y la herencia que nos ha dejado llega hasta nuestros días?

Completamente, hasta nuestros días. En la novela vemos momentos donde se está juzgando a un senador bajo unas leyes que ha dictado Sila, mediante las cuales a un senador romano solo lo podían juzgar, los jueces (que) eran otros senadores romanos. No había jueces independientes. Y creo que el tema de la independencia de la justicia es algo que me temo que ni en un lado de Atlántico ni en otro terminamos de tener resuelto. Lo que pasa es que yo soy un poco como Plauto. A él le gustaba hacer reflexionar sobre el mundo de su tiempo, pero como no quería ir a la cárcel, situaba sus obras 200 años antes en Grecia. Yo intento ser más precavido y sitúo mis novelas 2 mil años antes en Roma. Pero César está tan entre nosotros que a veces no somos conscientes. La palabra Káiser –emperador en alemán—viene de la palabra César. La palabra Zar viene también de César. Por todo esto creo que, tal como me lo han dicho lectores y periodistas, “Roma soy yo» es mi novela más actual, aunque hayan pasado más de 20 siglos”.

¿Por qué Julio César es un mito en la historia? ¿Cuál es ese encanto misterioso que lo rodea?

Es un mito porque toda su vida es mítica. Es como el David contra Goliat. Es ese joven fiscal inexperto, pero cargado de ideales y que quiere luchar por la justicia contra ese Goliat corrupto, poderoso, con dinero, jueces comprados y los mejores abogados. Y luego resulta que políticamente es tremendamente hábil. Solo comete un fallo en su vida y por magnanimidad. Militarmente es también un genio, lo cual lo hace destacar más en su tiempo. Y luego vivió una de las historias de amor más fascinantes de la humanidad, que es ese choque de Julio César y Cleopatra. Aunque aquí me estoy adelantando ya a la segunda novela, y estoy contando el nacimiento de Cleopatra, y ella empieza a pedir páginas y páginas, pese a ser entonces solo una niña. Nos vamos a pasar cuatro novelas más hasta que se junten, pero es que aquello debió ser impresionante. Y para colmo, Julio César tiene el final que tiene. Así que es todo un mito. Y encima está en el centro de una transformación político – social que como he intentado hacer ver mantiene total actualidad. Por eso Julio César nos atrae tanto, desde lo novelesco tiene una vida fascinante, y desde lo histórico es clave.

Santiago Posteguillo es escritor y catedrático universitario.

¿Cómo acercarías tu nueva novela a un lector peruano? ¿De qué forma Julio César y la historia de Roma pueden enganchar en un contexto con antepasados y referencias muy distintas a las que tú escribes en tus novelas?

Las referencias no son tan distintas entre unas sociedades y otras cuando hablamos de la lucha por el poder. Creo que tanto en mi país como en los de América Latina el tema de la lucha por el poder es algo muy intenso. Y Julio César es la encarnación viva de lo que es la lucha por el poder. Entonces, en cada país van a encontrar un montón de referencias. En la misma “Roma soy yo”, en las manipulaciones políticas que hace Sila frente a Mario, que es su otro oponente. Las luchas políticas, aliados, traidores, gente que se pasa de un bando a otro, creo que todo eso lo podemos encontrar en mayor o menor intensidad en cada uno de nuestros países. Por eso estoy convencido de que un lector peruano se va a sorprender leyendo “Roma soy yo” y pensando: ¿pero Santiago me está hablando del siglo I A.C. o ha leído las noticias políticas de ayer en Lima? La evolución humana en cuanto a la lucha por el poder no ha cambiado.

¿Nos vas a revelar muchos más secretos sobre Julio César?

Creo que sí. No son secretos en el sentido de la mayor parte de las cosas que voy a contar pueden encontrarse en una buena biografía sobre Julio César. Lo que pasa es que, aunque el personaje pueda ser mundialmente conocido, lo que popularmente se conoce de él son aspectos más subrayados, como su muerte, Cleopatra, las Galias, y quizás la guerra civil con Pompeyo. Pero todo eso es parte de un engranaje. Por ejemplo, para la guerra de las Galias, debo explicar en mi siguiente novela que César no se levantó un día de la nada y ejecutó un plan premeditado de conquista. Él tenía planes totalmente distintos, pero ocurren una serie de acontecimientos que hacen que tenga que verse inmerso en esas circunstancias. Y hemos dicho que en más de una ocasión está a punto de morir, pues eso volverá a aparecer constantemente en la saga. Hay algunas situaciones que son más conocidas que otras. Pero sí pienso que algunos secretos van a tener mucha más visibilidad de lo que tienen habitualmente con relación a la vida de Julio César.

¿Cuál es la importancia de la novela histórica en la literatura?

Todos los géneros son muy importantes, pero sí es verdad que hay dos géneros literarios que dan respuesta a dos preguntas que normalmente muchos nos hacemos a lo largo de nuestra existencia: ¿a dónde vamos y de dónde venimos? El a dónde vamos, le suele dar respuesta el género de la ciencia ficción. Lamentablemente, casi todas las obras de ciencia ficción reciente suelen ser terribles distopías. Y eso es para planteárselo. Pero a la pregunta sobre de dónde venimos, es la novela histórica la que da respuesta. Y lo hace de una forma que puede ser amena, entretenida y accesible. Por eso creo que este último género ha sido, es y seguirá siendo muy querido por los lectores.

¿Cómo ha sido el proceso de usar la ficción para rellenar esos vacíos que hay en la historia de César?

Me hago una especie de esqueleto narrativo con los datos históricos que conocemos. Por ejemplo, del juicio conocemos de qué se acusa a Dolabela, quiénes son los defensores, los jueces, el fiscal, y sabemos el veredicto. Pero no hay diálogos, interrogatorios, contra interrogatorios a los testigos. Eso es lo que yo he de añadir. Lo que pasa es que lo tendré que añadir debe ir de acuerdo a que los participantes son los que conocemos, el veredicto ha de ser el que sabemos que fue, y tendré que insertar todos estos diálogos en ese esquema judicial que me explica un catedrático de derecho romano. Entonces, relleno lo que no está, pero sin cambiar ni el contexto histórico, ni las normas ni costumbres de la época, sino recreándolas, ni cambiando los datos históricos. Pero dentro de eso sí puedo ir añadiendo los diálogos que además le dan mucha fortaleza dramática al texto. Porque sin duda dramatismo habría en ese juicio.

Compártelo